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miércoles, 1 de junio de 2011

Frente a la pobreza, el compromiso es de todos

Mensaje de monseñor Martín de Elizalde OSB, obispo de Nueve de Julio, con motivo de la Colecta Anual de Cáritas –12 de junio de 2011–

Queridos hermanos y hermanas:

Se acerca ya la fecha de la COLECTA ANUAL DE CARITAS. Como todos los años nos preparamos para invitar a nuestros fieles, en primer lugar, pero también a todas las personas de buena voluntad, a hacerse presente con su solicitud y generosidad junto a los más necesitados. La Colecta representa una movilización importante en nuestras comunidades: cada año participa más gente, ya sea con su colaboración directa y personal, ofreciendo su tiempo y disposición para recorrer los hogares y recoger la ayuda ofrecida, ya sea con su aporte en dinero y también en alimentos. Esperamos que su mismo dinamismo, el dinamismo de la caridad en acto, nos conduzca a todos, como creyentes y como miembros de la familia humana, a abrir generosamente nuestro corazón, no solo para dar materialmente, sino también acompañando con afecto y preocupación sincera a los hermanos. Debemos estar atentos a sus necesidades, que son más visibles cuando se trata de la falta de vivienda, de alimentos, de vestido, de las carencias en la atención de la salud y la falta de posibilidades para la educación y el progreso, pero que están también referidas al ámbito espiritual, como el conocimiento de Dios, la práctica de los sacramentos, la búsqueda del bien, la trasmisión de la fe, el aprecio de los valores familiares y de las condiciones morales que aseguran un auténtico desarrollo de la persona, en especial durante la infancia y adolescencia, y que son una eficaz prevención contra los peligros de la dependencia y del abandono.

Vencer la pobreza es una tarea que excede las posibilidades de los individuos, y para las comunidades es igualmente muy difícil. Pero todos podemos colaborar, a través de la caridad cristiana, ejercida no solo como una entrega , una vez al año, de algunos artículos o un poco de dinero, sino uniéndonos al esfuerzo de una institución como CARITAS, que se propone despertar en los propios fieles de la Iglesia la conciencia de fraternidad y hacer fructificar su generosidad con estrategias y propuestas. Igualmente, no podemos olvidar que la responsabilidad primera compete a las autoridades civiles, promoviendo la justicia, con una administración honesta, y asistiendo a través de las instituciones adecuadas a la salud, la educación, el trabajo y el desarrollo de todos, teniendo como objetivo el Bien común. Muchas instituciones, con el esfuerzo mancomunado de hombres y mujeres de todos los horizontes y con la misma preocupación social, están comprometidos en el esfuerzo para aliviar la pobreza y reducir sus efectos tan dolorosos y nocivos.

Para CARITAS, institución de la Iglesia, la mano que hace concreta y eficaz la generosidad y caridad de los cristianos, esta acción tiene características propias. Recordamos siempre el mandamiento de la caridad que Jesús nos dejó, y ello no fue solo con palabras, sino con el ejemplo de su vida y con el testimonio de su muerte: el amor más grande es el de Aquel que da la vida por los hermanos. Dar la vida, es ser generoso hasta llegar a identificarse con el que sufre, dar la vida así, es dar vida.

CARITAS QUIERE DAR VIDA, Y NOS INVITA,
CON EL EJEMPLO DE JESÚS Y POR FIDELIDAD AL EVANGELIO,
QUE DESDE EL CORAZÓN DE LA CARIDAD, QUE ES LA ORACIÓN,
NOS DISPONGAMOS CON GENEROSIDAD PARA OFRECER
A LOS HERMANOS NECESITADOS LA AYUDA MATERIAL
Y EL APORTE ESPIRITUAL DE NUESTRO TESTIMONIO CRISTIANO.

Que Dios bendiga la generosidad de todos los que se acerquen a colaborar en esta ocasión ya próxima, la Colecta anual de CARITAS, y haga que los esfuerzos e iniciativas para ayudar a los hermanos y para vencer la pobreza material y espiritual, se conviertan en una acción permanente, en una preocupación de todos, para que todos podamos, como hermanos, vivir con la dignidad de los hijos de Dios. Encomendamos a la Virgen Santísima, nuestra Madre, estas intenciones, confiando siempre en ella, que nos acompaña en el camino de esta vida.

Mons. Martín de Elizalde OSB, obispo de Nueve de Julio
Nueve de Julio, Pascua de Resurrección, 24 de abril de 2011

(fuente: www.aica.org)

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