Tras alertar sobre quienes a través de los medios de comunicación usan figuras del catolicismo, como Juan Pablo II o la Madre Teresa de Calcuta para “confundir y vaciar de sentido la legítima búsqueda religiosa de nuestra gente”, recordó que “el eclecticismo, propio de algunas corrientes espirituales actuales como la New Age, que intenta reunir a todas las religiones sin respetar la verdadera identidad de cada una no es ecumenismo… El hecho de que alguien admire a la Madre Teresa al mismo tiempo que a Sai Baba y haga una doctrina a su manera rescatando de ambas lo que le parece y armado un esquema espiritual sincretista, no debe ser considerado ecumenismo”.
El prelado reconoció que “es cierto que venimos de varios siglos de presencia del modernismo que endiosó la razón y la ciencia, que desvalorizó la dimensión religiosa de la persona, reduciéndola a un mero recurso afectivo y sentimental, supuestamente considerando lo religioso como un recurso necesario para los débiles o ignorantes".
Recordó en este sentido que “de hecho aquello que siempre fue incomprensible para ‘el modernismo’ fue el misterio de ‘la Encarnación’, celebrado por los cristianos, el hecho de que Dios se haya hecho uno de nosotros. Por esta causa muchos de sus seguidores durante siglos han tratado con teorías, novelas, historias… negar la naturaleza divina de Jesucristo, contradiciendo la confesión de fe de los cristianos”.
Monseñor Martínez sostuvo que “una espiritualidad consistente necesita realizar una confesión de fe sobre la cercanía y amor de Dios, concretado en su Encarnación”, y agregó: “Necesitamos una espiritualidad que confiese la fe porque aparecen mensajes confuso que tienden a decir que ‘todo es Dios’, que ‘todo es lo mismo’, que Dios no es Alguien, sino algo. Un todo impersonal está imposibilitado de proponer un camino y una ética donde haya bien y mal”.
“Nuestro tiempo que padece un fuerte materialismo con su consecuencia habitual de insatisfacción profunda del espíritu humano traducidas en depresiones y angustias, y tantas veces en desesperación y desorientación, reclaman de un tiempo en que debemos recuperar fuertemente una espiritualidad que no sea superficial, pasajera, consumista; sino una espiritualidad que profundice la fe, la esperanza y el amor; el camino del amor misericordioso de Dios, que nos revela Jesucristo y nos permite comprender por el Espíritu, que Dios es nuestro Padre”, concluyó.
(extraído de www.aica.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario