El verdadero y profundo anhelo del hombre a un amor verdadero, muchas veces queda corto cuando se lo explica tan solo desde el punto de vista religioso, y no porque este punto no sea lo suficientemente grande para que lo abarque, es mas, me atrevería a decir que es el que le da todo el sentido, sin embargo lo digo por lo poco que se entiende de estas cosas, debido al veneno que ha vertido Hollywood en los estereotipos de “enamorados” y del uso de toda palabra derivada de “amor”.
Es innegable la búsqueda de un amor desinteresado, de alguien que se preocupe constantemente, que vele por nuestras necesidades, y en verdad esto no pasa de ser algo natural, después de todo el hombre desde siempre ha buscado amar y ser amado, pero la pregunta es: ¿a que precio?... en otras palabras, ¿cuanto estarías dispuesto a pagar para ser amado a tu manera?
Dentro de los estereotipos de Hollywood de los que hablaba hace poco, tenemos una serie de “modelos a seguir” que de alguna manera se vuelven la regla para las distintas relaciones. En otras palabras, es medir constantemente tu relación con otras relaciones, con aquella que has visto en algún momento en la televisión, y que se ha grabado en tu mente como la relación que vale la pena. De aquí desemboca el famoso “amor rosa”, que no es otra cosa que la vivencia de un amor desde el punto de vista sensible, en donde lo que manda son los sentimientos, o como se diría de forma popular: donde manda el corazón.
¿Cuanto crees que dura una relación así? La lógica nos dice que llegará hasta lo que dure el sentimiento que los unió. Y es conocimiento de casi todos que, los sentimientos duran lo que un soplo, pues un día te sientes alegre y otro día triste, un día con ganas de preocuparte por el otro, y otros días no.
La verdad es que, el amor lejos de ser el producto de un fuerte sentimiento, es una opción por alguien.
El constante temor al compromiso en la juventud, hace que este concepto de amor verdadero, quede recluido a una simple visión moral, ética o religiosa del asunto. Sin embargo, la cantidad de embarazos precoces en chicas que no llegan ni a los 20 años es alarmante, y esto es parte de una realidad a la que muchos parecen sentirse lejanos, sin embargo todo comienza al no tener claras las líneas que dividen un amor verdadero de un amor de película.
En este tema, el apóstol san Pablo como propagador del Cristianismo nos indica una pequeña regla para vivir el amor como una opción:
«El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». I Corintios 13, 4-7
Como cristianos, hemos de ser testimonio no solamente cuando se habla sobre la fe, sobre Cristo o sobre la Iglesia, sino que hemos de hacerlo también reflejando la coherencia de vida en nuestras relaciones. Nos recuerda san Juan, que Dios es Amor, y es justamente la palabra “amor” la que nosotros como cristianos, hemos de recuperar y devolverle el sentido propio con el cual fue concebido.
twitter: @stevenneira
(fuente: aleteia.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario