El Papa Francisco aboga en su primera exhortación apostólica 'Evangelii Gaudium' (que significa “la alegría del Evangelio”) por una "conversión del papado" y, concretamente, por "una saludable descentralización" de la Iglesia, así como por aumentar la responsabilidad de los laicos.
Con este cambio pretende que el papado sea "más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización" por lo que destaca que las conferencias episcopales podrían hacer una contribución a fin de que "el afecto colegial" tuviera una aplicación "concreta" que aún no se ha realizado.
Además, reitera la importancia de aumentar la responsabilidad de los laicos, mantenidos "al margen de las decisiones" y señala que "todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia", en particular "en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes" así como también destaca que se requiere un mayor protagonismo por parte de los jóvenes.
Además, el Papa denuncia el sistema económico actual que califica de "injusto en su raíz" porque en esa economía predomina "la ley del más fuerte" en la que existe una "nueva tiranía invisible, a veces virtual", de un "mercado divinizado" donde imperan la "especulación financiera, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta".
Por otro lado, indica que "no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura" sobre el aborto pues "no es progresista" resolver los problemas "eliminando una vida humana", aunque reconoce que la Iglesia ha hecho "poco" por acompañar a las mujeres que se encuentran en esta situación, sobre todo, en un contexto de violación o extrema pobreza.
"Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?", se pregunta. Por ello, puntualiza que la Iglesia quiere cuidar con predilección a "los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana".
Asimismo, el Papa Francisco invita a "no cerrar" las puertas de los sacramentos, sobre todo las del Bautismo, "por una razón cualquiera" pues "todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial" y porque la Iglesia "no es una aduana" sino que hay lugar para todos. También ha instado a abrir las puertas de la Eucaristía que "no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles". Estas convicciones, según concreta, tienen "consecuencias pastorales que están llamados a considerar con prudencia y audacia".
La Iglesia no es una "aduana"
"A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas", señala en esta exhortación que recoge los trabajos de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a 'La nueva evangelización para la transmisión de la fe' celebrada del 7 al 28 de octubre de 2012.
El Papa se dirige así en la que es su primera exhortación apostólica postsinodal "a los fieles cristianos para invitarles a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría" en un documento de 142 páginas y cinco capítulos en los que el Pontífice anima a "recuperar la frescura original del Evangelio" y propone encontrar "nuevos caminos" y "métodos creativos" para no encerrar a Jesús en "esquemas aburridos".
En esta línea, destaca que es necesaria una "conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están" y una "reforma de estructuras" eclesiales para que "todas ellas se vuelvan más misioneras". Así, por ejemplo, exhorta a tener "templos con las puertas abiertas en todas partes" para que los que quieren estar cerca no se encuentren "con la frialdad de unas puertas cerradas".
Además, en este documento el Papa invita a cuidar a los más débiles como las personas sin casa, los drogodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos "cada vez más solos y abandonados", los migrantes por los que exhorta a los países "a una generosa apertura" y las mujeres que sufren "situaciones de exclusión, maltrato y violencia".
Persecución de cristianos
Finalmente, Francisco denuncia los "ataques a la libertad religiosa" y "las nuevas situaciones de persecución a los cristianos" y destaca la importancia del ecumenismo con los hermanos ortodoxos para aprender de su colegialidad episcopal.
Además remarca la importancia de la relación con los creyentes del Islam y pide "humildemente" a los países de tradición islámica que aseguren la libertad religiosa a los cristianos, teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales".
En esta línea, invita a "evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia" así como también reitera "la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes".
Aquí está el texto completo de la exhortación apostólica "Evangelli Gaudium".
Religión Digital / Rome Reports
(fuente: www.radiomaria.org.ar)
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