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miércoles, 28 de enero de 2015

Don Bosco joven y animador de jóvenes

La vida de Don Bosco se puede definir en pocas palabras: “El hombre que consagró su vida a los jóvenes”. Éste fue el motivo que llenó completamente su existencia.

Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815, en un caserío llamado I Becchi, perteneciente a Castelnuovo de Asti, en el Piamonte italiano. Cuando tenía dos años quedó huérfano de padre. Vivían con él sus dos hermanos, Antonio y José, y su madre mamá Margarita, que permanecerá en su compañía hasta el fin de su vida. En un ambiente familiar muy humilde, ella lo fue educando y acompañando con cariño, con realismo y con un profundo sentido religioso de la vida.

Juan se mostraba despierto, inteligente, trabajador, con una imaginación viva, capaz de encandilar a sus amigos con diversas narraciones y lecturas de aventuras. Les repetía los sermones que había escuchado en la iglesia y después les entretenía con diversos juegos: caminar por una cuerda tensa, juegos de magia, pruebas de habilidad, instrumentos musicales, canciones, poemas ... amaba la naturaleza y sabía leer su lenguaje.

A los nueve años tuvo un sueño que marcó su vida. Se hallaba en medio de una muchedumbre de chiquillos que reían, jugaban y también blasfemaban. Juan intentó hacerles callar con puñetazos. Entonces apareció un personaje que lo llamó por su nombre y le dijo: “No con golpes, sino con dulzura y con amor”. También apareció una Señora que lo tomó de la mano y le hizo ver un extraño ganado de cabritos, perros, gatos, osos y otros animales fe roces. “He aquí tu campo en el que debes trabajar, le dijo, hazte humilde, fuerte y robusto”. Enseguida aquellas fieras se fueron transformando en mansos corderos que correteaban en torno al Señor y a la Señora. Juanito se echó a llorar. No entendía nada. La Señora le puso la mano sobre su cabeza y le dijo con cariño: “A su tiempo lo entenderás todo”. Juan se despertó. (MO 16).

Cuando contó este sueño en el ambiente familiar, su madre le dijo convencida: “Quizás un día seas sacerdote”. Y esa iba a ser la ilusión y vocación de su vida, aparecida en la edad de los sueños, que un día se convertiría en realidad.

Para ser sacerdote tiene que estudiar. Juan carece de medios. A los doce años tiene que salir de casa para poder trabajar en el campo y asistir a la escuela.

A los 16 años comienza a vivir en una pequeña ciudad cercana a Castelnuovo: Chieri. Llega a la ciudad como un muchacho de campo, lleno de buena voluntad, con necesidad de buscarse algún trabajo para pagarse la pensión. En Chieri estará 10 años, que corresponden a los años de su juventud. Los cuatro primeros años participa como estudiante en las clases del Instituto, y los seis siguientes como seminarista en el Seminario de Chieri.

El proceso interior que va vi viendo en estos años el joven Juan es “una auténtica obra maestra de lo que es un itinerario vocacional” (D. Viganó).

Juan Bosco se muestra muy alegre. Es un auténtico líder para los jóvenes de la ciudad. Funda con ellos “la Sociedad de la Alegría”, lugar de encuentro, formación y diversión juvenil. Continúa llevando, a pesar de cambiar de lugar, una vida espiritual que privilegiaba la amistad con el Señor Jesús, la oración y la lectura de libros formativos, el sacramento de la confesión, la participación en la vi da de la iglesia dando catequesis, la dirección espiritual como medio de crecimiento y discernimiento de la voluntad de Dios y la confianza en la Virgen María, que sigue alentando su vida y preparando el futuro de este joven apóstol.

De esta manera, y con verdadero deseo de superación, se va preparando el futuro sacerdote de los jóvenes. Ellos, y sus oraciones, serán los que le “devuelvan la vida” cuando cae gravemente enfermo a los 31 años. Sus palabras reflejan el compromiso definitivo que hace este sacerdote con los jóvenes de todo el mundo: “Os debo la vida. Estad seguros de que a partir de ahora será toda para vosotros” (MO 171).


Don Bosco educador

A los pocos meses de ordenarse sacerdote, comienza Don Bosco a visitar las cárceles de Turín. Esta experiencia marca el rumbo de sus opciones como educador. Él lo describe con estas palabras:

“Me horroricé al contemplar cantidad de muchachos, de doce a dieciocho años, sanos y robustos, de ingenio despierto, que estaban allí ociosos, atormentados por los insectos y faltos en absoluto del alimento espiritual y material. Constaté, también, que algunos volvían a las cárceles porque estaban abandona dos a sí mismos. Quién sabe, decía para mí, si estos muchachos tuvieran fuera un amigo que se preocupase de ellos e instruyese, si no se reduciría el número de los que vuelven a la cárcel” (MO 111).

Éste fue el detonante que movió el corazón educador del apóstol de los jóvenes: hacer todo lo posible para que el joven no tuviera aquella horrible experiencia. Prevenir y adelantarse a las dificultades y problemas que fuera a encontrar: falta de instrucción, falta de preparación para el trabajo, falta de medios para divertirse conforme a su edad, falta de hogar, falta de afecto y ambiente de familia, falta de referencia parroquial y de curas que lo conociera n... falta de todo.

El 8 de diciembre de 1841 Don Bosco se encuentra con un joven, Bartolomé Garelli, que va a ser el primero en frecuentar las reuniones dominicales con el cura de Turín. En esta clave surgen los dos primeros contratos laborales firmados con jóvenes . Están fechados en 1851 y 1852. Ambos llevan la firma del patrono, del aprendiz y de Don Bosco. El patrono se compromete a enseñar durante tres años el oficio, a corregir al aprendiz con palabras y no con golpes, a dejarle libre los días festivos y a darle quince días de vacaciones. El joven promete trabajar con diligencia. Y Don Bosco ofrece asistencia y garantía para el buen éxito de la conducta del muchacho.

En 1853 Don Bosco comienza a reunir algunos grupos de jóvenes a los que ofrece aprender un oficio. Abre unos pequeños talleres de zapatería y sastrería. El primer maestro es él mismo. En pocos años puede comenzar otros talleres: encuadernación, carpintería, imprenta y cerrajería. Y el mismo trato y conocimiento de las necesidades de los jóvenes le hace escuchar sus peticiones de ampliar las enseñanzas que reciben, hasta llegar a poder estudiar los cursos normales en la propia casa de Don Bosco, y le hacen conocer también que algunos no tienen casa o carecen de condiciones para vivir en ella. Y Don Bosco hace que sus pequeños centros de diversión, religión y formación sean verdaderas casas de jóvenes.

Éste es el corazón abierto de un auténtico amigo y educador de los jóvenes. Un educador que no dejó escritos muchos libros sobre educación, pero sí dejó con claridad y fuerza su mismo ejemplo y algunas intuiciones escritas que son verdaderos secretos en el difícil arte de educar. Entre sus breves escritos sobre educación destaca un pequeño tratado donde él expone su “Sistema Preventivo”, en él trata de recoger sus experiencias como sacerdote y educador:

“Este Sistema Preventivo descansa por entero en la razón, en la religión y en la bondad, excluyendo todo castigo y humillación”. “El educador ha de hacerse amar de los jóvenes si desea hacerse respetar”. “La educación es cosa del corazón”. “Familiaridad y amistad con los jóvenes. El que quiera ser amado es necesario que demuestre que ama. El profesor que sólo aparece en la clase será un buen profesor, pero nada más. Pero si conoce a los alumnos y se interesa por ello s será, además, amigo y podrá influir en su vida”.

Para Don Bosco, este modo de educar se convierte en verdadero camino de santidad . “Don Bosco realiza su santidad personal en la educación, vivida con celo y corazón apostólico, y simultáneamente sabe proponerla como meta concreta de su pedagogía. Tal intercambio entre educación y santidad es un aspecto característico de su figura: es educador santo, se inspira en un modelo santo, Francisco de Sales, es discípulo de un maestro santo, José Cafasso, y entre sus jóvenes sabe formar un alumno santo: Domingo Savio” (Juan Pa blo II, Juvenum patris 5).


Don Bosco, espiritualidad cercana y actual 

La palabra “espiritualidad” significa algo muy profundo y muy sencillo a la vez: “el modo de ser cristiano”, “el modo de vivir como hijo o hija de Dios”. Don Bosco vivió su manera de ser hijo de Dios bajo la clave del “amor” . Un amor filial a Dios manifestado en el amor y dedicación total a la juventud necesitada. Aquí está la raíz de su espiritualidad.

Él, desde niño, aprendió a ser cristiano según lo s modelos presentados en su infancia y en el ambiente familiar de su tiempo. Esa mirada continua hacia Dios como Padre va a ser una constante en toda su vida. Pasando los años irá tomando diversas formas de expresión, pero el amor inicial seguirá siendo el mismo.

Leyendo desde nuestra cultura la espiritualidad de Don Bosco podemos retener unos rasgos que destacan con más fuerza. Es lo que hoy en día se llama también “la espiritualidad juvenil salesiana”.

Destaca, ante todo, la referencia constante de una vida hacia la persona de JESUCRISTO , a quien se considera cercano. Por Él trabajó Don Bosco. Tiene muy presente que “Dios se hizo carne”,es decir asumió la condición humana para elevarla y mostrar a la humanidad unos nuevos valores. De aquí se deriva la “encarnación” de Don Bosco en las dificultades de los jóvenes que va conociendo. Con Jesucristo dialoga familiarmente pidiéndole: “da mihi animas caetera tolle” (dame las personas, llévate todo lo demás), y muestra a Jesucristo como RESUCITADO , capaz de vencer la misma muerte y capaz, por lo tanto, de vencer el mal y el pecado. Es un mensaje de esperanza y resurrección.

Esta presencia constante de Jesucristo la vi ve Don Bosco, de manera privilegiada, en la EUCARISTÍA y en el sacramento de la RECONCILIACIÓN . Estos sacramentos se viven dentro de la IGLESIA , ámbito en el que se desarrolla la acción de evangelización y creación de una nueva humanidad. La Eucaristía y la experiencia del perdón, a través de los sacramentos, Don Bosco los va a presentar como medio privilegiado, también, de “pedagogía” y de crecimiento y progreso del joven, llegando a proponer, porque él así lo creía, la meta de la santidad a jóvenes muy normales que desearan hacer esta experiencia.

Junto con estos fuertes valores espirituales Don Bosco ve en la VIRGEN MARÍA una verdadera madre en quien poder confiar. Lo hace siempre en referencia a Jesucristo. Cree que María llevará a buen término todas las obras iniciadas porque es Ella la primera interesada en salvar a la juventud.

A pesar de los grandes problemas y contra tiempos que Don Bosco sufrió, fue capaz de vivir la espiritualidad cristiana con ALEGRÍA . Si no lo hubiera hecho así no hubiera sido capaz de convencer ni de acompañar a aquellos jóvenes en su maduración cristiana. Por eso, la espiritualidad salesiana mira a la vida con optimismo, aunque no ignora todo lo negativo que hay en ella. Don Bosco se fija, también, en el humanismo de San Francisco de Sales, que privilegia la bondad y la caridad constante en el modo de actuar en la vida.

Y, finalmente, estas claves de espiritualidad las vivió EN LA VIDA DIARIA , no sólo en las ocasiones de fiesta o en los días que le pudieran resultar más fáciles. Inculcaba a sus jóvenes que cumplieran con diligencia con sus deberes de estudio o de trabajo, que fueran responsables, alegres, que se divirtieran, que cantaran o participaran en los juegos del patio o en las excursiones bulliciosas que se organizaban: todo podía acercar a Dios.

Este es el mensaje y el compromiso que inició este gran hombre, educador y santo: Don Bosco. “Su sonrisa es un canto a la esperanza, la semilla se va haciendo realidad. Hoy, Don Bosco, estás entre nosotros, aquí, tu estrella siempre brillará”.


Don Bosco iniciador de la Familia Salesiana 

La expresión “familia salesiana” fue pronuncia da oficialmente por primera vez por el Papa Pío XI, el día 3 de abril de 1934, dos días después de la canonización de Don Bosco, a los peregrinos llegados a Roma para esta ocasión: “Vos otros representáis a aquellos que habéis dejado en los diversos lugares de donde provenís, toda la gran familia salesiana”.

Ya Don Bosco, desde los inicios de sus misión, sintió la necesidad de ayuda. No dudó en pedirla a todo aquel que pudiera contribuir a dedicar algo de su tiempo o de sus bienes en favor de la juventud necesitada. De esta manera se formó un grupo de laicos, hombres y mujeres, y de sacerdotes, amigos de Don Bosco , que colaboraban con él de múltiples formas. Ante todo, su propia madre, mamá Margarita, acompañando y animando a su hijo en los difíciles comienzo s del Oratorio y del trabajo con los chicos que llamaban a la puerta de su casa. Junto a Margarita estuvo la madre de Miguel Rúa, primer salesiano, y la madre del arzobispo Gastaldi, y el padre de Domingo Savio. Este grupo de personas, que conocía y quería bien a Don Bosco, fueron dando a su obra un matiz totalmente distinto al que existía en otras instituciones de la época. Fueron dando a todo el ambiente educativo la impronta de un “clima de familia”.

Dentro de este grupo de primeros colaborador es hay que destacar a los sacerdotes que se prestaban para aportar algo de su tiempo a la Obra de los Oratorios que estaba surgiendo con Don Bosco. Entre otros destacan el teólogo Borel, D. Cafasso, D. Murialdo... Junto con ellos comenzaron a profesar como salesianos aquellos jóvenes que habían convivido con Don Bosco desde los inicios del Oratorio y que habían experimentado su sistema educativo.

La visión de Don Bosco era todavía más amplia. Él quería llegar, si fuera posible, “a todos los jóvenes del mundo”. Fue dando forma a un reglamento de vida para un grupo más comprometido en su misión: los Cooperadores Salesianos . También otro grupo de Bienhechores y simpatizantes ayudaban con su aportación económica a las obras iniciadas por Don Bosco en Turín y en otra s naciones de Europa y de América.

En este mismo sentido, las circunstancias hicieron que se encontraran dos personas que llevaban las mismas inquietudes: Don Bosco y María Mazzarello, juntos darían forma a otra fuerza eclesial de la misma familia: las Hijas de María Auxiliadora.

De este núcleo inicial fueron surgiendo los distintos grupos de lo que hoy llamamos “Familia Salesiana”. Son grupos con organización propia y reconocimiento eclesial específico pero que se encuentran todos ellos en la persona de Don Bosco.

En la actualidad, este movimiento de simpatía y compromiso juvenil se ha visto actualizado por los miles de catequistas, profesores seglares y animadores juveniles del “Movimiento juvenil salesiano” que forman, en sentido amplio, una gran “familia salesiana”.

(fuente: www.conoceadonbosco.com)

martes, 27 de enero de 2015

Volver a partir de Don Bosco

Don Pascual Chávez, Rector Mayor, en el discurso de clausura del Capítulo General XXVI

Hacia el bicentenario del nacimiento de Don Bosco: la Congregación en estado de vuelta a Don Bosco para volver a partir de él.

¿Qué haría Don Bosco hoy? ¡No lo sabemos! Pero sabemos qué hizo ayer y, por tanto, podemos saber qué hacer para obrar como él hoy. Es cuestión de conocimiento e imitación.

Hemos insistido en este Capítulo que es absolutamente indispensable contemplar a Don Bosco, amarlo, conocerlo e imitarlo, para descubrir sus motivaciones más profundas y atrayentes, aquellas de las que sacaba la energía que le hacía trabajar por los jóvenes incansablemente; sus convicciones más sólidas y personales, que lo llevaban a no echarse atrás, que, más bien, lo hacían fascinante y convincente; sus objetivos definidos y claros, que le hacían ir adelante, con una sola causa por la que vivir: ver felices a los jóvenes aquí y en la eternidad.

Don Bosco sintió el drama de un pueblo que se alejaba de la fe y sobre todo sintió el drama de la juventud, predilecta de Jesús, abandonada y traicionada en sus ideales y en sus aspiraciones por los hombres de la política, de la economía, acaso también de la Iglesia. Me pregunto si esta situación no es, bajo muchos puntos de vista, semejante a la que hemos identificado en nuestro Capítulo General.

Pues bien, ante tal situación Don Bosco reaccionó enérgicamente, encontrando formas nuevas de oponerse al mal. A las fuerzas negativas de la sociedad resistió denunciando la ambigüedad y la peligrosidad de la situación, “contestando” – a su modo, se entiende – los poderes fuertes de su tiempo. He aquí qué significa tener una mente y un corazón pastorales.

Sintonizado sobre estas necesidades, trató de dar una respuesta, con las posibilidades que le ofrecían las condiciones histórico-culturales y las coyunturas económicas del momento histórico, y esto, a pesar de oposiciones parciales del mundo eclesiástico, de autoridades y fieles. Así fundó oratorios, escuelas de diverso tipo, talleres de artesanos, periódicos y revistas, tipografías y editoriales, asociaciones juveniles religiosas, culturales, recreativas, sociales; construyó iglesias, promovió misiones “ad gentes”, actividades de asistencia a los emigrantes; fundó dos congregaciones religiosas y una asociación laical que continuaron su obra.

Tuvo éxito gracias también a sus extraordinarias dotes de comunicador nato, a pesar de la falta de recursos económicos (siempre inadecuados para sus realizaciones), su modesto bagaje cultural e intelectual (en un momento en que había necesidad de respuestas de alto perfil) y el ser hijo de una teología y de una concepción social con fortísimos límites (y, por tanto, inadecuada para responder a la secularización y a las profundas revoluciones sociales en acto). Siempre sostenido por superior audacia de fe, en circunstancias difíciles, pidió y obtuvo ayudas de todos, católicos y anticlericales, ricos y pobres, hombres y mujeres del dinero y del poder, y exponentes de la nobleza, de la burguesía, del bajo y del alto clero.

Sin embargo, la importancia histórica de Don Bosco, antes que en las tantísimas “obras” y en ciertos elementos metodológicos relativamente originales – el famoso “sistema preventivo de Don Bosco” -, hay que descubrirla en la percepción intelectual y emotiva del problema de la juventud “abandonada” con su importancia moral y social;

- en la intuición de la presencia en Turín primero, en Italia y en el mundo después, de una fuerte sensibilidad, en lo civil y en lo “político”, del problema de la educación de la juventud y de su comprensión por parte de las clases más sensibles y de la opinión pública;

- en la idea que lanzó de obligadas intervenciones a larga escala en el mundo católico y civil, como respuesta necesaria para la vida de la Iglesia y para la misma supervivencia del orden social;

- y en la capacidad de comunicar esta misma idea a amplias muchedumbres de colaboradores, de bienhechores y de admiradores.

Ni político, ni sociólogo, ni sindicalista ‘ante litteram’, simplemente sacerdote-educador, Don Bosco partió de la idea de que la educación podía hacer mucho, en cualquier situación, si se realiza con el máximo de buena voluntad, de compromiso y de capacidad de adaptación. Se comprometió a cambiar las conciencias, a formarlas en la honradez humana, en la lealtad cívica y política y, en esta perspectiva, trató de “cambiar” la sociedad, mediante la educación.

Transformó los valores fuertes en que creía – y que defendió contra todos – en hechos sociales, en gestos concretos, sin replegarse en lo espiritual y en lo eclesial entendido como espacio o experiencia exentos de los problemas del mundo y de la vida. Es más, fuerte en su vocación de sacerdote educador, cultivó un compromiso cotidiano que no era ausencia de horizontes, sino dimensión encarnada del valor y del ideal; no era nicho protector y rechazo de la confrontación abierta, sino medirse sinceramente con una realidad más amplia y diversificada; no era un mundo restringido a algunas pocas necesidades que satisfacer y lugar de repetición, casi mecánica, de actitudes tradicionales; no era rechazo de toda tensión, del sacrificio exigente, del peligro, de la lucha. Tuvo para sí y para los salesianos la libertad y la bravura de la autonomía. Y no quiso siquiera vincular la suerte de su obra al imprevisible variar de los regímenes políticos.

El conocido teólogo francés Marie-Dominique Chenu, O.P., respondiendo en los años ochenta del siglo pasado a la pregunta de un periodista que pedía le indicase los nombres de algunos santos portadores de un mensaje de actualidad para los tiempos nuevos, afirmó sin dudar: “Me place recordar, ante todo, al que se adelantó un siglo al Concilio: Don Bosco. Él es ya, proféticamente, un hombre modelo de santidad por su obra, que está en ruptura con el modo de pensar y de creer de sus contemporáneos”.

Fue un modelo para tantos; no pocos imitaron sus ejemplos, llegando a ser el “Don Bosco de Bérgamo, de Bolonia, de Mesina y otros más”.

Obviamente el “secreto” de su “éxito” cada uno lo encuentra en uno de los diversos rasgos de su compleja personalidad: capacísimo emprendedor de obras educativas, organizador de amplias miras de empresas nacionales e internacionales, finísimo educador, gran maestro, etc. ¡Éste es el modelo que tenemos y estamos llamados a reproducir lo más fielmente posible!

(fuente: www.donbosco.org.ar)

Triduo en honor a San Juan Bosco en Madrid

El triduo por Don Bosco en Madrid contará con una participación representativa de la Iglesia española este año, en el que se celebra el Bicentenario del nacimiento del fundador de los Salesianos.

Tres parroquias de Madrid administradas por salesianos acogerán la celebración del triduo, en los tres días anteriores a la festividad de San Juan Bosco. El día 31, la conmemoración del día de Don Bosco se trasladará a la catedral de La Almudena.

El 28 de enero, a las 19:00 horas, tendrá lugar el acto de inauguración del Bicentenario en el teatro del colegio San Miguel Arcángel (Salesianos Paseo de Extremadura). A continuación, a las 20:00 horas, el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, presidirá la eucaristía en la parroquia de San Juan Bosco.

Al día siguiente, a las 19:00 horas, Monseñor Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, celebrará la misa en la iglesia de San Francisco de Sales (Salesianos Estrecho). El triduo se completará con la celebración de una misa a las 19:00 horas del viernes 30 en la parroquia de Santo Domingo Savio, con la presencia del obispo de Getafe, Monseñor Joaquín María López de Andújar.

El 31 de enero, solemnidad de San Juan Bosco, se celebrará una misa conmemorativa en la catedral de La Almudena, presidida por el arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Amigo.


200 años de Don Bosco

El 16 de agosto de 2015 se celebra el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, motivo por el cual se han organizado actos e iniciativas conmemorativas durante este año en las presencias salesianas de todo el mundo.

El acontecimiento no solo es de gran importancia para la congregación salesiana, sino también para toda la Iglesia. Por ello, muchas diócesis se van a sumar a la celebración del Bicentenario en gratitud a Don Bosco y su legado.

(fuente: donbosco2015.wordpress.com)

lunes, 26 de enero de 2015

90 años de Profesión Religiosa como Salesiana

Sor Irene Lanna es la hermana más anciana, por edad cronológica y con más años de fidelidad en el Instituto en todo el mundo.

El 6 de enero, en el Año del bicentenario del nacimiento de Don Bosco, Sor Irene Lanna, Hija de María Auxiliadora, perteneciente a la Inspectoría brasileña Madre Mazzarello (BBH), celebró el 90 aniversario de su Profesión Religiosa en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Sor Irene es la hermana más anciana, por edad cronológica y con más años de fidelidad en el Instituto.

Nació en Ponte Nova, Minas Gerais (Brasil), el 11 de junio de 1903, dentro de pocos meses festejará sus 112 años. Entró al Instituto de las FMA en 1922 después de haber conseguido el diploma de Maestra; emitió sus primeros votos en 1925 a los 22 años y los votos perpetuos en 1930. Estuvo por muchos años en las obras de Minas Gerais, Río de Janeiro y Mato Grosso do Sul, y ha servido al Instituto como directora escolar y animadora de comunidad. Fue la primera Consejera Inspectorial brasileña. La vocación de Sor Irene ha nacido en contacto directo con las Hijas de María Auxiliadora. El testimonio de las hermanas ha sido el elemento decisivo para su discernimiento vocacional.

Quien la conoce desde hace tiempo testimonia que Sor Irene ha tenido siempre una actitud discreta, acogedora y afectuosa. Ha estado siempre muy presente en la vida de sus alumnas y ha acompañado a cada una con atención y cuidado materno. Tiene un gran amor y devoción al Corazón de Jesús, lo que le ha permitido vivir la mansedumbre y generar confianza en torno a sí.

Hace un tiempo, cuando se le pidió que diera un mensaje a las jóvenes en formación, Sor Irene así se expresó: «Buscad de vivir en paz, de querer mucho a todos. Vivir en la presencia de Dios y testimoniarlo. Para vivir con serenidad se requiere mucha paz interior».

En el mensaje enviado a Sor Irene Lanna en nombre de todas las FMA del mundo, la Madre general, Madre Yvonne Reungoat escribió: «¡Augurios, Sor Irene, por tus 90 años de Profesión religiosa! Este tiempo inmerso en el tiempo de Dios indica que es posible vivir la profecía de la fidelidad, pertenecer a Dios "año tras año" porque su gracia ha alimentado tu primer SÍ y ha hecho de ti un SÍ PARA SIEMPRE. Este SÍ, hoy es acogido con gratitud por todo el Instituto y revela que Dios te ha querido y te ha hecho don para la Iglesia, para los jóvenes, para tu comunidad, para tu familia, para todas las Hijas de María Auxiliadora del presente y del futuro. ¡Felicidades por tu vida! ¡Enhorabuena por la intensidad de tu SÍ expresado con amor fiel! La bondad del Señor te envuelva de ternura y confirme, aún más, tu ofrecimiento, tu donación y generosidad. ¡A ti, nuestro abrazo y nuestro Magníficat!».

(fuente: donbosco.es)

Salesianos en India celebraron el "Kolkata Youth Fest 2015"

26/1/2015 (ANS – Calcuta) – Como homenaje a Don Bosco durante el año bicentenario de su nacimiento, se llevó a cabo de nuevo en Calcuta el festival juvenil "Kolkata Youth Fest", después de casi 30 años de suspensión. Más de 500 chicos y chicas se reunieron en el Don Bosco Park Circus (DBPC), del 23 al 26 de enero.

Nacida de la idea original del salesiano coadjutor Lawrence Mondol, Director de los Servicios Juveniles, el festival está organizado con la participación de 38 instituciones salesianas, presentes en Bengala Occidental, Odisha, Jharkhand, Bihar, Sikkim y Nepal, animadas por los Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, las Hermanas Catequistas de María Inmaculada Auxiliadora y las Hermanas Misioneras de María Auxilio de los Cristianos.

El campus estaba iluminado y decorado de una manera muy sugestiva para la ocasión, mientras que los jóvenes participantes hicieron un hermoso mosaico cultural y lingüístico.

La ceremonia de apertura del festival tuvo lugar en la tarde del 23 de enero en el auditorio de la obra, en una atmósfera electrizante y emocionante, logrado por el entusiasmo de los jóvenes estudiantes de las clases diurnas y nocturnas del centro.

El P. José Pathickal, Director de la DBPC, dio la bienvenida a los invitados, deseándoles cuatro días de compartir, diversión y amistad, junto con la reflexión y la oración. A continuación, el Inspector, P. Nirmol Gomes, recordó el primer "Kolkata Youth Fest", al que asistió hace unos 35 años, entonces estudiante en Sonada; a continuación, felicitó a los organizadores por esta loable iniciativa que anima y da vitalidad a la Pastoral Juvenil de la Inspectoría.

El P. Robin Gomes, animador principal de la edición anterior del festival, en un discurso salpicado de canciones y actuaciones, ha destacado que se trata de un momento de descubrimiento de sí mismos y un buen tiempo útil para dar forma a los propios objetivos de la vida, todo hecho en un clima de amistad y de compartir, más allá de cualquier barrera de lengua y cultura.

Finalmente, hubo tiempo para la adoración eucarística, el testimonio de tres jóvenes y una liturgia penitencial.

escrito por Banti Mondol, SDB (Traducción de Andrés Felipe Loaiza, SDB)

domingo, 25 de enero de 2015

El Reino de Dios está cerca, dice el Señor, arrepiéntanse y crean en el Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
(Mc 1, 14-20)
Gloria a ti, Señor.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio". Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

Cuando Dios escoge... escoge. Eso lo han sabido muchos santos. Pero nadie lo supo mejor que Jonás, ese interesante y pintoresco personaje del Antiguo Testamento que, según nos cuenta el libro que lleva su nombre, pasó tres días dentro de una ballena.

¿Podrá ser verdad esto? Cuesta pensar en algo así. Pero lo desconcertante es que el mismo Jesús se refiere a la estadía forzada de Jonás dentro de una ballena para tratar algo tan trascendental como su futura Resurrección. ¿Iba el Hijo de Dios a citar un mito? ¿Y a citarlo con el sentido y la precisión que lo hizo? Así:

“Estos hombres de hoy son gente mala; piden una señal, pero no la tendrán. Solamente se les dará la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación” (Lc 11, 29-30).

¿Sin embargo, de Jonás lo más importante no fue si realmente pasó o no tres días dentro de una ballena, sino que no quería hacer lo que Dios le pedía. Dios lo escogió para que se convirtiera él y para que -por la escogencia que Dios hizo de él- muchos también se convirtieran.

El Señor escogió a Jonás y a este profeta no le valió de nada escapar en un barco para huir de Dios. El barco se vio metido dentro de una tormenta. Jonás es lanzado al agua al conocerse que la causa de la tormenta es la huída de Jonás. Y luego de ser tragado por una ballena, es lanzado por el animal cerca de las costas de Asia Menor para que de allí fuera a la ciudad de Nínive a predicar lo que el Señor le pedía. El Señor buscaba que la gran ciudad de Nínive se convirtiera de sus vicios y pecados. (Para dar una idea del tamaño de esta ciudad, baste con el dato que nos da la Escritura: se requerían 3 días para recorrerla a pie).

Jonás predicó lo que el Señor le indicó: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”. Sin embargo, sorprendentemente, los habitantes de Nínive se convirtieron y creyeron en Dios, e hicieron penitencia, todos. Dios, entonces, no destruyó la ciudad.

Otros elegidos de Dios son más dóciles que Jonás. Tal es el caso de los primeros discípulos escogidos por Jesús. Nos cuenta el Evangelio de San Marcos (Mc. 1, 14-20) que cuando Jesús, viendo a Andrés y a su hermano Pedro echando las redes de pescar en el lago de Galilea, les llamó para hacerlos “pescadores de hombres,...y ellos dejaron las redes y lo siguieron.” Respuesta inmediata y obediente a la escogencia del Señor.

Los escogidos de Dios son instrumentos suyos para la conversión que Dios desea realizar en medio de su pueblo, es decir, en cada uno de nosotros. Y la conversión siempre exige un cambio de vida: incluye, primero que todo, dejar el pecado. Pero no basta esto. Es necesario pasar a una segunda fase: “creer en el Evangelio”. Y creer en el Evangelio significa vivir según el Evangelio. No basta conocer la teoría del Evangelio: es necesario vivirlo en la práctica.

Es necesario cambiar la mentalidad terrena que nos vende el mundo, esa mentalidad a la que estamos muy acostumbrados. ¿Cuál es la mentalidad del mundo? Aquélla que nos lleva a quedarnos en lo temporal y a olvidarnos de lo eterno, a preferir lo terrenal y olvidarnos de lo celestial, a conformarnos con lo humano y a descartar lo divino, a creer en el mundo y a olvidarnos del Evangelio.

Sin embargo, el Señor nos dice: “El Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”. Ciertamente el Reino de Dios está cerca, pero sólo será una realidad cuando, arrepentidos y convertidos, creamos y vivamos según el Evangelio. Será una realidad cuando vivamos según la Voluntad Divina, cuando -como rezamos en el Salmo (#24)- el Señor “nos descubra sus caminos”. Y, una vez descubiertos los caminos del Señor, podamos seguirlos con docilidad.

San Pablo nos recuerda en la Segunda Lectura (1 Cor. 7, 29-31) que “este mundo que vemos es pasajero”, y que “la vida es corta”. Y nos aconseja cómo conviene que vivamos desapegados de este mundo pasajero y de esta vida corta: “los que sufren, como si no sufrieran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran como si no compraran; los casados, como si no lo estuvieran”. Es decir: “estar en el mundo sin ser del mundo” (cfr. Jn. 17, 14-15).

Y cuando el Señor nos llame, no hay que seguir el ejemplo de Jonás: duro para responder. Hay que imitar a otros: a Pedro, Andrés, Santiago, Juan…. Ellos, sin pensarlo mucho, dijeron sí enseguida y siguieron al Señor.

(fuente: homilia.org)

sábado, 24 de enero de 2015

Comunicado de la Conferencia Episcopal ante la muerte del fiscal Nisman

Ante la muerte del señor Fiscal, Dr. Natalio Alberto Nisman, los obispos expresamos en primer lugar nuestro afecto y oración a su mamá y a toda su familia, pidiendo al Buen Dios el consuelo de la fe. Sentimientos que hacemos extensivos a las personas cercanas a su afecto y trabajo.

Como pastores compartimos la conmoción, perplejidad e incertidumbre que en estos días afectan a los argentinos. No obstante, confiamos en las instituciones de la República, para superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la democracia.

Sentimos la necesidad de hacer un llamado a las autoridades y a toda la dirigencia política a poner todo el esfuerzo, honestidad y capacidad investigativa, para alcanzar la verdad, única base de la justicia.

Recordamos lo que dijimos oportunamente: “Debemos enfrentar estos desafíos confiando en las reservas morales y en los profundos valores que son el sustento de nuestra convivencia, porque la falta de verdad despierta profunda desconfianza y termina dañando el tejido social” (Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad,30).

Como Nación soberana necesitamos estar a la altura de las exigencias judiciales e institucionales, para que este doloroso acontecimiento sea esclarecido.

En estos momentos alentamos a mantener serenidad y cautela en los juicios, firmeza y perseverancia en la búsqueda de la verdad.

Invitamos a nuestro pueblo a intensificar la Oración por la Patria en todas las comunidades, como así también a los hermanos de otras confesiones cristianas y otros credos a permanecer unidos en la plegaria. Pedimos a los hombres y mujeres de buena voluntad a unir sus pensamientos a esta causa.

Con fe y esperanza, volvemos nuestra mirada a la Virgen de Luján, para que ella nos siga acompañando en la construcción de una Patria unida, justa y pacificada.

Comisión Ejecutiva
Conferencia Episcopal Argentina
21 de enero de 2015
(fuente: www.arzobispadocba.org.ar)
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