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sábado, 19 de marzo de 2011

La asistencia salesiana

Escrito por Carlos Jurado

“El Sistema Preventivo dispone y persuade de tal modo al alumno, que el educador podrá, en cualquier ocasión, ya sea cuando se educa, ya después, hablarle con el lenguaje del amor. Conquistando el corazón del discípulo, el educador puede ejercer sobre él gran influencia y avisarle, aconsejarle y corregirle aún después de colocado en empleos, en cargos o en ocupaciones civiles o comerciales" (Escritos de Don Bosco, el Sistema Preventivo en la educación de la juventud, constituciones pág. 240).

Esto es un pantallazo del famoso Sistema Preventivo de Don Bosco. Dentro del Sistema Preventivo encontramos lo que más nos interesa a nosotros, la Asistencia Salesiana. En este trabajo, desarrollaremos lo que más podamos investigar, no sólo por exigencias de la asignatura “Salesianidad”, sino también porque es un tema interesante que nos gustaría aprender para nuestro futuro.

Nosotros como futuros salesianos de Don Bosco, nos encantaría saber ¿como debemos asistir a los jóvenes?, ¿Saber en que consiste la asistencia Salesiana?, ¿Los lugares que tenemos que tener en cuenta? ( en el momento que nos toque asistir un grupo determinado de jóvenes), ¿Cómo lo debemos hacer?
Algo importante que tenemos que saber, cual es su finalidad, porque no podemos realizar una actividad, sino sabemos para que la hacemos, lo mismo pasa en la asistencia Salesiana, es una obligación conocer la finalidad de la asistencia Salesiana. ¿Saber porque aplicamos el sistema preventivo, y no el sistema represivo?
Para llevar a cabo este trabajo, nos basaremos en distintas fuentes de información, como libros, boletines Salesianos, en donde se hable de la asistencia Salesiana, e intentaremos hacer unas preguntas a personas diferentes; un laico, un salesiano en formación y algún joven.



¿En qué consiste la Asistencia Salesiana?
La base del Sistema Preventivo
: Finalidad – Características

La Asistencia Salesiana consiste en una manifestación y control de amor, una defensa y custodia de la pureza. “No es más que una manifestación del amor, la experiencia práctica de nuestro deseo vivísimo de hacer bien a nuestros subordinados . Quien ama, vigila. Y para quien ama, la vigilancia no debe tener nada de odioso.

Cuando utilizamos la palabra “Vigilancia”, no se está refiriendo a estar siempre controlando, no dejar respirar, sino acompañar, servir de apoyo a aquél que lo necesita. Y cuando dice “quien ama, vigila”, quiere decir que se vigila cuando se hace una corrección fraterna, que da la vida, es el mejor amigo que está en las buenas y en las malas.

El salesiano debe poner al joven en la imposibilidad material de pecar, envolviéndole siempre con su mirada y con su atenta solicitud. Debe estar siempre en medio de los jóvenes, y lo debe estar como padre que jamás deja a sus hijos hasta que su libertad no haya sido educada.

Cuando nos ponemos a pensar en que un salesiano debe evitar el pecado de los jóvenes previniéndolos y asistiéndolos, nos damos cuenta que trabaja mucho por todos nosotros, se levanta temprano, se acuesta tarde, la mayoría del tiempo esta con los jóvenes... Está muy comprometido con los jóvenes, trabaja mucho, y nosotros muchas veces le seguimos exigiendo que esté más tiempo entre nosotros, y muchas veces (inconscientemente) no le dejamos un tiempo personal, aunque sean 10 o 20 minutos. Pero, en realidad, está todo el día rezando (cosa que nosotros no lo advertimos), como lo hacía Don Bosco: rezar mientras trabajaba, la contemplación en la acción.
Características de la Asistencia Salesiana:

→ Asidua: los asistentes deben ser los primeros en hallarse en los sitios a donde tengan aquellos (los alumnos) que ir, estar con ellos hasta que vayan otros a sustituirlos en la asistencia y no dejarlos jamás desocupados. Menester es vigilar siempre, porque el enemigo no duerme nunca. Vigilad continuamente a los jóvenes, en cualquier lugar que se encuentren, poniéndolos casi en la imposibilidad de obrar mal, y atentamente por la noche después de la cena, y así prevenir el mínimo desorden. Esta asistencia no debe ser una capa de plomo que gravita sobre el alumno, sino cual la ejerce el Ángel Custodio con nosotros. Especialmente los días festivos, de paseos, de horarios extraordinarios, es necesaria una vigilancia más esmerada, más continua, pues los niños, aun los buenos, dadas las circunstancias, fácilmente faltan. Vigilancia asidua, pero nunca pesada, fastidiosa, exigente sobre nimiedades ... Por el contrario, se complace en dar libertad al niño, en dejarle obrar solo, en “arrojar el perrito al agua –como decía Don Bosco–para que aprenda a nadar”.

→ Previsora: es necesario prevenir el mal, más bien que combatirlo cuando ha entrado. Las faltas de los jóvenes provienen en gran parte de la falta de vigilancia; vigilando, se proviene suficientemente el mal y no hay necesidad de reprimirlo.

→ Prudente: los maestros, los asistentes y cuantos educan a los alumnos, miren inmediatamente, al encargarse de ellos, si falta alguno, y dado el caso que falte, llámenle en seguida con el pretexto de que le tiene que decir o mandar un recado. la asistencia no debe ser inoportuna, ni indiscreta y ejercida sin inquietud.

→ Delicada: Si sabeis cuando un chico esta mal, inmediatamente manifestadlo al director o a alguien que goza del privilegio de tener más confianza con el joven, que por lo general es el catequista.

→ Huir de toda parcialidad: Si dejáis que este vicio se apodere de vuestro corazón no podréis hacer absoluto bien a los demás. Ni la condición social de los jóvenes, ni el ingenio delicado, ni la cultura, ni los modales sean causa para inclinaros a uno u otro. Buena manera y caridad con todos; tratarlos según la prudencia, esto es, según las necesidades y el carácter de cada cual, pero jamás apego especial a alguno. Basta alguna parcialidad para arruinar un colegio entero.

→ Amable: nuestra vigilancia sea activa en observar y pronta en corregir, pero siempre paterna, franca, confortadora.

→ Paciente: contribuirán no poco a obtener la disciplina que haga mas suave, la calma, la serenidad, la igualdad de carácter del Superior. Cuantas veces la precipitación y la agitación del asistente y del docente echan a perder la labor educativa y pueden hasta comprender el porvenir de un alumno....

→ Quien es dueño de si mismo y domina sus pasiones, mas fácilmente se hace dueño de los corazones. Por el contrario quien cambia de humor de carácter, como la luna no resuelve nada y disgusta a todos. Avísese serenamente, dénse las normas oportunas, exhórtese, y cuando sea el caso de gritar un poco, hágase, pero piénsese un momento: en este caso, San Francisco de Sales, ¿Cómo obraría?(D. Bosco, M. B. XII, 457) .

Es impresionante la cantidad de características que debe poseer un salesiano; las que más resaltamos son la prudencia, delicadeza, amabilidad y paciencia, porque son de las que más conocemos su significado. También resaltamos del asistente salesiano su alegría constante, un buen ejemplo que muchas veces los jóvenes debemos tomar como ejemplo.

Esa alegría es como si fuere una enfermedad contagiosa, y que cuando uno esta triste, se contagia de esa alegría olvidándose de su problema. Es como dice la frase de Don Bosco: “el que entra en una casa salesiana, recibe una bendición especial de la Virgen Auxiliadora”. Esto realmente se cumple porque cuando se entra en un colegio salesiano, la vida comienza a tener un significado para nosotros, entramos en un tiempo de decisión en el que nos preguntamos ¿Qué quiere Dios de mi? Y comenzamos a buscar la respuesta, acompañados siempre de la Virgen y del asistente salesiano.


EL ASISTENTE
Su importancia – Su misión – Quienes son asistentes

La importancia esta en que el dirige respectivamente y sin intermediarios, una sección del establecimiento; la educación moral depende en gran parte de él, y por lo mismo es un cargo de confianza delicadísimo. “... Sea su presencia ante los alumnos no solo material, sino eficazmente educativa. Ellos son los principales responsables de la disciplina y la moralidad.”

Nosotros pensamos también que su presencia aparte de ser educativo, es también un ejemplo bueno de cercanía con Dios, que nos enseña a rezar, a saber trabajar por amor y no por trabajar, que nos encamina hacia el cielo.

Su oficio no se limita a estar entre los jóvenes, sino que es preciso atenderlos activamente: observar sus miradas, gestos, compañeros que frecuentan, conversaciones que tienen. Al asistente puede llamársele, y debe ser, el misionero de sus jóvenes. Su gran misión es la de dirigirlos a todos por el camino de la regla; pero a cada uno por su carácter real. En lo primero habrá la firmeza del roble, y en el segundo la flexibilidad del junco. Los asistentes hagan el esfuerzo por impedir las malas conversaciones. En esto (la asistencia) no hay que contentarse con ver, sino que se debe impedir. No es más asistente ni mejor el que ve y anota y no deja pasar nada. Ese no es Asistente Salesiano, tipo Don Bosco, sino el que ve y mira para impedir: previene y no acude solamente para remediar. No estar en los patios formando grupos de salesianos y haciendo comentarios. Pónganse entre los jóvenes para evitar las conversaciones malas. Sobre todo esté el buen asistente entre los sospechosos y valla allá con prudencia, pero sin temor.

Pensamos que la misión del asistente es muy complicada, pero no imposible. Don Bosco estaba muy entregado para los jóvenes, nos acordábamos de cuando Don Bosco se enfermo y dijo que Dios le dio otra oportunidad, y desde ese momento cumplió para siempre con su palabra, penso todo, como tenia que tratar a los distintos jóvenes, cuales iban a ser sus estrategias, quienes seguirían cuando él no este presente... y lo hizo muy bien. Pensar que sufrió mucho por la salvación de las almas, ahora goza de la eternidad, con sus jóvenes, cantidad que ha salvado, y que esperamos que nosotros seamos uno mas.

La asistencia “no se confíe a los hermanos jóvenes, sino también a los sacerdotes y a los Coadjutores”. Como veis no hay nadie exceptuado; los sacerdotes, los clérigos, los coadjutores, todos por igual deben ser asistentes, a todos les incumbe la misión altísima de defender y conservar la pureza en el corazón de los jóvenes.

La asistencia sea solidaria; ninguna se crea dispensado de ella cuando se trata de impedir la ofensa de Dios. Deben ser asistentes como Don Bosco, el Director, el Prefecto, el Consejero, el Catequista, los Coadjutores, y encontrarse entre los jóvenes y hacer lo que su celo juzgue oportuno.

La misma palabra “asistente” que Don Bosco da a la vigilancia salesiana, simboliza servidumbre, supone constante sujeción a las almas juveniles. Para impedir el mal todos somos asistentes: “cuando hay algún escándalo no se tolere: quien esta en condiciones de poder hacerlo cesar que lo hágalo, y emplee todos los medios para quitarlo; quien no puede, no se quede quieto, sino hable con quien corresponda, y si no basta una vez hable dos, tres y mas, pero que cese le escándalo”.

Nos damos cuenta que los asistentes salesianos no son solo los sacerdotes, o coadjutores, sino que también son asistente los profesores, los padres, los hermanos mayores... siempre y cuando ayuden a evitar el pecado. Esto quiere decir que los pequeños santos del oratorio también fueron asistentes salesianos y de los buenos, ya que con su ejemplo de santos ayudaban a los otros chicos a evitar el pecado, y no tan solo con su ejemplo, sino también con sus acciones de acercarse a aquel que lo necesite y ofrecerle una mano, rezar por ellos. Antes la Asistencia Salesiana parece que estaba muy expandida, en el sentido de las diversas personas que la ejercían, los jóvenes mismo, los sacerdotes... ahora ya no es tanto porque lo sociedad ha cambiado, la de hoy busca mas la comodidad, el placer y por eso es muy difícil, pero se puede hacer.

(fuente: www.salesianos.org.ar)

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