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sábado, 22 de mayo de 2010

Acerca del ESPÍRITU SANTO

1. ¿Quién es el Espíritu Santo?
En el Credo profesamos nuestra fe en el Espíritu Santo al decir lo siguiente: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas».

2. ¿Cuál es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad?
El nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad es Espíritu Santo, y así nos lo revela Jesucristo: (Juan 14, 16-17). Espíritu («ruah» en hebreo), significa: viento, soplo, aire. Santo, pues es Dios y porque realiza la santificación de los hombres. (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 691).

3. ¿Qué otros nombres recibe el Espíritu Santo?
La Biblia le da al Espíritu Santo, los nombres de:
→ Paráclito: palabra en griego que quiere decir, «abogado» «defensor», a quien se le llama en situación de angustia.
→ Abogado: el que nos defiende.
→ Consolador: el que nos consuela. «Yo rogaré al Padre y Él os dará otro Consolador, para que esté con ustedes siempre». (Juan 14, 15).
→ Espíritu de Verdad: ‘El Espíritu de la Verdad los introducirá en la verdad total (Juan 16,13).

4. ¿Cómo se ha manifestado el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo se ha mostrado:
a) en forma de paloma en el bautismo de Jesús (Mateo 3, 16)
b) también en lenguas de fuego el día de Pentecostés (Hechos 2, 3)

5. ¿Cómo narra la Sagrada Escritura la venida del Espíritu Santo?
«Cuando llegó el día de Pentecostés (cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo), estaban todos reunidos en un mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse» (Hechos, 2, 1-4).

6. ¿La venida del Espíritu Santo fue un hecho aislado y del pasado?
«La venida solemne del Espíritu en el día de Pentecostés no fue un suceso aislado. Apenas hay una página de los Hechos de los Apóstoles en la que no se nos hable de El y de la acción por la que guía, dirige y anima la vida y las obras de la primitiva comunidad cristiana: El es quien inspira la predicación de San Pedro, quien confirma en su fe a los discípulos, quien sella con su presencia la
llamada dirigida a los gentiles, quien envía a Saulo y a Bernabé hacia tierras lejanas para abrir nuevos caminos a la enseñanza de Jesús. En una palabra, su presencia y su actuación lo dominan todo.» (San Josemaría Escrivá, Homilía El Gran Desconocido).

7. ¿Cómo viene el Espíritu Santo a nosotros?
El Espíritu Santo viene a nosotros por la fe en la palabra de Dios, por el arrepentimiento de nuestros pecados y el bautismo. Un ejemplo gráfico lo tenemos en los judíos que oyendo el sermón que San
Pedro les dirigió se compungieron y decían: «¿Qué hemos de hacer, hermanos? ». Pedro les contestó: «Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo». (Hechos 2, 37-38).

8. ¿Por qué es importante recibir el Sacramento de la Confirmación?
La Confirmación es importante porque este sacramento nos da la plenitud de la gracia bautismal: nos enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo y nos une más íntimamente a la Iglesia para que, como testigos de Cristo, extendamos y defendamos la fe, con palabras y obras (cf. Catecismo de
la Iglesia Católica, nn. 1285 y 1316).

9. ¿Cuál es el rito esencial de la Confirmación?
El rito esencial de la Confirmación, es la unción del crisma en la frente, que se hace con la imposición de las manos, y mediante las palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».

10. ¿Quién puede recibir este sacramento?
Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación. (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1306). Es una obligación de los fieles el recibirlo y se ha de administrar a los fieles en torno a la edad de la discreción o en peligro de muerte (cf. Código de Derecho Canónico, cc. 890-891).

11. ¿Qué efectos tiene en nuestra alma el recibir el Sacramento de la Confirmación?
En la Confirmación nos hacemos cristianos mayores y fuertes, pues recibimos la fuerza y la luz del Espíritu Santo para ser testigos de Jesús resucitado.

12. ¿Qué actitud hemos de adoptar ante el Espíritu Santo?
«La tradición cristiana ha resumido la actitud que debemos adoptar ante el Espíritu Santo en un solo concepto: docilidad. (…) Docilidad, en primer lugar, porque el Espíritu Santo es quien, con sus inspiraciones, va dando tono sobrenatural a nuestros pensamientos, deseos y obras. El es quien nos empuja a adherirnos a la doctrina de Cristo y a asimilarla con profundidad, quien nos da luz para tomar conciencia de nuestra vocación personal y fuerza para realizar todo lo que Dios espera. Si somos dóciles al Espíritu Santo, la imagen de Cristo se irá formando cada vez más en nosotros e iremos así acercándonos cada día más a Dios Padre. Los que son llevados por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.» (San Josemaría Escrivá, Homilía El Gran Desconocido).

13. Y, ¿qué más necesitamos para ser dóciles a la acción del Espíritu Santo?
«Ser sensibles a lo que el Espíritu divino promueve a nuestro alrededor y en nosotros mismos: a los carismas que distribuye, a los movimientos e instituciones que suscita, a los afectos y decisiones que hace nacer en nuestro corazón». (San Josemaría Escrivá, Homilía El Gran Desconocido)

14. ¿Qué son los carismas?
El «carisma» es todo don de Dios, especialmente las gracias, dones gratuitos, sobrenaturales y transitorios, que Dios concede a ciertas personas con vistas a la utilidad general, para edificación de toda la Iglesia.

15. ¿Qué dones o regalos da el Espíritu Santo?
«Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Uno recibe el don de sabiduría; otro, el don de la ciencia. A uno se le concede el don de la fe; a otro la gracia de hacer curaciones, y a otro más, poderes milagrosos. Uno recibe el don de profecía,
y otro, el de discernir los espíritus. A uno se le concede el don de lenguas, y a otro, el de interpretarlas. Pero es uno solo y el mismo Espíritu el que hace todo eso, distribuyendo a cada uno sus dones, según su voluntad.» (1 Cor. 12, 4-11)

16. ¿Cuáles son los siete dones que, según el profeta Isaías (11,2), trae el Espíritu de Dios a quien es fiel?
Los siete dones del Espíritu Santo son:

1.- SABIDURÍA
2.- ENTENDIMIENTO
3.- CONSEJO
4.- FORTALEZA
5.- PIEDAD
6.- CIENCIA
7.- TEMOR DE DIOS

17. ¿Qué es el don de SABIDURÍA?
«Es luz que se recibe de lo alto; y es una participación especial en ese conocimiento que es propio de Dios. Además da una capacidad especial para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios. Es la raíz de un conocimiento nuevo, impregnado por la caridad, gracias al cual el alma adquiere
familiaridad, por así decirlo, con las cosas divinas, y prueba gusto en ellas.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 9-IV-1989)

18. ¿Qué es el don de ENTENDIMIENTO?
«Es la búsqueda con el deseo de conocer más y mejor la verdad revelada. Es un don que al mismo tiempo que agudiza la inteligencia de las cosas divinas, hace también más límpida y penetrante la mirada sobre las cosas humanas. Se descubre así la dimensión no puramente terrena de los acontecimientos de los que está tejida la historia humana.» (Juan Pablo II, Meditación
dominical, 23-IV-1989).

19. ¿Para qué da el Espíritu Santo el don de CONSEJO?
«Se da al cristiano para iluminar la conciencia en las opciones morales que la vida impone. Una necesidad que se siente mucho en un tiempo turbado por no pocos motivos de crisis y por una incertidumbre difundida acerca de los verdaderos valores… Guía al alma desde dentro, iluminándola sobre lo que tiene que hacer, especialmente cuando se trata de opciones importantes (por ejemplo, dar respuesta a la vocación), o de un camino que recorrer entre dificultades y obstáculos.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 14-V-1989).

20. ¿Cómo actúa en nosotros el don de FORTALEZA?
«Es un impulso sobrenatural que da vigor al alma no solo en momentos dramáticos como el martirio, sino también en las actuales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios; en soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso ante incomprensiones y hostilidades; en el camino de la verdad y de la honradez.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 21-V-1989).

21. Mediante el don de PIEDAD, ¿qué hace el Espíritu Santo en nosotros?
«El Espíritu Santo sana en el corazón todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios y para con los hermanos. Pone en nosotros sentimientos de profunda confianza para con Dios, experimentado como Padre providente y bueno. Con este don se sabe ver en los demás hijos del mismo Padre, llamados a formar parte de la familia de Dios que es la Iglesia.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 4-VI-1989).

22. ¿Cómo nos ayuda el don de CIENCIA?
Ayuda a valorar rectamente las cosas en su dependencia esencial con el Creador. Logra descubrir el sentido teológico de lo creado, viendo las cosas como manifestaciones verdaderas y reales, aunque limitadas, de la verdadera belleza, del amor infinito que es Dios, y como consecuencia, se siente impulsado a traducir este descubrimiento en alabanza, canto, oración, acción de gracias.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 23-IV-1989).

23. ¿Qué nos infunde el Espíritu Santo con el don de TEMOR?
«Infunde en el alma sobre todo el temor filial: el alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de permanecer y crecer en caridad.» (Juan Pablo II, Meditación dominical, 18-VI-1989)

24. En resumen, ¿qué realiza el Espíritu Santo en el mundo?
«El Espíritu Santo realiza en el mundo las obras de Dios: es -como dice el himno litúrgico- dador de las gracias, luz de los corazones, huésped del alma, descanso en el trabajo, consuelo en el llanto. Sin su ayuda nada hay en el hombre que sea inocente y valioso, pues es El quien lava lo manchado, quien cura lo enfermo, quien enciende lo que está frío, quien endereza lo extraviado, quien conduce a los hombres hacia el puerto de la salvación y del gozo eterno.» (San Josemaría Escrivá, Homilía El Gran Desconocido).

25. ¿Qué condiciones se necesitan para recibir los dones del Espíritu Santo?

a) Evitar el pecado y permanecer en gracia de Dios.
b) Hacer oración y ser dóciles a lo que Él nos pida.
c) Amar la cruz.
d) Tratar a María Santísima.

26. ¿Cómo se conoce que el Espíritu Santo mora en una persona?
Por ciertos FRUTOS que se manifiestan en su personalidad. Dice la Sagrada Escritura: «Los frutos el Espíritu Santo son: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad. (cf. Gálatas 5). Y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad.

27. ¿Por qué se dice que los bautizados en estado de gracia somos Templo de Dios?
Porque con el bautismo viene a vivir al alma la Santísima Trinidad; pero esta habitación de Dios en nuestra alma se atribuye de modo especial al Espíritu Santo, y por eso San Pablo habla indistintamente de «Templo de Dios» y «Templo del Espíritu Santo» (cf. 1 Corintios 3, 16; 6, 19-20).

28. ¿Debemos pues, cuidar nuestro cuerpo?
San Pablo nos dice: «¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo». (1 Corintios 3, 16-17). Y también estas otras: «El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. (...) ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? (...) ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios y que, por tanto, no se pertenecen? Han sido comprados a gran precio. Glorifiquen, pues, a Dios en su propio cuerpo» (ibid.)

29. ¿Cómo destruimos el Templo de Dios en nuestra alma?
El Apóstol nos dice «No apaguen el Espíritu Santo» arrojándolo por el pecado mortal (cf. 1 Tesalonicenses 5, 19).

30. ¿Podemos entristecer al Espíritu Santo?
Nos dice San Pablo: «Hermanos: no le causen tristeza al Espíritu Santo, con el que Dios los ha marcado para el día de la liberación. Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y perdónense los unos a los otros, como Dios los perdonó. (Efesios 4, 30).

31. ¿Qué es el pecado contra el Espíritu Santo?
Jesucristo nos dijo: «A todo aquél que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquél que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.» (Lucas 12, 10). El pecado «contra el Espíritu Santo», consiste en rechazar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del
Espíritu Santo. Este pecado no es perdonado, no porque Dios no lo pueda perdonar, sino porque el hombre rechaza la misericordia de Dios que quiere perdonarlo.

para descargar estas preguntas y respuestas en formato .pdf, hacer click aquí
(fuente: www.encuentra.com)

1 comentario:

GACHY1360@yahoo.com.ar dijo...

Agradesco infinitamente poder contar con esta respuesta a mis dudas.Hoy he aprendido mucho mas de lo que buscaba ..EL NEGRITO MANUEL,aun hoy,sigue hablando de esta manera,de NTRa SRA de LUJAN..DIOS BENDIGA a quien dedico su tiempo en todo lo que hay en esta pagina.GRACIAS...

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