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viernes, 7 de junio de 2013

Protagonistas de la Colecta de Cáritas 2013: Educación en Bahía Blanca

Todos podemos

Yo si puedo es un programa de alfabetización de adultos, que a partir de un método cubano se implementó en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, de Cáritas Bahía Blanca. Mónica Martín y Silvia Aguirre Bengoa estuvieron a cargo de los cursos dictados en la parroquia.

“Ambas venimos del ámbito de la educación y consideramos que la misma es una palanca importante para la promoción humana, desde allí nos interesamos en ser parte de este maravilloso proyecto de Cáritas”, explica Silvia.

“Yo si puedo, es un método audiovisual que, al cabo de tres meses, con clases diarias, la persona sale alfabetizada, es decir que puede leer y escribir. Es un método que no solamente propone el tema de la alfabetización sino que, en el compartir con la gente del mismo barrio, en este caso, propone es que se vayan conociendo, como forma también de facilitar la cooperación y el compartir entre ellos, la vida, las preocupaciones”, describe.

“No solamente se aprende a leer y a escribir, sino que el trasfondo del método también apunta a ir armando un tejido dentro del grupo. En ese sentido, se realizó un relevamiento de gente analfabeta y de algunos que son analfabetos funcionales y a partir de esos datos empezamos a implementar el programa”, agrega Mónica.

“El programa hace varios años que está acá en la Argentina, Nosotros tomamos contacto con gente de La Plata, donde hay varios centros en los que se está llevando adelante el programa y nos animamos y nos pusimos en contacto. Desde la convicción de que el Espíritu Santo nos iba a acompañar, nos lanzamos a implementar el programa. Así fue como Bahía Blanca tuvo su primera experiencia en 2012”, detalla Silvia.

“Fue muy lindo, muy bueno, la gente respondió muy bien. Muchos se inscribieron porque se realizaba desde Cáritas, porque nos decían no lo hubieran hecho si era en una escuela. Venían siempre, muy contentos y muy dispuestos. Fue muy bueno el cambio, cómo te cuentan ellos de lo que es para haber aprendido a leer”, expresa orgullosa Mónica.

“Algo interesante y que nos sorprendió fue que, muchas veces, la mayor dificultad fue que nos comunicamos diferente, los códigos son distintos. Pero, tanto ellos como nosotros pudimos abrir el corazón y conversar, contarnos lo que le pasaba a uno y al otro, buscar puntos en común como para poder seguir, eso fue muy valioso para nosotros”, destaca.

“Providencia fue el habernos contactado con la inspectora de adultos y que nos haya propuesto traer la escuela acá, no hace falta que ellos vayan a la escuela, se puede traer acá. Y así fue cómo ahora tenemos un maestro con personas que están haciendo la escuela primaria en la parroquia”, comparte.

“Fue inmediato, terminaron el curso y empezó la escuela de enseguida. Es muy bueno porque tener el título de la primaria les abre puertas laborales, porque el título oficial. Personas que no sabían completar un formulario, que se choca con la realidad tiene estas posibilidades que son muy positivas y les ayuda hasta a la hora de buscar un trabajo”, agrega Silvia.


La parroquia que ayuda a poder

Eduardo Doná y Mabel Arias trabajan en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, de Cáritas Bahía Blanca. Se desempeñan en el área de promoción y acompañaron y apoyaron fuertemente el proyecto de alfabetización de adultos Yo si puedo, que recientemente realizó Cáritas.

Eduardo se desempeña en su función hace nueve años y Mabel si bien hace mucho tiempo está en Cáritas, hace tres está en su función actual. “Estoy tanto en la parte de asistencia como en la parte de promoción, aunque a la asistencia también la entendemos como promoción porque cubrir las necesidades inmediatas habla de promocionar a la gente, de respetar su derecho de una vida digna”, explica Mabel.

“Lo que procuramos hacer con la promoción es hacer visitas, visitamos a la gente. Es muy importante porque uno entra en contacto, va formando un lazo, ese contacto también hace que haya más integración. Consideramos que es muy importante”, sostiene Eduardo.

“Después trabajamos con instituciones de la comunidad que ya atienden los casos. Asistimos a una red social una vez al mes y lo bueno, más allá de la reunión es que cuando hay un caso emergente uno se comunica con esas instituciones que atienden el caso”, complementa Mabel.

“Mucho apoyo tenemos de las asistentes de promoción social, de la Municipalidad y mucho también de instituciones como el Servicio Local, que tiene a cargo el tema de minoridad. Además, trabajamos con Sueños de Barrilete que se preocupan de los chicos que trabajan o están en la calle y ahí vamos tratando de hacer una tarea”, agrega.

Veinte personas, entre jóvenes y adultos, trabajan arduamente en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, de Cáritas Bahía Blanca para acompañar a quienes más lo necesitan.

“Dentro de lo que es promoción, estamos haciendo acompañamiento a chicos que salieron de adicciones. Se los trata de acompañar, la parroquia les está dando una mano a través de Cáritas con lo que es habitabilidad. Por ejemplo, se pagan algunas pensiones, que eso también es promoción”, explica Eduardo Doná, quien trabaja en la parroquia hace nueve años.

Las problemáticas más frecuentes con las que se encuentran los integrantes de la parroquia son precariedad habitacional hacinamiento, lo cual trae aparejado otros problemas, alcoholismo, violencia, deserción escolar e insuficiencia de necesidades básicas, como comida y ropa.

“Trabajamos articulando con la Municipalidad y otras instituciones, para lograr respuestas más rápidas y efectivas. Por nuestra parte, el grupo de trabajo tiene la característica de que muchos son jóvenes, que eso no es habitual y le da otra dinámica al trabajo”, sostiene Mabel Arias, compañera.


José Luis pudo

José Luis Fuentealba tiene 30 años y se animó a hacer un gran cambio en su vida cuando se inscribió al programa de alfabetización de adultos “Yo sí puedo” que Cáritas Bahía Blanca desarrolla.

José Luis vive con su mujer y cinco hijos y se gana la vida como cartonero. “Siempre fui cartonero y no sabía nada, no sabía leer ni escribir, nada. Las cuentas, más o menos las manejaba, como andaba con el tema del cartón las sacaba de ojo o así pensándolas, pero de necesidad porque tampoco eran para mí”, describe.

Cuando se enteró del proyecto educativo que Cáritas llevaría delante José Luis no dudó: “En cuanto esto salga soy el primero en anotarme, encantadísimo porque estaba esperando una posibilidad de estas, hoy en día son pocas y hay que aprovecharlas”, fue la contundente respuesta de aquel momento.

Poco tiempo más tarde, José Luis ya participaba del proyecto. “Al principio me costó un poco, porque para mí yo tenía la mente muy cerrada. Me costó a pesar que soy dado, no pensé que me iba a costar tanto pero me costó bastante. Gracias al apoyo que recibí seguí adelante, por ahí no he venido por temas de trabajo, por una changuita, pero hoy acá estoy y se escribir y leer.”

“Es un cambio muy grande porque yo, hoy en día, escribo mi nombre así a ojo, ya me acuerdo el número de documento, todo. Miro tele y ya me pongo a leer y mi señora misma me mira y me dice ´al final te sirvió, aprendiste bastante´. Me falta todavía, pero yo sé que de a poquito vamos a salir adelante”, confía.

“Yo siempre anduve en la calle y conozco mucha gente de ahí y también gente de plata, que por ahí te llaman para darte mercadería. Eso a mí me viene de diez porque de última no tengo trabajo pero vivo con el cartón. Tengo un hijo mío de sangre que ya va a cumplir dos años y no le falta nada gracias al cartón, al carro, que salgo a laburar y no le falta nada”, describe.

José Luis ya terminó el proyecto de alfabetización y hoy, sabiendo leer y escribir piensa en su futuro: “Tener el título de la primaria vendría bien pero lo importa es salir sabiendo y ver el mundo de otra manera. Fui muy discriminado por la gente porque no sabía leer ni escribir y no tenía un oficio de nada. Como que no me quería juntar con la sociedad, le tenía miedo, pero ahora la enfrento, la enfrento y hoy en día la sociedad está conmigo”, compara.

“Mi proyecto para el futuro es tener un buen trabajo. Con el carro vivo, pero un buen trabajo, en blanco, tranquilo y que me permita progresar. Yo nunca agaché, nunca me vine abajo, siempre estoy con la cabeza en alto y le doy para adelante, he tenido varias trabas pero las intento esquivar”, describe.

(fuente: www.caritas.org.ar)

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