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lunes, 30 de noviembre de 2015

Francisco visita por sorpresa un hospital infantil en Bangui

El encuentro tuvo lugar antes de la misa en la catedral este domingo y les llevó como regalo algunas cajas de medicinas

El papa Francisco realizó este domingo una visita en Bangui fuera del programa. Después de la comida en la nunciatura, y antes de dirigirse a la catedral para la apertura de la Puerta Santa, el Pontífice visitó un hospital pediátrico gestionado por misioneros.

Hasta allí llevó algunas cajas con medicinas preparadas por el hospital Bambin Gesù de Roma. El Papa se detuvo a saludar a los pequeños pacientes y los trabajadores del hospital, que se alegraron tanto por el regalo como por la presencia del Santo Padre.

Lo confirmó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en la rueda de prensa que tuvo lugar al finalizar la jornada.


El Papa pide a los cristianos centroafricanos ser artífices de la renovación humana y espiritual del país

La visita del Santo Padre a África concluye con la celebración eucarística en un Estadio de Bangui

“Ustedes, queridos centroafricanos, deben mirar sobre todo al futuro y, apoyándose en el camino ya recorrido, decidirse con determinación a abrir una nueva etapa en la historia cristiana de su País, a lanzarse hacia nuevos horizontes, a ir mar adentro, a aguas profundas”. Esta ha sido la última exhortación que el papa Francisco ha dejado al pueblo de República Centroafricana.

Lo ha hecho durante la celebración eucarística este lunes por la mañana en el Estadio “Barthélémy Boganda” de Bangui, República Centroafricana, como acto final de su viaje apostólico a África. Miles de personas han acudido para tener un último encuentro con el Pontífice.

En la homilía, el Santo Padre ha asegurado que “es bueno, sobre todo en tiempos difíciles, cuando abundan las pruebas y los sufrimientos, cuando el futuro es incierto y nos sentimos cansados, con miedo de no poder más” reunirse alrededor del Señor para gozar de su presencia, de su vida nueva y de la salvación que nos propone, como esa otra orilla hacia la que debemos dirigirnos.

De este modo, ha precisado que la otra orilla es “la vida eterna, el Cielo que nos espera”. La vida eterna --ha asegurado-- no es una ilusión, no es una fuga del mundo, sino una poderosa realidad que nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amor.

Pero esa otra orilla más inmediata que buscamos alcanzar, la salvación que la fe nos obtiene y de la que nos habla san Pablo, “es una realidad que transforma ya desde ahora nuestra vida presente y el mundo en que vivimos”.

Y así, el Pontífice ha invitado a dar las gracias al Señor “por su presencia y por la fuerza que nos comunica en nuestra vida diaria, cuando experimentamos el sufrimiento físico o moral, la pena, el luto”. También “por los gestos de solidaridad y de generosidad que nos ayuda a realizar; por las alegrías y el amor que hace resplandecer en nuestras familias, en nuestras comunidades, a pesar de la miseria, la violencia que, a veces, nos rodea o del miedo al futuro”. Así como “por el deseo que pone en nuestras almas de querer tejer lazos de amistad, de dialogar con el que es diferente, de perdonar al que nos ha hecho daño, de comprometernos a construir una sociedad más justa y fraterna en la que ninguno se sienta abandonado”.

El papa Francisco ha reconocido que “todavía no hemos llegado a la meta, estamos como a mitad del río y, con renovado empeño misionero, tenemos que decidirnos a pasar a la otra orilla”. Todo bautizado, ha observado, ha de romper continuamente con lo que aún tiene del hombre viejo, del hombre pecador, siempre inclinado a ceder a la tentación del demonio –y cuánto actúa en nuestro mundo y en estos momentos de conflicto, de odio y de guerra–, que lo lleva al egoísmo, a encerrarse en sí mismo y a la desconfianza, a la violencia y al instinto de destrucción, a la venganza, al abandono y a la explotación de los más débiles.

Al respecto, ha indicado que también las comunidades cristianas, llamadas a la santidad, les queda todavía un largo camino por recorrer. “Es evidente que todos tenemos que pedir perdón al Señor por nuestras excesivas resistencias y demoras en dar testimonio del Evangelio”, ha asegurado. Por eso, el Papa ha deseado que el Año Jubilar de la Misericordia ayude a ello.

Por otro lado, el Santo Padre ha invitado a los presentes a preguntarse sobre su relación personal con Jesús, y examinar “lo que ya ha aceptado –o tal vez rechazado– para poder responder a su llamado a seguirlo más de cerca”. Y ha recordado la invitación a perseverar con entusiasmo en la misión, una misión que necesita de nuevos mensajeros, más numerosos todavía, más generosos, más alegres, más santos. Todos y cada uno de nosotros --ha asegurado el Papa-- estamos llamados a ser este mensajero que nuestro hermano, de cualquier etnia, religión y cultura, espera a menudo sin saberlo.

Finalmente, el papa Francisco ha subrayado que “la otra orilla está al alcance de la mano, y Jesús atraviesa el río con nosotros”. Y ha concluído diciendo a los cristianos de Centroáfrica, que cada uno de ellos está llamado a ser, con la perseverancia de su fe y de su compromiso misionero, “artífice de la renovación humana y espiritual de su país”.


Francisco visita la mezquita en Bangui: "La violencia desfigura el rostro de Dios"

El Santo Padre asegura que su visita pastoral a República Centroafricana no estaría completa sin este encuentro con la comunidad musulmana

El papa Francisco ha visitado la mezquita de Bangui, capital de República Centroafricana, este lunes, por la mañana, en último día de su viaje apostólico a África. Poco antes de llegar se detuvo en una escuela en la que saludó a algunos niños.

Una vez en la mezquita, el Papa dijo: "Cristianos y musulmanes somos hermanos. Tenemos que considerarnos así, comportarnos como tales". Y precisó que los últimos sucesos y la violencia que ha golpeado el país no "tuvo un fundamento precisamente religioso", porque la violencia "desfigura el Rostro de Dios". Dios es paz, recordó.

El Santo Padre agradeció los numerosos gestos de solidaridad que cristianos y musulmanes han tenido hacia sus compatriotas de otras confesiones religiosas. E indicó que confía "en que las próximas consultas nacionales den al país unos representantes que sepan unir a los centroafricanos, convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación".


Texto del discurso del papa Francisco

"Queridos hermanos, representantes y creyentes musulmanes:

Es para mí una gran alegría estar con ustedes y expresarles mi gratitud por su afectuosa bienvenida. Agradezco particularmente al Imán Tidiani Moussa Naibi sus palabras de bienvenida. Mi visita pastoral a la República Centroafricana no estaría completa sin este encuentro con la comunidad musulmana.

Cristianos y musulmanes somos hermanos. Tenemos que considerarnos así, comportarnos como tales. Sabemos bien que los últimos sucesos y la violencia que ha golpeado su país no tenía un fundamento precisamente religioso. Quien dice que cree en Dios ha de ser también un hombre o una mujer de paz. Cristianos, musulmanes y seguidores de las religiones tradicionales, han vivido juntos pacíficamente durante muchos años. Tenemos que permanecer unidos para que cese toda acción que, venga de donde venga, desfigura el Rostro de Dios y, en el fondo, tiene como objetivo la defensa a ultranza de intereses particulares, en perjuicio del bien común. Juntos digamos «no» al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam.

En estos tiempos dramáticos, las autoridades religiosas cristianas y musulmanes han querido estar a la altura de los desafíos del momento. Han desempeñado un papel importante para restablecer la armonía y la fraternidad entre todos. Quisiera expresarles mi gratitud y mi estima. Podemos recordar también los numerosos gestos de solidaridad que cristianos y musulmanes han tenido hacia sus compatriotas de otras confesiones religiosas, acogiéndolos y defendiéndolos durante la última crisis en su país, pero también en otras partes del mundo.

Confiamos en que las próximas consultas nacionales den al país unos Representantes que sepan unir a los centroafricanos, convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación, más que en representantes de una facción. Los animo vivamente a trabajar para que su país sea una casa acogedora para todos sus hijos, sin distinción de etnia, adscripción política o confesión religiosa. La República Centroafricana, situada en el corazón de África, gracias a la colaboración de todos sus hijos, podrá dar entonces un impulso en esta línea a todo el continente. Podrá influir positivamente y ayudar a apagar los focos de tensión todavía activos y que impiden a los africanos beneficiarse de ese desarrollo que merecen y al que tienen derecho.

Queridos amigos, los invito a rezar y a trabajar en favor de la reconciliación, la fraternidad y la solidaridad entre todos, teniendo presente a las personas que más han sufrido por estos sucesos.

Que Dios los bendiga y los proteja".

(fuente: zenit.org)

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