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viernes, 1 de noviembre de 2013

¿Qué son las reliquias de los santos? ¿por qué son tan impotantes?

Casi todos los seres humanos guardamos algunos tesoros que le han pertenecido a nuestros seres queridos: una herencia familiar, una foto, un trocito de pelo, alguna joya, etc. Estos artículos nos unen sentimentalmente a nuestros seres queridos y nos ayudan a recordarlos, especialmente después de su muerte. Hay algo natural y humano en guardar y atesorar estos recuerdos o herencias. Estas herencias o recuerdos son una forma de reliquia. Partiendo de este natural deseo de guardar y atesorar las herencias, los Católicos hemos siempre mantenido en alta estima en nuestros corazones las reliquias de los santos. Estas reliquias pueden ser un hueso, una ampolla de sangre, un articulo usado por el santo como un libro de oraciones, o un trozo de tela pasado por el cuerpo del santo.

Con el tiempo, la Iglesia ha categorizado las reliquias, en tres clases: de Primera Clase: alguna parte del cuerpo del santo; de Segunda Clase: algo personal del santo, algo que uso o le perteneció al santo; y de Tercera Clase: un articulo que halla tocado una reliquia de primera o segunda clase. De la misma forma en que tenemos un deseo natural de recordar a nuestros seres queridos, o permanecer cerca de ellos a través de estas herencias u objetos que le pertenecieron, así también, hemos de atesorar las herencias de nuestros hermanos y hermanas en la fe - los Santos. Ellos son un ejemplo de fe, nos enseñan los caminos de la santidad. Los Santos que ahora viven en el cielo están intercediendo por nosotros para que un día nosotros también nos unamos a ellos en la gloria celestial.

Las Reliquias son una forma de mantenernos conectados o unidos con nuestros Santos, nuestros hermanos y hermanas que nos han precedido en la fe. Por el hecho que las reliquias están conectadas a los santos y estos están eternamente unidos a Cristo en el cielo, las reliquias son mas grandiosas que cualquier herencia familiar. Son como un puente que nos une al cielo con un poder divino que emana de la santidad de vida que ellos vivieron. A través de la historia, las reliquias han sido una fuente de sanaciones milagrosas, inspiraciones de fe y avance del Reino. Estos milagros han sido documentados aun desde el inicio de las Escrituras. Moisés cargo con los huesos de José al salir de Egipto (Ex. 13:19). Hombres colocaron a un hombre muerto en la tumba de Eliseo y el hombre muerto volvió a la vida (2 Reyes 13:21). Las personas tocaban telas a las manos de San Pablo, luego tocaban con estas telas a los enfermos y estos se sanaban (Hechos 19:11).

San Ambrosio y San Agustín escribieron acerca de haber sido testigos personales de milagros ocurridos luego que los huesos de un mártir tocaron a un hombre enfermo. Aun hoy, por ejemplo, muchos milagros se han reportado en relación a las reliquias del recién canonizado San Padre Pio. Por supuesto, no toda veneración de reliquias resulta en una sanación milagrosa, pero, siempre conecta a la persona con el santo y por ello con Dios. Dese su inicio, la Iglesia mantuvo la practica de la veneración de reliquias. Esta veneración no es el ofrecimiento de adoración o alabanza que solo pertenece a Dios.

La veneración es la honra, la admiración, el respeto y la devoción de corazón dada a los santos. La veneración es una expresión de nuestra amistad y amor por los santos - nuestros hermanos y hermanas en el cielo. Esta veneración fluye de nuestra admiración por la santidad de vida de los santos y por su vida con Dios en el cielo. Algunas veces la veneración ha sido abusada y exagerada. La Iglesia se ha protegido de estos abusos, creando un sistema para autentificar las reliquias, velar por la forma adecuada de veneración y hasta imponer sanciones en caso de abusos. as piadosas de devoción se han desarrollado para mostrar apropiadamente la veneración a las reliquias de los santos.

Las reliquias son colocadas en envases sagrados y artísticos llamados relicarios. Los fieles con frecuencia hacen peregrinaciones a los santuarios donde se venera alguna reliquia o las reliquias viajan a diferentes lugares para permitir la veneración. Los fieles pasan tiempo en oración en la presencia de las reliquias. Estos pueden meditar en la vida de santidad del santo, pedir su intercesión o ofrecer acción de gracias por algún favor recibido. Algunas veces se les permite a los fieles tocar el relicario o recibir la bendición con la reliquia. Finalmente, una estampa o trozo de tela tocado a la reliquia se convierte en una nueva reliquia de tercer grado que puede ser llevada a casa para veneración futura. Estas han de ser tratadas con respeto y han de recordar a la persona del momento que pasaron en oración ante la reliquia del santo.

(fuente: corazones.org)

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