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jueves, 28 de abril de 2011

¿Cuáles son los efectos agudos del uso de la marihuana?

Si se fuma, los efectos de la marihuana comienzan apenas entra la droga al cerebro y duran de 1 a 3 horas. Si la marihuana se ingiere en un alimento o bebida, el inicio de los efectos a corto plazo es más lento, generalmente comenzando entre media hora y una hora después, y los mismos duran más, hasta 4 horas. Si se fuma la marihuana, se deposita mucho más THC en la sangre que al comerla o beberla.

A los pocos minutos de inhalar el humo de la marihuana, el corazón comienza a latir más rápido, los pasajes bronquiales se relajan y se ensanchan, y los vasos sanguíneos en los ojos se dilatan, haciendo que los ojos se vean rojos. El corazón, que normalmente late de 70 a 80 latidos por minuto, puede aumentar su ritmo en unos 20 a 50 latidos por minuto o, en algunos casos, hasta puede duplicarse. Este efecto puede ser mayor si se usan otras drogas con la marihuana.


Cuando el THC llega al cerebro, el usuario se siente eufórico o "entra en onda" (estar "high"), porque ésta actúa sobre el sistema de gratificación cerebral, es decir, las áreas del cerebro que responden a estímulos como la comida y la bebida, así como a la mayoría de las drogas de abuso. El THC activa el sistema de gratificación de igual manera que lo hacen casi todas las drogas, es decir, estimulando las células cerebrales para que liberen una sustancia química llamada dopamina.

El usuario de marihuana puede experimentar sensaciones placenteras, los colores y sonidos le parecen más intensos, y el tiempo le parece transcurrir muy lentamente. Siente la boca seca y repentinamente tiene mucha hambre o mucha sed. También le pueden temblar las manos y las puede sentir frías. La euforia pasa después de un tiempo y entonces el usuario puede sentir sueño o depresión. A veces, el uso de marihuana produce ansiedad, temor, desconfianza o pánico.

El uso frecuente de marihuana deteriora la habilidad para formar memorias, recordar eventos, y para desviar la atención de una cosa a otra.El THC también entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a los receptores en el cerebelo y a los ganglios basales, que son las partes del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación del movimiento y el tiempo de reacción. Por sus efectos sobre el cerebro y el cuerpo, la intoxicación con marihuana puede resultar en accidentes. Los estudios demuestran que aproximadamente entre el 6 y el 11 por ciento de las víctimas de accidentes letales dan un resultado positivo en las pruebas para el THC y, en muchos de estos casos, también se detecta el uso de alcohol.

Un estudio realizado por la Administración Nacional de Seguridad Vial (NHTSA, por sus siglas en inglés) mostró que bastaba una dosis moderada de marihuana para que se deteriorara la habilidad para conducir. Sin embargo, los efectos de la marihuana combinada con el alcohol, aun en dosis bajas, fueron marcadamente superiores que cuando cualquiera de las drogas se usaba por separado. Entre los índices de conducir que se midieron en el estudio estaban el tiempo de reacción, la frecuencia de búsqueda visual (cuando el chofer verifica las calles laterales), y la habilidad para percibir o para responder a cambios en la velocidad relativa de otros vehículos.

Los usuarios de marihuana que consumen dosis altas de la droga pueden experimentar una psicosis tóxica aguda que incluye alucinaciones, delirios y despersonalización (una pérdida del sentido de identidad personal o de auto-reconocimiento). Aunque aún se desconocen las causas específicas de estos síntomas, parece que ocurren con más frecuencia cuando se ingiere una dosis alta de cannabis en la comida o bebida, en vez de fumarla.


Los efectos de la marihuana el el cerebro
Diagrama del cerebroCuando se fuma marihuana, su ingrediente activo, el THC, viaja por el cuerpo incluyendo al cerebro para producir sus efectos diversos. El THC se adhiere a sitios llamados receptores de cannabinoides ubicados en las células nerviosas del cerebro, afectando la manera en que éstas funcionan. Hay abundancia de receptores de cannabinoides en las partes del cerebro que regulan el movimiento, la coordinación, el aprendizaje, la memoria y las funciones cognitivas superiores, como el juicio y el placer.
Regiones del cerebro en que los receptores de cannabinoides son abundantes
Región del cerebro Funciones asociadas con esa región
Cerebelo Coordinación de los movimientos corporales
Hipocampo Aprendizaje y memoria
Corteza cerebral, especialmente las
regiones cingulada, frontal y parietal
Funciones cognoscitivas superiores
Núcleo accumbens Gratificación
Ganglios basales
- Sustancia negra reticulada
- Núcleo entopeduncular
- Globo pálido (globus pallidus)
- Putamen
Control del movimiento
Regiones del cerebro en donde hay una concentración
moderada de los receptores de cannabinoides
Región del cerebro Funciones asociadas con esa región
Hipotálamo Funciones de disposición corporal
(regulación de la temperatura, equilibrio de la sal y el agua, función reproductiva)
Amígdala cerebral Respuesta emocional, miedo
Médula espinal Sensaciones periféricas, incluyendo el dolor
Tallo del cerebro Dormir y despertar, regulación de la temperatura, control motor
Sustancia gris central Analgesia
Núcleo del tracto solitario Sensación visceral, náusea y vómito





¿Cómo afecta el uso de la marihuana a la salud física?

Se ha mostrado que el consumo de marihuana le dificulta al usuario el dejar de fumar tabaco. Este dato se reportó recientemente en un estudio que comparaba el cese del hábito de fumar en adultos que fumaban tanto marihuana como tabaco con aquellos que fumaban solamente tabaco. Se encontró una relación particularmente fuerte entre el uso de marihuana y el no poder dejar de fumar tabaco en aquellos que fumaban marihuana a diario al momento de la entrevista inicial, es decir, trece años antes de la entrevista de seguimiento.


En un estudio de 450 personas, se encontró que las que fumaban marihuana frecuentemente pero no fumaban tabaco, tenían más problemas de salud y faltaban más días al trabajo que aquellas que no la fumaban. Muchos de estos días adicionales de absentismo laboral por enfermedad tomados por los usuarios de marihuana fueron debido a enfermedades respiratorias.

Aun el uso ocasional de marihuana puede causar ardor y quemazón en la boca y garganta, a menudo acompañados por una tos fuerte. El fumador habitual de marihuana puede tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco, como tos diaria y producción de flema, mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho, un riesgo más alto de infección pulmonar y aumento en la tendencia a que se le obstruyan las vías respiratorias.

El humo de la marihuana también puede fomentar el cáncer del aparato respiratorio, incluyendo el de los pulmones. Un estudio comparativo de 173 pacientes con cáncer y 176 personas saludables proporcionó evidencia convincente de que el fumar marihuana aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de la cabeza o del cuello, y que mientras más marihuana se fumaba, mayor era esta probabilidad. Un análisis estadístico de los datos sugiere que fumar marihuana aumenta de dos a tres veces el riesgo de estos tipos de cáncer.

La marihuana tiene el potencial de suscitar el cáncer de los pulmones y de otras partes del aparato respiratorio porque contiene irritantes y carcinógenos. De hecho, el humo de la marihuana contiene entre 50 y 70 por ciento más hidrocarburos carcinógenos que el humo del tabaco. También produce niveles altos de una enzima que convierte algunos hidrocarburos a sus formas carcinógenas, lo que puede acelerar los cambios que finalmente producen las células malignas. Los usuarios de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración por más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que aumenta la exposición de los pulmones al humo carcinógeno. Estos hechos sugieren que el fumar marihuana puede aumentar el riesgo de cáncer más que fumar tabaco.

Es posible que algunos de los efectos adversos de la marihuana sobre la salud ocurran porque el THC deteriora la habilidad del sistema inmune para combatir las enfermedades infecciosas y el cáncer. En los experimentos de laboratorio en que se exponen las células animales y humanasal THC y a otros ingredientes de la marihuana, muchas de las células inmunes clave mostraron una inhibición en sus funciones preventivas normales.5 En otros estudios, los ratones expuestos al THC o sustancias relacionadas tenían más probabilidad de desarrollar infecciones bacterianas y tumores que los ratones que no habían sido expuestos a estas sustancias.

Otro estudio sugiere que el riesgo de que una persona sufra un ataque al corazón la primera hora después de haber fumado marihuana es cuatro veces mayor que lo normal. Los investigadores sugieren que, en parte, un ataque al corazón puede ocurrir porque la marihuana eleva la presión arterial y el ritmo cardiaco mientras que reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno.




La marihuana, la memoria y el hipocampo

Parece que el daño producido por la marihuana en la memoria a corto plazo ocurre porque el THC altera la manera en que la información es procesada por el hipocampo, el área del cerebro responsable por la formación de la memoria. Las ratas de laboratorio tratadas con THC muestran la misma disminución en la habilidad para realizar funciones que requieren el uso de la memoria a corto plazo que las ratas cuyas células nerviosas del hipocampo fueron destruidas. Es más, las ratas tratadas con THC tuvieron mayor dificultad con las tareas precisamente durante el tiempo en que la droga más interfería con el funcionamiento normal de las células en el hipocampo. Normalmente, al envejecer se van perdiendo las neuronas en el hipocampo, lo que disminuye la habilidad para recordar eventos. La exposición crónica al THC puede apresurar la pérdida de las neuronas del hipocampo asociadas con el envejecimiento. En una serie de estudios que examinaron las ratas expuestas diariamente al THC durante un período de 8 meses (aproximadamente el 30 por ciento de sus vidas), éstas mostraron una pérdida de células nerviosas entre los 11 y 12 meses de edad, equivalente a aquella de animales el doble de su edad que no habían sido expuestos al THC.

(fuente: www.nida.nih.gov)

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