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martes, 1 de julio de 2014

El Papa Francisco, agotado por una agenda sin respiro

Descartan problemas de salud y afirman que sólo es su habitual hiperactividad

ROMA.- El viernes pasado, el Papa suspendió a último momento una visita que tenía programada por la tarde al hospital Gemelli de esta capital. El repentino cambio de programa, sumado a otras citas anuladas en las últimas semanas, causó cierta alarma sobre su salud.

Aunque hubo especulaciones de todo tipo, lo que en realidad hizo que el Papa suspendiera su visita al Gemelli fue un fuerte dolor de cabeza debido al cansancio acumulado en los últimos meses a raíz de una agenda sin tregua , según trascendió.

Una agenda sin respiro que agotaría a cualquier persona de mediana edad y que pocos entienden cómo puede aguantar una persona de 77 años que nunca se tomó vacaciones y que tampoco siendo papa piensa tomarse.

"Mi trabajo es insalubre, necesito rezos extras", confesó Francisco, medio en broma medio en serio el 15 de junio pasado, cuando fue a visitar el cuartel general de la Comunidad de San Egidio de esta capital, donde, bajo la lluvia, saludó a una multitud de gente, especialmente ancianos, pobres y enfermos, dándole atención y afecto a cada uno, y pronunció un discurso.

Para dar una idea del ritmo casi infernal que tiene la vida de Francisco, definido como el "párroco del mundo" por esa voluntad de querer estar cerca de cada persona, cara a cara, y el porqué de su cansancio, basta repasar su jornada de ayer.

Como siempre, se despertó a las 4.45 de la mañana e hizo sus ejercicios espirituales antes de celebrar, a las 7 en punto, la misa matutina en la capilla de Santa Marta. Allí, como siempre, pronunció un sermón, grabado por las cámaras del Centro Televisivo Vaticano y los micrófonos de la Radio Vaticana, ante unas más de 60 personas que luego saludó personalmente, una por una. Sus predecesores también celebraban todas las mañanas misa en la capilla privada del departamento pontificio, pero normalmente sin público y sin cámaras.

Después del desayuno, comenzaron las audiencias del día. Al margen de los reyes de España, Felipe VI y su consorte, Letizia, Francisco recibió en audiencia a varias personas más, cada una por separado.

Según informó la sala de prensa del Vaticano, estuvo con el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; con monseñor Jean Paul Gobel, nuncio apostólico en Egipto y delegado de la Santa Sede ante la Liga de Estados Árabes; con monseñor Marek Zalewski, nuncio en Zimbabwe y sus familiares; con monseñor Hubertur Matheus Maria van Magen, nuncio en Sudán y Eritrea; con monseñor Daniel Fernando Sturla Berhouet, arzobispo de Montevideo. Además, recibió a Charles Ghislain, embajador de Bélgica ante la Santa Sede, en visita de despedida, y a Fernando Felipe Sánchez Campos, embajador de Costa Rica, también en visita de despedida y con quien probablemente haya hablado de fútbol...

La sala de prensa no suele dar a conocer esa agenda "paralela" y "oculta" que suele tener por la tarde el Papa, cuando, luego de atender otros asuntos de gobierno, responder cartas (lee unas 50 por día de las 4000 que le llegan cada semana), analizar papeles y temas, sigue atendiendo gente. Y suele recibir en la residencia de Santa Marta, su casa, a argentinos, a quienes les dedica también tiempo y atención.

Lo que sí dio a conocer ayer la sala de prensa fue el programa de la maratón que hará este sábado Francisco en la región de Molise.

En un viaje relámpago parecido al que hizo el 21 de junio pasado a Calabria, tierra de mafia, el Papa saldrá a las 7.45 en helicóptero desde el Vaticano, adonde regresará a las 20.15. En el medio tendrá un encuentro con el mundo del trabajo y de la industria en la Universidad de Campobasso; celebrará una misa; saludará a enfermos; almorzará con pobres; tomará otro helicóptero que lo llevará a un santuario donde se reunirá con jóvenes; en auto luego se trasladará a Isernia, donde se reunirá en una cárcel con detenidos, irá a la catedral, donde saludará enfermos y a la plaza principal, para encontrarse con la ciudadanía.

Hace dos semanas, cuando el Vaticano informó que el Papa tampoco este año se tomará vacaciones (es decir, no irá a las residencia de Castelgandolfo durante el verano, como hacía su predecesor), pero que suspenderá en julio y agosto las misas matutinas con los fieles en Santa Marta y las audiencias generales en julio, algunos medios angloparlantes hablaron de problemas de salud. Y pintaron escenarios dramáticos, recordando los problemas de ciática del ex arzobispo de Buenos Aires, "al que le falta un pulmón", información falsa, ya que la verdad es que a Bergoglio sólo le falta un pequeño pedazo del pulmón derecho, extirpado cuando tuvo una pulmonía grave, a los 21 años.

Pero resulta claro que sólo una persona de 77 años con buena salud puede aguantar el ritmo al que está sometido Francisco, que intenta cumplir todo y más, y que por eso se ve obligado a suspender de vez en cuando una cita porque lo supera el cansancio.

No hay que olvidar que a fines de mayo el Papa tuvo un intensísimo viaje de tres días a Tierra Santa (Ammán, Belén, Jerusalén) que dejó agotados a los periodistas que lo cubrieron, y que a mediados de agosto viajará a Corea del Sur.


Récords

Justamente para explicar "la fatiga del superpapa", Andrea Tornielli, vaticanista del diario La Stampa, calculó ayer que desde que fue elegido Francisco superó todos los récords. Celebró 229 misas con sermón incluido en la capilla de Santa Marta, donde saludó a por lo menos a 12.000 fieles personalmente. Presidió en Roma o en viajes 95 celebraciones litúrgicas y pronunció en esas ocasiones 73 homilías. Sin contar que escribió junto a su predecesor una encíclica, una exhortación apostólica, tres cartas apostólicas y cuatro decretos motu proprio, por decisión propia. Y que en las audiencias generales de los miércoles, que empiezan a las 10 de la mañana, por lo general suele quedarse hasta las 13 saludando a enfermos y discapacitados, llueva o truene.

El viernes pasado, día que suspendió la visita al hospital Gemelli, una nonagenaria argentina que prefiere el anonimato, que estuvo en la misa matutina de Santa Marta, contó a LA NACION que vio al Papa muy cansado. Cuando lo saludó, sin embargo, él fue como siempre muy afectuoso, le dedicó unos minutos, le bendijo rosarios, le dio un beso. Ella le aconsejó al Papa descansar, cuidarse y le salió del alma decirle: "No sea temerario"..

escrito por Elisabetta Piqué 
(fuente: www.lanacion.com.ar)

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