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domingo, 24 de enero de 2016

"El Espíritu del Señor está sobre mí..."

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
(Lc 1, 1-4; 4, 14-21)
Gloria a ti, Señor.

Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado. (Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor". Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en El. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.










Oración inicial

Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche
y abra el corazón para acoger el eco del Silencio
para que el alba
encolviéndonos en la nueva luz matutina
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
el sabor de la santa memoria.

Comentario:

Acompañada por un breve sumario que ilustra la actividad de Jesús y su persona, la escena que el pasaje (Lc 4,14-21) propone para estudiar, está ambientada en la sinagoga de Nazaret, en día de sábado. El regreso de Jesús, cuya fama se ha extendido por todos los rincones de la Galilea, por donde ha ido por la potencia del Espíritu Santo, expresa una intención precisa. En lo conciso de sus expresiones, Lucas trata de dar una interpretación salvífica a los acontecimientos, iluminando los aspectos más relevantes. Con el enseñar Jesús en las sinagogas, trata de decir su origen hebreo y el deseo de entrar en el corazón del culto para convertir en vida aquella ley que Dios había entregado a su pueblo y para ofrecerse como cumplimiento de la esperanza de Israel.
A la pregunta sobreentendida en la narración ¿Es Jesús un Profeta?, la respuesta se hace siempre más evidente, según los criterios de discernimiento que Israel usa para verificar si un profeta es enviado o no de Jhwh: hay correspondencia entre lo que enseña y las enseñanzas de la ley, sus obras corresponden a los mandatos de Dios, las profecías sobre el futuro se cumplen todas. En Nazaret, Jesús se presenta como profeta – y de hecho se compara a Elías y Eliseo – aunque no se define así, conforme a su estilo, que rechaza toda definición de él mismo.

Momento de silencio: Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros

Meditatio

a) algunas preguntas:

- Hacer investigaciones precisas de cada circunstancia: ¿Estamos siempre de carrera en nuestro vivir diario? ¿Anidamos en el corazón el deseo de investigar cuidadosamente el significado de cuanto acontece?
- Me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva: ¿Pienso siempre que los pobres son los otros y que yo formo parte de los que tienen y sabe, y por tanto no tengo necesidad de nadie?
- Hoy se ha cumplido esta Escritura: ¿Qué Escritura conocemos tan bien, como para reconocerla en nuestro hoy?

b) Clave de lectura:

Contexto histórico
El episodio de la sinagoga de Nazaret es incluso un marco programático que nos da después la clave de lectura de lo que sucederá en el curso del evangelio lucano. El enganche al Profeta Isaías es fundamental, porque se revela la continuidad de la historia humana de Dios. El desarrollo de los gestos de Jesús, puestos en paralelo, se alzó y abrió el libro, (v.17), cerró el libro y se sentó (v.20), da a la narración un carácter litúrgico, conocido, pero nuevo al mismo tiempo. En la homilía que actualiza la profecía emerge la novedad. Hoy, palabra determinante en Lucas, expresa la propuesta cumplida por Dios en Cristo. Y delante a este hoy, las reacciones inmediatas serán de estupor y asombro, de maravilla y escándalo hasta el rechazo ya envuelto en la pregunta que seguirá a la proclamación de Jesús, pregunta suspendida en el aire, que no recibe respuesta: ¿No es éste el hijo de José? (v.22). El contraste con la Palabra proclamada por un hombre que tiene sobre sí el Espíritu del Señor, consagrado con la unción, enviado para una misión específica que tiene sabor mesiánico: llevar el alegre anuncio, enviar, proclamar.... impone un conflicto de identidad.

Contexto literario
El episodio no tiene una precisa correspondencia en los sinópticos. La visita de Jesús a Nazaret en Mateo 13,53-58 y en Marcos 6,1-6ª se limita al interrogativo sobre la procedencia de Jesús y a su rechazo. No hay una descripción del rito en la sinagoga, ni de las palabras dichas por Jesús para interpretar y actualizar la Palabra sagrada. La concordancia está, más allá de la diversidad de los contextos, en el rechazo de Jesús por parte de los Nazarenos.
Con el discurso de Jesús en Nazaret, Lucas intenta introducir e iluminar todo el misterio público de Jesús. Isaías 61,1-2 contiene en síntesis los grandes temas que caracterizan su evangelio y los que le son más queridos: el Espíritu Santo, la unción mesiánica, la liberación escatológica, el gozo mesiánico, la intervención divina en favor de los pobres y de los oprimidos, la proclamación del año de gracia. Aquel programa que en Marcos se ha inaugurado con la proclamación : “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca, convertíos y creed al evangelio” (Mc 1,14-15) y en Mateo se desarrolla en el discurso de la Montaña (Mt 5,1-48), en Lucas se ofrece en el centro del culto hebraico: lo que se cumple no es el tiempo, sino la Escritura. Se le propone a quien lee, la necesidad de “caminar” junto a Cristo, imitándolo por el camino de la conformidad a la voluntad del Padre. Jerusalén, meta de un largo viaje (Lc 9,51-18,14), que conduce a Jesús al momento decisivo de su vida, es punto de llegada de su quehacer terreno (Lc 24) y punto de partida de la vida de la Iglesia naciente (Acta 1-2).

Género literario
Se puede reconocer en el pasaje una pequeña unidad literaria. La intervención redaccional de Lucas, que parte de datos tradicionales sigue un intento propio. El diseño unitario de las dos partes demuestra claridad en el interior y delineación precisa al exterior. Para Lucas son inseparables las áreas de preguntas: ¿Quién es Jesús? y ¿A quién está destinada su obra?. Es muy fuerte la relación entra palabra y acción, acción dramática de un anuncio que se actualiza en la vida. El episodio intenta introducir el ministerio público de Jesús casi limitádolo a aquellas actividades que rozan los confines de su pertenencia a Israel. El Espíritu que desciende abundantemente sobre Jesús: en el nacimiento (1,35), en el bautismo (3,22), durante la tentación (4,1) y al comienzo de su misión (4,14), es el Espíritu del que habla Isaías (v.18) que aclara la acción de Dios. Una acción que no tiene confines étnicos y que no busca notoriedad, sino que se dirige a los que están necesitados de salvación: pobres, prisioneros, ciegos, oprimidos, para inaugurar el tiempo de gracia del Señor. El profeta enviado por Dios está libre de toda pretensión limitante y obligante. De un culto sinagogal incapaz de acoger la Palabra antigua que se cumple hoy, se pasa al culto del seguimiento por los caminos del mundo. Jesús se va, sigue su camino, que de Jerusalén lo conducirá a los extremos confines de la tierra a través de la evangelización de los suyos.

Análisis detallado del texto
Analizando de forma detallada los versículos del texto, se ven peculiaridades notables que encuadradas en el contexto histórico, hacen del cuadro de la sinagoga de Nazaret una síntesis del evangelio en cuanto a contenidos y sucesos.
v. 16: La sinagoga resulta ser el lugar frecuentado por Jesús. Aquí, desde los primeros años de su juventud, Él ha escuchado la Palabra de Dios y la interpreta según la tradición del pueblo. Es significativo el hecho de que Jesús busque el centro del culto. Todo hebreo adulto podía tomar la palabra, los jefes de la sinagoga generalmente confiaban este papel a los que fuesen expertos en las Escrituras. El hecho de que Jesús se levante para leer, indica que era costumbre en Él hacerlo, como le era habitual ir a la sinagoga cada sábado. El inciso “según su costumbre” da mucha fuerza al versículo, de modo que se puede presumir que el que lee y habla no es un cualquiera, sino un hijo de Israel experto en la lectura e interpretación de la Torah o de los Profetas. La fe cristiana nace por tanto de representantes fieles del pueblo de Israel, en los cuales la espera ha llegado a la madurez. Todos los personajes de Lucas son auténticos israelitas: Zacarías, Isabel y Juan, María José y Jesús, los Apóstoles y después en los Hechos, Pablo. Es “ un acostumbrado” que lleva consigo algo nuevo. La sinagoga es el lugar de donde sale el anuncio para extenderse a las ciudades de Judá y de Galilea, a todo Israel y hasta los confines del mundo.
v. 17-19: Jesús encuentra el pasaje de Isaías 61,1-2 que probablemente se refiere a la consagración de un profeta (cfr 1 Re 19,16). Lucas elimina de la cita de Isaías el fin amenazador, porque no interesa a su propósito: subrayar que la enseñanza de Jesús toma su inicio de la Escritura (17-19 25-27) y se vuelve actual en su Persona. Las palabras de Isaías sobre sus labios adquieren pleno significado y resumen su misión: lleno de Espíritu (cfr 4,1), ungido del Señor, es enviado a anunciar a los pobres un alegre mensaje, la liberación de los prisioneros y oprimidos, la vista a los ciegos, a predicar el tiempo de gracia del Señor.
v. 20: La descripción detallada de los gestos evidencia lo que está por venir. Jesús habla sentado, la posición típica del que enseña. Los ojos fijos en Él, preparan a la importancia de lo que Jesús está por decir. Homilía breve la suya, pero comprometedora. El movimiento caracteriza este pasaje de Lucas. Jesús viene, entró, se levantó, se sentó, pasó entre ellos, se fue. También los nazarenos se levantan, pero para atraparlo. Claro contraste. Jesús se levanta para leer, los hombres se levantan para alejarlo. La espera descrita en este versículo: “Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él”, termina en rechazo. El problema no está en el anuncio, ya conocido y fuente de esperanza para los piadosos israelitas, sino en el anunciador que lo hace suyo.
v. 21: Jesús no comenta las palabras de Isaías, sino que las actualiza. Su palabra es palabra-acontecimiento – rhema – (Ac 10,37), una palabra que es ya salvación. La profecía se convierte en vida, es un hecho. La interpretación de Jesús supera toda expectativa. En la Palabra está presente el hoy, aquel hoy típico del evangelista que es el hoy de la salvación, el hoy del cumplimiento en correspondencia con lo escuchado (cfr Rom 10,17). Es esencial para Lucas la escucha. Y la realización de las promesas antiguas que se repite en toda la obra lucana (Lc9,51; Act 2,1; 19,21) es para los que escuchan: los anawin, los pobres, los oprimidos, los preferidos de Jhwh (Is 11,4; 29,19) y ahora los preferidos de Jesús (Mt 11,28).

Reflexión:

Ejemplo de actualización es la exégesis hecha por el mismo Jesús sobre Is 61, que revela el mesianismo presente y el recurso a los pasajes de la Escritura para iluminar la situación actual. Autoridad creativa la de Cristo, que pide al hombre el adecuar la propia vida al mensaje, aceptando al Ungido de Dios y renunciando a la presunción de reducirlo a su dimensión. Esta perspectiva pragmática es la clave para la actualización en todo tiempo: el hoy de la salvación resuena allí donde llega la predicación. Como también la acogida y el compromiso. En la sinagoga de Nazaret se oyen las respuestas fundamentales del hombre que espera encontrar la salvación. Jesús es enviado por Dios, sostenido por el Espíritu Santo. La unción dice que Él es el Cristo. En Él se cumplen las Escrituras. Es el hoy de Dios que llena la historia de un pasado conseguido por la madurez en Cristo y se derramará en el hoy cotidiano del mañana, que es el tiempo de la Iglesia, enviada también élla, como Palabra profética, sostenida por el Espíritu Santo.
Mensaje esplendente que nos trae Lucas en este episodio es la Escritura. Ella contiene todo el secreto de Dios que vive desde la eternidad y que se hace uno entre los hombres.

Oratio: Salmo 2, 6-9

“Yo he constituido mi rey
sobre Sion mi monte santo”
Voy a promulgar un decreto del Señor.
Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
Yo te he engendrado hoy.
Pídeme, y haré de las gentes tu heredad
Te daré en posesión los confines de la tierra.
Los regirás con cetro de hierro,
y los romperás como vasija de alfarero

Contemplatio

Hoy: palabra clave en mi vida de cada día. En este hoy e cumple la Escritura. En este hoy Cristo entra en la sinagoga de mis convicciones para proclamar un nuevo mensaje a la pobreza de mi pensamiento, a los sentimientos prisioneros de aquel deseo quebrado en las ruinas de un cotidiano gris arrastrado hora por hora, a mi mirada ofuscada por mi horizonte miope. Un año de gracia, de regreso, de bendición. Señor, que mi hoy sea el tuyo, para que ninguna palabra tuya pueda caer en vano en mi vida, sino que todas puedan realizarse como granos de trigo en el surco helado del pasado, capaces de germinar con los primeros vientos de la primavera.

(fuente: ocarm.org)

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