“Parece una paradoja, pero en un momento donde has perdido toda fe (digamos humana), en el que no ves nada, en el que estás “muerta en vida”, en el fondo, quizá sin ser consciente, de alguna manera sabes que Dios está allí y tu deseo de Él te salva. No sé como explicarlo, aunque sea un mero deseo de supervivencia, cuando estás perdida en la oscuridad, esperas, esperas que todo pase”. Así explica la joven española Imma Martínez Vives su experiencia de fe en medio de la depresión, en la siguiente entrevista a Aleteia.
“Pienso que eso es la fe: creer sin ver, esperar cuando te parece que no se puede esperar nada”, añade esta joven de 26 años, integradora Social y actualmente estudiante del Grado Universitario de Educación Social.
¿Cuándo empezaste a encontrarte mal y por qué?
Empecé a encontrarme mal a los 15 años aproximadamente, en el contexto del cambio personal que supone la adolescencia. Tuve una depresión que fue aumentado en intensidad con el paso del tiempo.
¿Cómo supiste que tenías una depresión?
No tenía una causa específica con la que se suele asociar una depresión, quizás por eso fue más difícil saber detectar lo que me estaba pasando. Ahora, visto des de lejos, pienso que aparte de la causa física (pues tengo trastorno bipolar, cosa que me predispone a tener períodos depresivos), la provocaron fue un cúmulo de cosas: el cambio de la adolescencia (que algunos chicos y chicas viven con mucha dificultad), el hecho de tener una carácter muy reservado, la dificultad de expresar todo lo que me pasaba por dentro y una alta sensibilidad a todo, los complejos que suelen salir en la adolescencia, la búsqueda del sentido de la vida en una etapa donde se toman decisiones importantes…
Y quizás se agravó por el hecho de no saber ponerle nombre al problema y un tratamiento. Para saber que tienes una depresión, aparte de los indicativos de la conducta (tristeza profunda, aislamiento físico y emocional, etc.), es conveniente acudir a un psicólogo y psiquiatra (en el caso de que sea conveniente la administración de psicofármacos).
¿Qué te ha ayudado a enfrentarla?
Creo que cuando una depresión es grave, sin medicación no se puede superar. Evidentemente, la medicación no es una solución mágica, así que no suple el gran trabajo personal interior de lucha. Básicamente, una lucha con una misma y contra el sentimiento dominante de tristeza.
Empecé a medicarme. No fue fácil, pues hay que encontrar la medicación adecuada y la dosis equilibrada… También puede resultar difícil encontrar un buen profesional que siga una terapia que te guste o te vaya bien según tu manera de ser (pues existen muchos tipos de terapias y teorías psicológicas muy diferentes entre ellas, algunas casi opuestas, y según cuál elijas puede “estropearte” aún más).
A partir de este paso, la aceptación creo que es lo más importante, pues empiezas a borrar el sentimiento de culpa profundo que suelen tener las personas con depresión. Acepté que lo que me pasaba no era culpa mía, que no tenía un problema de falta de voluntad ni de inmadurez.
Otra parte muy importante para vencer una depresión es tener cerca a personas que te quieran, que te ayuden (aunque no sepan cómo, pues no es nada fácil tratar a una persona que sufre depresión, ya que suele rechazar todo tipo de ayuda y encerrarse en sí misma). Simplemente, personas que estén allí, mostrando su cariño.
En mi caso, no estaría hoy bien sin el apoyo de mi familia y especialmente de una amiga, que nunca tiró la toalla conmigo.
¿Cómo se lo toma la gente?
Creo que a la gente, en general, le cuesta entender lo que es una depresión (soy consciente de que cuesta si no se ha vivido en primera persona) y cualquier conducta que la sociedad tipifica como “no normal”. La gente suele verte como una persona débil, sin voluntad, es decir, se reduce a la persona a su voluntad, sin tener en cuenta tantos aspectos físicos y psicológicos. Yo también pensaba algo así y, quizá por eso, me costó tanto aceptar que tenía una depresión.
Pienso que esto pasa porque aún tenemos demasiados perjuicios e ignorancia respecto a los trastornos o patologías mentales, especialmente porque no es algo palpable como, por ejemplo, la persona que tiene la pierna rota. Debemos aprender a ver más allá de la parte física o conductual de la persona, y verla en toda su plenitud.
Otras personas sí que ven el problema, que algo falla, que no es un tema puramente conductual pero no saben como actuar o ayudar, pues no es nada fácil. Respecto a esto, animo a pedir ayuda y consejo a los profesionales, si tienen alguna persona cercana que padece una depresión. De esta manera, podrán ayudarla de una manera mucho más eficaz.
¿Qué papel juega la fe?
La fe es básica. Sin ella no se sigue adelante. La fe te da la esperanza. Parece una paradoja, pero en un momento donde has perdido toda fe (digamos humana), en el que no ves nada, en el que estás “muerta en vida”, en el fondo, quizá sin ser consciente, de alguna manera sabes que Dios está allí y tu deseo de Él te salva. No sé como explicarlo, aunque sea un mero deseo de supervivencia, cuando estás perdida en la oscuridad, esperas, esperas que todo pase.
Pienso que eso es la fe: creer sin ver, esperar cuando te parece que no se puede esperar nada. Pues, al fin y al cabo, estamos creados para ser felices amando y siendo amados y en lo más profundo del corazón este anhelo es tan fuerte que puede más que cualquier oscuridad.
¿Cómo te encuentras ahora y qué esperas del futuro?
Ahora me encuentro bien. He aprendido de mi experiencia, especialmente, he aprendido a empatizar con las personas que sufren y tengo una sensibilidad especial hacia ellas. Más que empatía me gusta más usar el término compasión, que significa sufrir con el otro. Lo que pasa, es que actualmente este término se asocia con una actitud negativa, respecto a ver el otro como ser inferior y realmente pienso que no es así.
Creo que es por eso que me dedico a trabajar y a formarme en el campo social. Pienso que cualquier dificultad, por muy grave que sea, aunque no sea nada fácil, se puede superar si uno quiere. Con la ayuda de Dios, por supuesto, que se manifiesta de tantas maneras, ¡en tantas personas! Quizás a veces no nos damos cuenta de que está, porque esperamos un milagro espectacular y Él es muy discreto, está, solo hay que fijarse bien.
Creo que el milagro más grande es la capacidad de amar del ser humano y, en mi caso más particular, haber superado una fuerte depresión.
Del futuro espero poder aportar más que un granito de arena para construir un mundo mejor, mirar de una manera más humana a las personas, buscar lo que nos une y rechazar la dinámica actual de la confrontación. Por lo referente a la profesión, espero ser Educadora Social y trabajar en este ámbito.
Y, sobretodo, a nivel personal, espero poder afrontar cualquier adversidad que llegue y valorar tantas cosas maravillosas que tengo.
(fuente: www.aleteia.org)
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