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miércoles, 7 de octubre de 2009

Para reflexionar a partir del Padrenuestro (1º parte)

Los discípulos pidieron a Jesús “enséñanos a orar”, y Jesús, en vez de proponerles un libro, o invitarlos a hacer un curso de control mental, o a concentrarse en el estudio, les dijo el “Padrenuestro”.

Pero del Evangelio surge que el “Padrenuestro” es más un tratado de oración, que una simple oración para ser repetida. Esta primera frase “Padre nuestro , que estás en los cielos” ya lo demuestra, porque de ella deducimos cual debe ser la actitud a asumir por quien se dispone a orar.

Comienza con la palabra “Padre”. Podría haber dicho: “Señor omnipotente”, “Creador nuestro”, pero dijo simplemente “Padre”, en hebreo “Abba”, que traducido literalmente significa “querido papá”. Es la manera familiar y cariñosa de llamar al padre. Con esto quiso ponernos en clima.

Tal vez pensamos que disponernos a rezar es sólo una cuestión de voluntad y, sin embargo, debería surgir como una necesidad de comunicarnos con quien nos ama y amamos.

Para rezar necesitamos entrar primero en un clima filial, de confianza, de cierta serenidad; buscar el momento calmado, recogido y el lugar propicio para hablar con un padre cariñoso. El padre del hijo pródigo, el pastor que busca la oveja perdida, el amigo que nos ama.

Pero no es un papá que manejamos a nuestro antojo; por eso: Padre nuestro “que estás en los cielos”. Y gracias a Dios que está en el cielo! Porque no es un papá más, es Dios. Sin embargo, no es incompatible: trascendencia, poder, sabiduría, santidad, con paternidad tierna. El hijo puede reconocer la superioridad del padre (que no y lo admira por ella, pero no lo asusta.

El Padre a quien Jesús invoca, es el Padre que está en el cielo, Cielo quiere decir: cumplimiento de todas las esperanzas, metas de todos los deseos, comunión con Dios y comunión de unos con otros. Por consiguiente, el Padre que está en el cielo es el único que puede colmar todos los anhelos de los hombres. A este Padre podemos hablarle con confianza, lo mismo que los hijos hablan con sus padres en el ambiente familiar.

Pero la oración no dice “Padre mío, sino “nuestro”, porque si bien Dios tiene en cuenta mi singularidad ,no soy yo solo el que sufre o goza, sino la humanidad también sufre y goza como yo; todos estamos incluidos en el plan de salvación. Por lo tanto, la oración de un cristiano no debe ser individual, también hay que aprender a mirar a los costados, a ser representante de los demás, del género humano del que formo parte.

PARA VER Y REFLEXIONAR

MI PERSONA

¿ Qué representa para mí Dios?.
· un ser omnipotente y lejano.
· Un juez que me condena.
· Un padre que me comprende
· Un amigo que me ama
· Un guía en mi camino.

¿la oración es para mí una obligación o una necesidad?
¿Incluyo a mi prójimo cuando hablo con Dios?.

NUESTRO MUNDO

Entre los que me rodean, ¿cuál es el concepto de Dios que prevalece?.

JUZGAR:

Leamos: Romanos 8, 14 al 17

De acuerdo a este texto, ¿cuál es nuestra relación con Dios?

ACTUAR:

¿De qué manera me propongo establecer con Dios una relación más filial y menos individualista?

¿Cómo puedo ayudar a otros a descubrir en Dios a un padre y amigo?.


COMPROMISO
Priorizo para esta semana un pasito concreto y sencillo para evaluar de crecimiento en mi relación con Dios.

(fuente: http://www.accioncatolica.org.ar/)

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