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jueves, 14 de mayo de 2009

El secreto de Fátima

Tendré que hablar algo del secreto, y responder al primer punto interrogativo. ¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la tierra me han autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves, aquella en que me manda escribir al Santo Padre.

Uno de los puntos que me indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a Dios la oportunidad de un momento más favorable.
Pues bien; ya expuse en el segundo escrito, la duda que, desde el 13 de junio al 13 de julio, me atormentó; y cómo en esta aparición todo se desvaneció.

Ahora bien, el secreto consta de tres partes distintas, de las cuales voy a revelar dos:

La primera fue, pues, la visión del infierno. Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.

Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor.
Inmediatamente levantamos los ojos hacia Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:

— Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.7


Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.


Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: « algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ».

También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. Tuy-3-1-1944 ».


Escrito por Sor Lucía, en la "Tercera Memoria" del 31 de agosto de 1941, destinada al Obispo de Leiria-Fátima (www.vatican.va)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿NO LE HUBIERA SIDO MÁS FÁCIL DECIR LO QUE IBA A PASAR TAL CUAL? ¿PORQUE IMITAR A NOSTRADAMUS?

mallinista dijo...

No entiendo a qué te referís con que no dijo tal cual iba a ser.

Me parece que comparar a Nostradamus con la Hermana Lucía habla de un claro desconocimiento: o no has leído sobre Nostradamus o no has leído sobre Fátima.

De todas maneras, es muy respetable que creás o no.

Dios te bendiga!

Anónimo dijo...

¿HUBO REALMENTE ALGO DE IMPORTANCIA EN ESTAS SUPUESTAS REVELACIONES MARIANAS?
¿TRASCENDIO A LA HUMANIDAD?
¿OCURRIÓ ALGO?

LO QUE OCURRE EN EL MUNDO Y EN EL UNIVERSO....¿ES OBRA DE LA CASUALIDAD? ¿O ES EL CUMPLIMIENTO DE LA VOLUNTAD SOBERANA DE UN DIOS MAJESTUSOSO?

mallinista dijo...

Anónimo

Los mensajes de Fátima proudjeron profundos cambios en las vidas de miles y miles de personas en todo el mundo. Al respecto, te invito a leer en http://www.corazones.org/lugares/portugal/fatima/a_fatima_per1.htm

Ahora bien, para hablar de la repercusión mundial de estos sucesos en Fátima hay que tener en cuenta algo fundamental: LA LIBERTAD HUMANA.

Dios nos creó libres a todos y cada uno de nosotros. Vos y yo somos también libres y eso trae como consecuencia que, a cada paso de nuestras vidas, podamos elegir entre el bien y el mal. Y, claro está, en mayor o menor medida, cada una de esas elecciones que hagamos, repercuten en nuestro prójimo.

Más fácil le hubiera sido a Dios hacernos como títeres suyos, sin capacidad de decidir por nosotros mismos así hacemos todo lo que él quiera. Pero no. Tanto nos ama Dios que nos hizo libres para elegir... inclusive nos da libertad para podamos elegir rechazarlo a Él.

Mucha gente injustamente culpa a Dios de toda la maldad que hay en el mundo cuando en realidad no quiere reconocer que todo es producto del libre albedrío de todos y cada uno de nosotros.

Dios te bendiga!

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