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domingo, 3 de mayo de 2015

"Si permanecen en Mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá"

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan
(Juan 15, 1-8)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en Mí, El lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en Mí y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en Mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da fruto abundante, porque sin Mí nada pueden hacer. Al que no permanece en Mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en Mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.



El Evangelio de San Juan tiene diferencias marcadas con respecto a los otros Evangelios. Una de ellas es que el autor no se contenta con reproducir más o menos literalmente las Palabras pronunciadas por Jesús y conservadas por la tradición de la comunidad primitiva sino que a partir de ese acontecimiento, de esas Palabras y esas tradiciones ofrece a los lectores largos desarrollos que permiten contemplar las profundidades que se ocultan en esos dichos y en esos acontecimientos.

El autor del Evangelio que habla iluminado por el Espíritu Santo alcanza con su mirada hasta donde ninguno de los otros Evangelios había llegado. Por esa razón muy antiguo se ha elegido el águila como el signo en el que se representa el Evangelio de Juan por la altura, la majestuosidad, por la hondura, por la profundidad de su vuelo.

En éste Evangelio se narra una cena de Jesús celebrada antes de la fiesta de la Pascua en la que el Señor se extiende en un largo discurso. Para componer ese discurso el autor del Evangelio ha desarrollado y profundizado expresiones de Jesús que daban a entender de manera velada cual es la relación que hay entre El y el Padre. El Padre y yo somos uno. Si El trae la paz es porque viene de éste lugar de convivencia no por un orden establecido bajo un sistema de seguridad y equilibrio de fuerzas sino por un lugar nuevo de saber estar unos con otros como el Padre está en El y El en El Padre.

La comunidad llegó a comprender el sentido de su expresión solo después que se hizo presente el Espíritu Santo. Este texto tan bonito que hemos compartido hoy se proclama también en la Misa de estos días. En la de Hoy y en la del domingo que pasó y se trata de una comparación.

Podríamos llamar de una alegoría semejante a otras encabezadas por la misma expresión donde Jesús da a entender su condición divina: Yo soy. Esta expresión es propia del Antiguo Testamento y más particularmente del Exodo cuando Dios da a conocer su identidad: Yo soy el que soy. Cuando Jesús dice Yo soy el Buen Pastor, la luz del mundo, la vid ustedes son los sarmientos, Yo soy el agua viva, Yo soy el camino, la verdad y la vida. Este Yo soy da a entender la condición de cielo en la carne de Jesús que se manifiesta. Yo soy la vid, ustedes son los sarmientos el que permanece en mi y yo en el ese da mucho fruto.

La vid verdadera. Este punto de nuestro encuentro de hoy que nos abre en éste segundo bloque. Como es que hay una vid que es falsa entonces.

Cuando uno contempla las condiciones del terreno y del clima en Israel la viña es una plantación que exige mucho cuidado, mucha atención. Por esa razón hablar de la vid o la viña equivale a mencionar una propiedad por la que el dueño se desvive y cuida de una manera muy especial. Es así que la vid y la viña aparecen con frecuencia en la Biblia para representar a Israel, el pueblo de Dios, al llamado pueblo de Dios por el que Dios tiene tanta delicadeza y tanto cuidado.

A veces se muestra el amor de Dios por su pueblo comparándolo con una vid que el Señor transplantó desde Egipto y plantó cuidadosamente. La rodeó de toda clase de cuidados para que se extienda, para que cubra un extenso territorio. Otras veces la viña o la vid debía ser reprendida porque no daba los frutos esperados y no respondía al cuidado que se había prodigado.

La viña del Antiguo Testamento es el pueblo de Israel como lo dice explícitamente el Profeta Isaías que como boca de Dios habla de ésta condición de vid y en cuanto tal el pueblo se ve allí identificado. Ahora Jesús habla de la vid pero añadiendo que El es la vid verdadera. Con ésta aclaración “verdadera” la vid del Antiguo Testamento queda no como falsa sino como figura que preparó la llegada de la vid, Cristo Jesús. El evangelista ya había identificado a Jesús con la luz verdadera. En la Palabra El es el pan verdadero.

También ha aparecido como el Buen Pastor con lo cual está diciendo que hay otros pastores que no son verdaderos, que son falsos, que son aparentes. En la vid verdadera la pertenencia a la planta no se da por razones de sangre sino por la adhesión atractiva del amor de Dios que pone en profunda comunión al Cristo vid con cada uno de los miembros que formamos parte como sarmientos de ésta condición suya vital unidos por la savia de la fe que recorre nuestra condición total de vid con Cristo.

He ahí la invitación a permanecer que el Evangelio de Juan nos viene diciendo desde ayer en todos estos días y hoy también lo dice quien permanece unido a la vid da mucho fruto. Ayer también lo decía sin mi no pueden hacer nada. Es una unión recíproca Cristo y nosotros, nosotros en El.

Esta unión es en términos de amor que nos une, que nos permite ir y volver, salir y entrar sin dificultades. La savia de la vid es el amor que fluye y que va y que viene Cuando un sarmiento por distintos motivos no deja llegar ésta savia a su ser entonces se lo arroja afuera ¿ cuando no? Cuando éste sarmiento da fruto para que de más fruto todavía es podado.

Cuando el sarmiento es podado da más fruto. Es como que la savia encuentra un límite en aquel lugar donde se corta el sarmiento y empieza como a generar sobre aquel lugar del límite el desarrollo con mayor fuerza por toda la vitalidad que trae la savia del amor y hace que más frutos se produzcan. Es un lugar interesante para leer las pruebas por las que Dios nos va haciendo pasar.

Los momentos de crisis por los que Dios nos va haciendo transitar. Dejémonos podar por Dios y dejemos que en la poda Dios produzca más fruto. Para poder entrar en esa dinámica de ofrenda y entrega hay que entender la dinámica del amor con el que Dios se entrega y nos invita a entregarnos con El. Es una poda en la que Dios nos quiere libremente adhiriendo a El.

No es sufrida para que de verdaderamente fruto sin que nosotros no adhiramos a ese momento. Por eso es bueno revisar nuestra vida y en cada uno de nosotros descubrir cuantas podas hemos sufrido. Cuantos momentos críticos de nuestra vida, cuantos momentos de dolor, de sufrimiento, de pérdida, de enfermedades, de circunstancias inesperadas sufridas en su inesperada manifestación de cambio, de transformaciones, de decisiones que había que tomar.

Cuantas veces la hicimos sin estar del todo convencidos de que eso era lo mejor para nosotros. Cuantas veces hemos padecido, soportado la situación no deseada ni querida donde hemos sido cortados, heridos en lo más profundo de nuestro ser. El Señor nos invita a mirar esos momentos de nuestra historia y a decir acepto, quiero, adhiero, digo que si. Pertenezco a la vid en esa poda.

Te aseguro que no va a pasar mucho tiempo hasta que puedas ver en aquel momento en principio y entre comillas desgraciado que me toco sufrir. Cuanta vida comenzó a nacer en el mismo momento en el que se producía la poda. La poda que Dios hace de nosotros si la reconocemos bajo un signo del amén, que así sea, seguramente comienza a despuntar en nuestra vida como los momentos de mayor fecundidad, de mayor riqueza.

Te invito no solamente a mirar las podas sino a poder entrar sobre ese lugar de tu historia con ésta mirada de riqueza, de vida, de fruto con el que Dios a partir de aquellos momentos dolorosos e incomprensibles en el momento que ocurrieron que hicieron dar después mucho fruto que te hicieron madurar, crecer, ser fuerte, liberarte de tus miedos, sanar lo que parecía que no era una sanidad sino una herida que se abría más grande. El Señor viene a ese lugar de tu vida a reconciliarte con El y desde ese mismo lugar reconocer cuanto fruto se produjo cuando eras podado y podada en tu vida

El discípulo que permanece en Jesús recibe junto con la vida divina, la fuerza del amor que proviene de Dios. Ese amor lo impulsa a poner su vida al servicio de los otros e incluso a entregarla como Jesús para que todos puedan tener vida. La pertenencia a la vid produce alegría y es la gloria de la vida de los discípulos.

Lo importante es que demos fruto y para que demos más fruto el asociarnos a la Pascua de Cristo y sumarnos a su suerte es el lugar desde donde la vida en Cristo se hace verdaderamente rica permaneciendo en El para dar mucho fruto, no un poco de fruto. La alegoría de la vid nos muestra que la obra apostólica es en realidad una tarea que realiza Jesús por medio de nosotros en cuanto estamos unidos a El. Nadie puede atribuirse nada así como las ramas pueden decir son ellas las que producen los racimos tampoco nosotros podemos decir que por más fecunda que sea nuestra tarea apostólica pertenece a nosotros esa posibilidad de desarrollo y crecimiento sino a El que viene a llevar adelante su obra.

Pienso en ésta gran vid que va siendo Radio María en Argentina y todo el mundo. Solo en la medida que ésta vid está unida a Cristo produce mucho fruto y atención porque el Cristo de que hablamos es el Cristo total el cuerpo y cada uno de sus miembros.

En ese sentido quiero agradecerle a Dios como en Argentina ha venido a injertarse en el corazón mismo de la comunidad eclesial y particularmente en ésta Diócesis local de Córdoba para que de aquí unido a nuestro Pastor poder con toda la comunidad eclesial cordobesa dar frutos para tantos hermanos que necesitan de la presencia bondadosa de Jesús Buen Pastor que va al encuentro de todos y de cada uno de los que tienen hambre y sed de El asociado pastoralmente en el corazón mismo de la iglesia diocesana bajo la figura de injerto que supone hoy la asociación privada de fieles Radio María.

Cuanta vida se esconde detrás de esa vida que con tanta entrega y ofrenda el Pastor que nos guía en ésta Iglesia cordobesa Carlos José hace de su ministerio cada día eso, una ofrenda. Nosotros nos sentimos profundamente cobijados bajo esa presencia pastoral, eclesial y desde este lugar queremos unirnos a todas las iglesias particulares y a cada uno de sus pastores para desde esos mismos lugares generar mensajes que tengan que ver con esa multiplicidad de presencia del Buen Pastor con la que el Señor viene a abrazar a sus ovejas.

A cada uno de los que necesitan ser conducidos a pastos de descanso, a presencias saludables, a lugares de reposo. Jesús es el que multiplica su presencia y extiende cada vez más ésta vid. Yo te invito a que asocies tu amén en aquellos lugares donde ha sido podado a éste lugar de Gracia para que ésta obra que tanto bien nos hace produzca más fruto todavía.

Y a mis pruebas, a mis lugares de más sufrimiento, de mayor dolor he descubierto con el paso del tiempo que pertenecían a éste lugar de Gracia donde el Señor quiere dar mucho más fruto para gloria suya y para bien de los hermanos.

escrito por Padre Javier Soteras
(fuente: www.radiomaria.org.ar)

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