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domingo, 23 de noviembre de 2008

Cristo es el Rey

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (Mt 25, 31-46)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentara en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante El todas las naciones, y El apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?' Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'. Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mi, malditos, vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'. Entonces ellos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado, y no te asistimos?’ Y él les replicará: 'Yo les aseguro que cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

Hoy domingo termina otro Año Litúrgico en Nuestra Madre Iglesia Católica y el domingo que viene empezará otro con el Adviento, ese tiempo hermoso de preparación para la Navidad.

El final de este tiempo ordinario es con la Fiesta de Cristo Rey, en donde nosotros reconocemos a Jesús como Señor, como Dios. Este pasaje nos relata la Segunda Venida del Dios Hijo, la cual será majestuosa y para separar definitivamente a los justos de los pecadores.

Nuestra Madre Iglesia nos enseña que para los seres humanos tendrán dos juicios: uno Particular, que es aquel que cada persona recibe inmediatamente después de morir, y el Juicio Final, que será aquel que se realizará cuando vuelva Jesucristo. Entre ambos juicios hay algunas diferencias sensibles; después de haber recibido el Juicio Particular, cada persona tiene tres alternativas: ir al Cielo, ir al Purgatorio o ir al Infierno, que es la condenación eterna; por otro lado, el Juicio Final será para ratificar los juicios particulares y las almas del Purgatorio pasarán al Cielo. Además en el Juicio Final, todos resucitaremos como resucitó Jesús, es decir, en cuerpo y alma para recibir al Mesías.

La Segunda Venida del Cristo será el momento culmen de toda la Historia, la cual representará la finalización de todos los tiempos. Será también el broche de oro de la Historia de Salvación que Dios ha planeado desde el momento mismo en Adán y Eva pecaron; esa historia tuvo varios siglos de preparación para la llegada de Jesús a este mundo, prosiguió con los siglos que tuvieron y tienen a la Iglesia Católica, que es el Cuerpo Místico de Cristo, guiando a la humanidad hasta el fin de los tiempos.

Lamentablemente, muchas sectas usan la segunda Venida de Cristo para generar temor entre muchas personas y así persuadirlos para sumarlos como adeptos. Al respecto, nos dice Jesucristo "Si en este tiempo alguien les dice: Aquí o allí está el Mesías, no lo crean. Porque se presentarán falsos cristos y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios. ¡Miren que se los he advertido de antemano! Por tanto, si alguien les dice: En el desierto está. No vayan. Si dicen: Está en un lugar retirado. No lo crean. En efecto, cuando venga el Hijo del Hombre, será como relámpago que parte del oriente y brilla hasta el poniente” (Mt. 24, 23-28).

Este relato evangélico no debe asustarnos, sino más bien tomarlo con esperanza: Jesús volverá tal como lo prometió y será reconocido por todas las naciones. Será la ratificación de que el Reino de Dios no pertenece a este mundo, sino que trasciende a esta realidad en que vivimos. Nuestra Esperanza debe fundamentarse en que, estando unidos a Dios, podremos gozar del Reino que Él nos ha prometido para toda la Eternidad.

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