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jueves, 8 de marzo de 2012

María: ejemplo de mujer, madre y esposa

“La Mujer Nueva, ¿quién la hallará? Es para nosotros todo un reto. Un ideal alto. Hubo una mujer sencilla que pasó inadvertida en su tiempo y, sin embargo, se ha convertido para muchos hombres y mujeres durante siglos en un auténtico modelo. Ella fue esposa, fue madre, trabajó y llevó a cabo la misteriosa y delicadísima tarea de imprimir los códigos de conducta en su Hijo Jesús. Sí la Mujer Nueva es María. Ella llevó a plenitud no sólo su ser femenino sino la misma feminidad, por haber realizado en grado máximo el don total de sí a Dios y a los demás. María culmina esta donación generosa cuando dilata su corazón de tal manera que llega a ser Madre de todos los hombres. María, la Criatura más perfecta surgida del poder creador de Dios, hoy ilumina y guía a todos aquellos que se esfuerzan por trazar en el mundo los rasgos de la “Mujer Nueva”

Ser madre es más que dar la vida, es más que llevar en el seno a un ser humano durante nueve meses, es más que una desvelada o un malestar, incluso es mucho más que un parto. El papel de la maternidad es trascendente en la vida de todo ser humano, tanto para bien como para mal, en el desarrollo físico como en el psíquico, intelectual, espiritual y moral.

1. NO hay forma de que se substituya el papel tan poderoso y determinante que tiene la maternidad sobre los hijos.

2. Para ser una buena madre hay que promover el crecimiento personal continuo, intelectual, sentimental, psicológico, espiritual y profesional.

3. En ella está el enseñar al esposo a desempeñar su papel de padre educador.

 4. De ella depende en gran medida el crecimiento intelectual, psicológico y físico de los hijos.

5. Volverse como el varón para huir de la omnipotencia de él es renunciar a la feminidad, a la esencia, a la maternidad y por ello, negar su riqueza y su influencia determinante en los hijos.

6. La maternidad no es un obstáculo para la mujer, al revés, se reafirma como tal y asimila su grandeza y autoestima al verse madre.

7. Ser madre no es sólo dar la vida en forma física sino en el sentido más completo y pleno, es por ello la primera formadora del hijo y por extensión de la sociedad, de la patria y de la humanidad; ella da forma al nuevo ser a nivel intelectual, espiritual y emocional para que llegue a ser una persona plena.

8. Los primeros años de vida son trascendentes para la educación, es cuando la madre puede influir más en el hijo ya que sobre todo hasta los cinco años se da una unión física y psicológica muy fuerte entre ámbos, y ella imprime en el niño los valores que lo marcarán para el resto de su vida.

9. La mujer tiene derecho no sólo a ejercer la maternidad con responsabilidad, amor y entrega, sino también a realizarse en otros planos de la vida como el profesional o el intelectual, por ello, debe retomarse el papel del padre en la vida y el desarrollo de los hijos para que siendo un apoyo para la madre, vacíe en ellos su inmensa riqueza, lo cuál no significa que substituya a la madre, cada uno por las características esponsales, familiares y psicológicas ya planteadas, son indispensables para el buen desarrollo y maduración de los hijos.

10. Confunde a la mujer y confundirás a la sociedad. Corrompe a la mujer y corromperás a la sociedad. Por lo anterior es indispensable rescatar la grandeza de la maternidad. Esto implica una labor educativa desde la infancia.

(fuente: www.diocesiscoatza.org)

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