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lunes, 24 de enero de 2011

San Francisco de Sales y San Juan Bosco

Don Bosco, en el Reglamento del Oratorio de San Ffrancisco de Sales que redacta en 1854, describe en el proemio la finalidad de su proyecto:

“Este Oratorio está puesto bajo la protección de San Francisco de Sales para indicar que la base sobre la que esta congregación se apoya debe ser la caridad y la dulzura, que son la virtudes características de este santo”.

Don Bosco se inspira para llevar adelante su obra, en efecto, en el conocido santo y a él encomienda su proyecto confiando en su protección. A él, en las raíces de nuestra espiritualidad, estamos invitados a volver una y otra vez todos los que compartimos el carisma y la misión salesiana. El 24 de enero, celebraremos su fiesta que ya se celebraba con gran solemnidad en los días del primer Oratorio.

Francisco de Sales, obispo santo de corazón noble y sabio humanismo, fue un creyente de honda espiritualidad que comprendió que en el centro de su vida y de su historia estaba sólo Dios y su amor misericordioso. Fuera de él no hay ningún bien. Sabio en la dirección espiritual, vivió y anunció la Palabra de Dios por los más diversos medios. Es el santo de la ternura del corazón modelado a imagen del corazón del Padre que con la mansedumbre conduce a todos a Dios. Prudente y fiel, supo vivir como hombre de su tiempo al servicio de la Iglesia y de los más necesitados.

Don Bosco se inspiró en él para llevar adelante su apostolado en favor de los jóvenes pobres, abandonados y en peligro. Su caridad pastoral y la amabilidad de su bondad fueron determinantes en el estilo que Don Bosco vivió y transmitió a sus muchachos en los mismos orígenes de la fundación de la Congregación Salesiana. Como nos ha dejado escrito Don Rua, el 26 de enero de 1854 don Bosco propuso a cuatro jóvenes del Oratorio de San Francisco de Sales, hacer un «ejercicio práctico de caridad».

«Desde ese día, escribe don Rua, fue puesto el nombre de salesianos a los que se propusieron y se propondrán dicho ejercicio». Inspirados en la bondad y en el celo pastoral del santo de la caridad, Don
Bosco nos ha dado el nombre de salesianos y nos ha indicado un programa de vida en la máxima “Da mihi animas, cetera tolle”. Y en Don Bosco, inspirado en San Francisco de Sales, tiene origen un vasto movimiento de personas, que en diferentes modos, trabajan por la salvación de los jóvenes. Esta es nuestra fuente y nuestra inspiración: la mansedumbre, la amabilidad, la pasión pastoral.

Mirando a Francisco de Sales, contemplando a Don Bosco y enraizados en la Palabra, queremos
hacer nuestra la sabiduría que viene de lo alto. En nuestro trabajo con los jóvenes, en nuestra
experiencia comunitaria, en nuestro vivir cotidiano queremos ser sembradores de paz y de justicia apartando de nosotros todo lo que nos aleje del corazón de Dios.

A imagen suya, el corazón de Buen Pastor es el manantial inagotable al que acudir a beber siempre. El Buen Pastor que conoce sus ovejas y que en la entrega de su propia vida nos ha devuelto la Vida. En su nombre, con la fuerza de su Espíritu, sostenidos por la misericordia del Padre queremos ir al encuentro de los jóvenes, especialmente los más pobres y en peligro. Con Don Bosco, queremos anunciarles el amor de Dios, Vida y Esperanza para todos.

Francisco de Sales, pastor celoso y amable rico en la sabiduría que viene de arriba, interceda hoy para que nuestra familia salesiana pueda ser fiel a las inspiraciones de Dios, a la propuesta profética de Don Bosco y a las demandas urgentes de los jóvenes de nuestro tiempo.

escrito por José Miguel Núñez, SdB.
(Fuente: www.josemiguelsdb.blogspot.com)

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