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sábado, 26 de marzo de 2011

Día del Niño por Nacer (Editorial Diario La Nación)

El Estado necesita de sus hijos y para ello tiene que cuidar de las madres y brindarles toda la asistencia que requieran

Hoy se celebra en nuestro país el Día del Niño por Nacer, conmemoración que se realiza en la Argentina desde 1999. Además, el episcopado argentino ha declarado 2011 Año de la Vida, para defender al niño por nacer amenazado por tantos proyectos de legalización del aborto.

Recientemente, la presidenta de la Nación proclamó su defensa a la vida, y lo hizo en el marco de otorgar protección a la mujer embarazada mediante apoyo económico a ésta. Aunque es fundamental que, como mujer y como presidenta, Cristina Fernández de Kirchner adhiera a este postulado universal, y reconozca el primero y esencial derecho a la vida, el apoyo no es suficiente. Hoy ya no hay duda de que el fruto "visible o no de la generación humana, desde el primer momento de su existencia hasta el nacimiento", se lo llame como se quiera, es un ser humano vivo. Desde el momento mismo de la unión entre el óvulo y el espermatozoide, ya están presentes todos los elementos que van a formar la identidad e individualidad del ser humano concebido. No es del caso repetir citas legales de nuestro derecho privado y público, que defienden la vida del "por nacer", pero sí es importante tener presente que la madre tiene derecho a su maternidad, derecho a que se le facilite la posibilidad de ser madre y de no verse empujada por razones sociales, psicológicas o económicas a buscar un aborto que terminará por hacerle más mal que bien.

El papel del Estado en la materia debería ser el de proteger en todo sentido el derecho a la vida del niño, lógicamente apoyando a la madre embarazada, pero no desde los tres meses de embarazo, sino precisamente desde el momento en que tenga conciencia de éste, que es cuando más necesita el apoyo para no desprenderse del niño. En el caso de los embarazos no deseados, se le debe dar a la madre la posibilidad de desarrollar el embarazo sin tener que atentar contra la vida del hijo apoyándola psicológicamente para intentar mantener el vínculo y respetando también el derecho a no ejercer su maternidad luego del parto si no la desea, abriéndole el camino de la adopción con todas las garantías posibles.

El Estado argentino necesita de sus hijos, y para eso tiene que cuidar de las madres. Que no corran riesgo de muerte con abortos clandestinos, ni para que de ningún modo maten a sus hijos, sino para que sepan que dar la vida es una gloria, no importa la forma del embarazo, y esa madre sabrá, aunque no pueda conservar a su hijo, que dio luz a un nuevo ser, y éste será un ciudadano útil que siempre le agradecerá la vida. Por eso es bueno festejarla y cuidarla, desde que comienza.

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