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miércoles, 7 de octubre de 2009

Para reflexionar a partir del Padrenuestro (2º parte)

Nos propusimos dirigirnos a Dios como a un padre que nos ama, pero ¿cómo conocemos al Padre?. Los apóstoles dijeron a Jesús: “Muéstranos al Padre, y eso nos basta” y Jesús contestó: “quien me ve a mí, ve al Padre que está en los cielos.

El rostro humano de Dios, del Dios inaccesible, invisible y trascendente para nosotros los hombres, se nos revela a través de la humanidad de Jesús. Sólo podemos acceder a la paternidad de Dios a través de la humanidad de Jesús, que no es sólo el cuerpo representado en un cuadro o en un crucifijo , sino un camino que tengo que aprender a disipar para comprenderlo.

Hoy se habla del “lenguaje total”, no bastan las palabras. Cuando se piensa en comunicación, la palabra es uno de los modos a emplear, pero se comunica también a través de la imagen, por gestos, por presencia, por lo que se dice. Todo el cuerpo expresa lo que es cada ser. Aunque no hable, el rostro de cada hombre tiene huellas de dolor, de alegría, de serenidad. Quien está enamorado normalmente aprende o intenta aprender a leer a través de lo visible, lo invisible del otro.

Quien quiere conocer al Padre tiene que poner la mirada sobre Cristo.

No siempre buscamos en el Evangelio la humanidad de Jesús, o nos distraemos con frases que nos impactan, sin apuntar a lo central, que es escuchar al verdadero Jesús, reconstruirlo en plenitud.

Para entender a Jesús, verdadero hombre, tenemos que apelar a nuestra propia experiencia humana. Por ejemplo, si yo tengo una experiencia de dolor, soledad profunda y agonía, como la de Getsemaní y leo ese pasaje del evangelio, lo voy a comprender mejor a través de mi propio Getsemaní y descubriré así toda la dimensión del amor de Jesús a los hombres.

Si soy capaz de leer mi experiencia humana y lo que yo estoy padeciendo, puedo llegar a entender cómo me amó Cristo. Si eso que yo estoy viviendo lo vivió El por amor a mí, yo tengo una ciencia de Cristo por experiencia, mucho más profunda que simplemente pensar en lo que a Él le pasó .

Cuando soy insultada, abandonada y encuentro en el Evangelio los momentos en que Jesús pasó lo mismo, puedo leerlo desde adentro y sabré mucho mejor de El de lo que me puedan decir algunos libros. Así tendremos la certeza de sabernos comprendidas por quien nos está escuchando, porque pasó algo similar.

No nos basta que sólo nos escuchen, sino bastaría un robot; para ser consolados tenemos que saber que hay otro que entiende lo que me está pasando. Se puede estar entre muchas personas y sin embargo solo. Se deja de estar solo, cuando se está con otro que pasa lo mismo y nos comprende.

Cuando Pilatos dijo : “He aquí al hombre”, sin saberlo dijo algo muy importante porque hizo alusión a la condición humana. Pablo VI decía: “no podemos conocer a Dios si no conocemos al hombre”. Dios tradujo su misterio en el rostro humano de Cristo.

El modo más elocuente que encontró Dios para expresarnos su amor es hacerse hombre , compartir nuestra suerte; ¿Cuál es la forma más elocuente que tenemos los hombres para demostrar a otro hombre nuestro amor?. Dar por él lo más grande que tenemos: nuestra vida. Cuando Dios quiere decirnos cuanto nos ama, lo hace hasta dar la vida por nosotros y no porque los hombres hayamos sido buenos, sino que Él, como Padre que nos quiere, tomó la iniciativa y con eso quiere despertar nuestra respuesta de amor.

Si supiéramos leer la cruz veríamos en ella al Padre, a la medida de su amor, quien es el hombre para el Padre y todo lo que hizo por él, más aún , lo que hizo por mí.

Los sacramentos son también la prolongación de la humanidad de Jesús a lo largo del tiempo. Cuando comulgo allí está Cristo, cuando me absuelven, me absuelve Cristo. Pero si yo no busco, no interpreto el signo, éste puede ser una pantalla que me oculta a Cristo y no un puente que me comunica.

Jesús dijo a los apóstoles: “quien a vosotros escucha, a mí me escucha”. La Iglesia, a pesar de sus deficiencias humanas, sus ministros, los cristianos, el pobre, el humilde, el hermano, son también rostro de Dios. El que sabe buscar y mirar detrás del rostro de la Iglesia y de todo hombre el rostro de Jesús, también allí lo encontrará.


PARA VER y REFLEXIONAR

MI PERSONA.

En mi oración, ¿Cómo relaciono mis vivencias personales con las actitudes de Cristo?.

¿Cómo y dónde puedo encontrar a Cristo, imagen visible del Padre?

NUESTRO MUNDO

Dar un ejemplo que demuestre si se reconoce o no a Dios Padre en la humanidad de Cristo, en los sacramentos o en la Iglesia.


JUZGAR

Leamos:
Juan 14, 6 al 11.
Lucas 10, 16.
De acuerdo a estos textos, ¿dónde podemos encontrar al Padre?.


ACTUAR:

Si me di cuenta que no conozco el rostro humano de Dios en toda su dimensión, ¿Qué me propongo hacer para lograrlo, e iluminar así mis actitudes cotidianas?

A quién puedo ayudar a descubrir los rostros de Dios.

COMPROMISO

Priorizo para esta semana un pasito concreto y sencillo para evaluar de crecimiento en mi relación con Dios.

(fuente: www.accioncatolica.org.ar)

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