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sábado, 12 de febrero de 2011

Plan Copartir: para “Lograr el sostenimiento integral y permanente de la obra evangelizadora...”

El Señor nos dice: "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos..." (Mt 28,19). Esta exhortación de Jesús a evangelizar a todos los hombres no es una discreta invitación sino un auténtico llamado a realizar nuestra vocación cristiana.

La Iglesia, fiel a este llamado, renueva constantemente su compromiso evangelizador a través de innumerables obras de promoción humana, de asistencia social, de formación, de atención espiritual y sacramental. Cada comunidad trabaja por fortalecer sus lazos y vivir la comunión, brindar los sacramentos, hacer crecer sus instituciones, mantener su parroquia, misionar en el barrio, asistir a los más necesitados...

Esta enorme acción pastoral es posible gracias a la generosa participación de miles de personas que brindan su tiempo, su entusiasmo, su saber hacer y que colaboran desinteresadamente con dinero o bienes materiales.

Pero, así como es mucho lo que como Iglesia hacemos, también es mucho lo que no podemos realizar: a veces nos falta gente, otras no contamos con personas preparadas para tareas específicas, a veces no logramos organizarnos, nos suelen faltar recursos materiales, y generalmente no tenemos suficiente plata para atender la creciente demanda de la realidad.

Por lo tanto, llevar adelante la obra evangelizadora, supone buscar caminos, también “evangelizadores” para sostenerla y hacerla crecer.

El Plan Compartir nació y se está desarrollando para responder a la necesidad de sostener la obra evangelizadora, a través de medios que también son evangelizadores en sí mismos.

Te invitamos a que conozcas la propuesta y te sumes a ella.



Cómo surge el Plan Compartir

El tema del sostenimiento de la obra evangelizadora de la Iglesia estaba planteado entre los obispos desde hace algunos años.

En 1996 la Conferencia Episcopal Argentina encomienda al Consejo de Asuntos Económicos, presidido entonces por el Arzobispo de Resistencia, Mons. Carmelo Guiaquinta, que estudie la cuestión.

Se conforma un equipo de trabajo, se desarrolla una propuesta denominada entonces Proyecto Compartir, y meses después comienza a aplicarse en cuatro diócesis como experiencia piloto.

A la luz de las experiencias positivas, en 1997 la Conferencia Episcopal aprueba por unanimidad las líneas generales de Compartir. También aprueba el Planteo General para la Reforma Económica de la Iglesia en Argentina, donde se propone “asumir como idea madre de la solución la formación de una nueva conciencia en el pueblo de Dios –fieles y pastores- en cuanto a la comunión de bienes y a la manera de recaudarlos y administrarlos” (Nº 9) y se invita a las diócesis a sumarse al Proyecto Compartir (Nº 10).

Compartir nació así para una dar respuesta al problema del sostenimiento de la obra evangelizadora, con la idea de crear una nueva conciencia y de formar agentes de pastoral. Los obispos entendieron que este problema no era sólo económico sino fundamentalmente catequístico, y decidieron actuar sobre la causa y no sobre el efecto inmediato.

Al año siguiente, en 1998, la Conferencia Episcopal explicita el fundamento teológico-pastoral del ya denominado “Plan Compartir”, a través de la Carta Pastoral “Compartir la Multiforme Gracia de Dios”, y comienzan a sumarse nuevas diócesis.

Desde entonces los obispos han ratificado en distintas oportunidades la importancia de Compartir (en varias Asambleas Plenarias por ejemplo), y han buscado darle mayor impulso a través de las renovadas líneas pastorales de "Navega Mar Adentro" de mayo de 2003 (explícitamente en los números 63 y 89).

En 2002, al renovarse el Consejo de Asuntos Económicos, presidido por el Arzobispo de Mendoza, Mons. José María Arancibia (2002-2008), se propuso afianzar la marcha del Plan Compartir en nuestras diócesis, como parte de la nueva evangelización emprendida por la Iglesia en la Argentina.

Y el actual Consejo de Asuntos Económicos, presidido desde noviembre de 2008 por el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Mons. Joaquín Sucunza, se propone profundizar el trabajo que se viene realizando, buscando una mayor integración con las diversas realidades pastorales de nuestra Iglesia.



El objetivo del Plan Compartir


Compartir es un plan que busca crear una nueva conciencia en el Pueblo de Dios con respecto al tema del sostenimiento de la obra evangelizadora. Esta nueva conciencia se traduce en prácticas más solidarias, eficaces, transparentes y ejemplares, asumidas con mayor corresponsabilidad y vividas desde la pobreza evangélica.

Compartir propone una modalidad de trabajo y un conjunto de herramientas muy concretas que una comunidad parroquial o diocesana, adopta y adapta en función de su propio plan pastoral y de su propia realidad particular:

Como cada comunidad es única, cada una vivirá su “propio” Plan Compartir.


El objetivo general de Compartir es:

Lograr el sostenimiento integral y permanente de la obra evangelizadora de la Iglesia en la Argentina, creciendo en el compartir de nuestros tiempos, talentos y dinero, y renovando la cultura de gestión.



→ “Lograr el sostenimiento integral y permanente de la obra evangelizadora...”

Se entiende que el término sostenimiento no se reduce a lo económico, porque abarca también el trabajo de las personas que colaboran con la evangelización, sin las cuales sería imposible precisamente sostenerla.

Y agregamos integral y permanente porque no se trata sólo de afrontar los gastos fijos, sino también –por ejemplo- brindar un mejor servicio a los necesitados, asumir la formación de nuestros agentes pastorales, o dar mayor proyección a nuestros proyectos pastorales, con recursos estables en el tiempo.

De este modo, “lograr el sostenimiento” es un ideal dinámico que alude a un camino permanente, porque aunque contáramos con recursos suficientes, esa situación nos ofrecerá nuevos desafíos pastorales.

Notemos de paso que el sostenimiento no es un fin, sino un medio para realizar la obra evangelizadora. Así se evidencia nuevamente que Compartir no es un fin en sí mismo, sino que debe estar en función de la tarea evangelizadora de cada comunidad.



→ “...creciendo en el compartir de nuestros tiempos, talentos y dinero y renovando la cultura de gestión”

Así como el sostenimiento es la meta, crecer en el compartir y renovar la cultura de gestión son los medios para alcanzarlo.

Cuando hablamos de “crecer en el compartir...” estamos proponiendo trabajar para crecer en el espíritu de comunión de bienes, que es, en definitiva, el ideal de toda comunidad cristiana. Nuestras comunidades ya lo están viviendo: personas que brindan su talento, que ofrendan dinero y alimentos, que aportan su valioso tiempo. Lo que se busca es acrecentar el sentido de pertenencia y mejorar las condiciones para que más personas se sientan parte de la comunidad y brinden con alegría lo que son y lo que tienen.

Y cuando hablamos de “renovar la cultura de gestión” estamos proponiendo renovar la manera de hacer las cosas. Mejorar la organización, la participación, la comunicación, la administración. No son temas menores porque, por ejemplo, una mala administración nos puede llevar a desperdiciar recursos, o una deficiente organización nos puede llevar a duplicar esfuerzos.

Compartir propone un proceso de renovación orgánica y de conversión personal en nuestras comunidades que demanda convicción y perseverancia “Llevar adelante este proceso requiere un cambio de mentalidades, actitudes y prácticas. La reforma económica de la Iglesia ha de pasar necesariamente por la conversión al Evangelio de Jesús” (NMA 89).



Pilares que lo sustentan

Compartir se sustenta principalmente en una espiritualidad de comunión que brota del Evangelio. Esta espiritualidad marca el estilo de trabajo, la estructura que lo impulsa y la manera que se sostiene.

Pilares sobre los que se afirma [Carta pastoral “Compartir la Multiforme Gracia de Dios” Nº 29. Conferencia Episcopal Argentina, 1998]:

Corresponsabilidad: Un corazón convertido al Evangelio se siente naturalmente corresponsable con la obra evangelizadora de su comunidad. Esto implica, a su vez, esforzarse para que más personas participen activamente y se sientan parte importante en esta obra.

Solidaridad: Es el signo visible de que nuestro amor es efectivo y no meramente declamado. Un gran desafío es que la solidaridad se practique también entre comunidades. El espíritu de comunión de bienes tiene manifestarse en gestos solidarios intra e interparroquiales, y también intra e interdiocesanos.

→ Pobreza Evangélica: No es sólo austeridad, sino libertad espiritual en la posesión de los bienes materiales. Esa libertad que capacita para poseer con desprendimiento y dar con generosidad. Vivir el espíritu de pobreza implica también a administrar con sabiduría para aprovechar al máximo los bienes espirituales y materiales que se nos han confiado.


→ Eficacia: Consiste en buscar y aplicar los medios adecuados para alcanzar los fines. No basta con querer algo bueno, ni tampoco es suficiente hacer las cosas sobre la marcha. Se trata de buscar los medios adecuados, planificar con realismo, y llevar efectivamente a la práctica aquello que se pretende.


→ Transparencia: La rendición de cuentas en las comunidades cristianas es un signo de credibilidad. Como parte del problema del sostenimiento se debe al desconocimiento de cómo la Iglesia maneja sus recursos, la transparencia es una importante herramienta para la formación de una nueva conciencia en el pueblo de Dios.


→ Ejemplaridad: Es el testimonio que damos a través de nuestras obras. El modo de relación de las personas en una comunidad y la manera en que ésta se relaciona y administra los bienes materiales constituyen una catequesis más elocuente que cualquier discurso.


Estos seis valores se implican mutuamente, y convergen en un ideal que les da sentido y fin:

Demos testimonio de Cristo, unidos en la Eucaristía y en la comunión de bienes. O, expresado con las palabras del documento Navega Mar Adentro, “la comunión de las personas y las comunidades se logra también mediante el espíritu y la práctica de poner en común los bienes, con nuevas estructuras de participación y solidaridad”. (Nº 89)


para más información, visitar www.compartir.org.ar

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