Se trata de una estatua ubicada a la salida de su habitación en la Casa de Santa Marta, donde aparece el santo acostado y dormido. Allí es donde el Papa Francisco deja sus “encargos” al Santo, que como indicó en varias ocasiones, “es un carpintero que trabaja bien pero se toma su tiempo”.
Cuando vivía en Buenos Aires, tuvo durante 18 años una imagen similar en el Colegio Máximo San Miguel, en donde fue rector y provincial de los jesuitas. El San José dormido que conservaba en la curia de Buenos Aires es una de las pocas cosas que el Papa mandó traer desde Argentina después de su elección; durante el viaje la estatua se rompió (se separó la cabeza del cuerpo), pero Bergoglio la mandó reparar.
La ternura, el silencio y el ocultamiento, la falta de protagonismo, la vocación para custodiar: estos son algunos de los elementos del santo protector de los trabajadores que aprecia Francisco. Por este motivo, aunque la estatua represente al carpintero de Nazaret mientras duerme, el Papa «lo hace trabajar mucho», pidiéndole ayuda. “Cada vez que le he pedido algo a San José, me lo ha concedido” comentó el Papa Francisco en su vuelo de regreso a Roma tras visitar el Parlamento Europeo en Francia.
Otros de los gestos que evidencian el gran cariño del Pontífice a este santo tiene que ver con uno de los primeros cambios que realizó al comenzar su pontificado: modificó una de las oraciones de la Misa con el fin de alentar la devoción a San José. Así, a través de un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en junio de 2013 decidió que San José fuera mencionado en las Plegarias Eucarísticas colocándose después del nombre de la Virgen María: “Con María, la Virgen, con su esposo San José…” Una decisión que tomó primero Benedicto XVI y confirmó después el Papa Francisco. Asimismo, el Papa consagró el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel Arcángel en una ceremonia en julio de 2013, a la que asistió Benedicto XVI.
El Pontificado de Francisco fue encomendado a la protección de San José, ya que comenzó solemnemente el 19 de marzo de 2013. «No nos olvidemos nunca–dijo durante la homilía en aquella ocasión– que el verdadero poder es el servicio y que incluso el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su fuente luminosa en la Cruz; debe ver el servicio humilde, concreto, rico de fe, de San José y, como él, debe abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, sobre todo a los más pobres, a los más débiles, a los más pequeños… ¡Solo quien sirve con amor sabe custodiar!».
(fuente: www.radiomaria.org.ar)
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