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domingo, 22 de julio de 2012

22 de julio: Santa María Magdalena

María Magdalena, contemporánea de Jesús de Nazareth, nació en Magdala, identificada con la actual Taricheai, que es una población en la orilla occidental del mar de Galilea, de allí el apelativo de “Magdalena”.

Ella era una de las mujeres que “habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades” por Jesús y que, con los doce apóstoles, acompañaban a Cristo en su predicación. San Lucas nos dice que Jesucristo expulsó de María Magdalena “siete demonios” (Lucas 8, 1-2).

María Magdalena fue una de las que acompañó a Jesús camino al Calvario y, luego, permaneció junto a Santa María, la Madre de Jesús, cerca de la Cruz (Juan 19, 25). Ella, con otras mujeres, preparó perfumes y ungüentos para ir al sepulcro después del sábado, descubriendo que alguien había quitado la piedra del sepulcro del Señor (Marcos 16, 1-4; Lucas 24, 1-2).

Fue la primera persona a la que se le aparece Jesús Resucitado (Marcos 16, 9). El Evangelio según San Juan nos narra:

“Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -. Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.» Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.” (Juan 20, 11-18).

Impresiona María Magdalena, valerosa y delicada, ardiente e intrépida. Emociona su actitud en el Calvario; su preocupación en la sepultura; el trajín en las primeras horas del domingo; la queja al “encargado del huerto”... y la maravilla del encuentro y de la misión que le encomienda el Señor.

Así, el Hijo de Dios le confió a ella, antes que a nadie, la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual de la Resurrección, convirtiéndose en evangelizadora de los evangelizadores y de los apóstoles. Recordemos, pues, a María Magdalena como testigo privilegiado de la Resurrección, la primera en anunciar a Cristo resucitado, y fiel e intrépida seguidora de su Maestro.

No se tienen datos ciertos sobre su vida después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés; algunos investigadores dicen que se fue a vivir a Éfeso con la Virgen María y con San Juan, donde murió. Otros dicen que se fue a vivir con Lázaro y Marta, y que fue expulsada con ellos hasta Francia, por la primera persecución judía de los cristianos, donde vivió, durante treinta años, una vida piadosa y penitente en una cueva cerca de Saint Baume, donde finalmente concluyó su carrera en este mundo.

ORACIÓN

“María Magdalena, te pido me ayudes a reconocer a Cristo en mi vida evitando las ocasiones de pecado. Ayúdame a lograr una verdadera conversión de corazón para que pueda demostrar con obras, mi amor a Dios. Amén.”

(fuente: www.adorasi.com)

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