Jueves 22 May 2014 Ciudad del Vaticano (AICA) “La alegría es como el signo del cristiano, un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo. Un cristiano sin alegría no es cristiano. La alegría es como el sello del cristiano, también en el dolor, en las tribulaciones, aun en las persecuciones”, afirmó el Santo Padre en su homilía de la misa celebrada, en la mañana de este jueves, 21 de mayo, en la capilla de la Casa Santa Marta. El Papa reiteró que es imposible que un cristiano sea triste y subrayó que “es el Espíritu Santo quien nos enseña a amar y nos llena de alegría”.
Francisco recordó que Jesús antes de subir al Cielo habló de muchas cosas, pero se detenía siempre en "tres palabras clave": paz, amor y alegría.
Sobre la paz "nos hablaba de una paz, pero no como la que da el mundo", sino que nos da una "paz para siempre". Sobre el amor se dijo muchas veces "que el mandamiento era amar a Dios y amar al prójimo", y se ha hecho casi un "protocolo", en Mateo 25, "en el que todos seremos juzgados". En el Evangelio de hoy, "Jesús sobre el amor dice una cosa nueva: 'No sólo amor, sino permanecer en mi amor". "La vocación cristiana es esta: Permanecer en el amor de Dios, es decir, respirar, vivir en ese oxígeno, en ese aire. Permanecer en el amor de Dios. Y con esto cierra la profundidad de su discurso sobre el amor y va adelante. ¿Y cómo es su amor? 'Así como el Padre me amó yo los amo'. Es un amor que viene del Padre. La relación de amor entre Él y el Padre es también una relación de amor entre Él y nosotros. Y pedimos permanecer en este amor, que viene del Padre".
"Una paz que no viene del mundo, la da Él. Un amor que no es de este mundo, que viene del Padre". El Papa comentó también la exhortación de Jesús: "Permanezcan en mi amor". La señal de que "permanecemos en el amor de Jesús es guardar los Mandamientos". No se limita a seguir". Cuando permanecemos en el amor los Mandamientos viene por sí mismos, con el amor". El amor "nos lleva a cumplir los Mandamientos, también, por supuesto. La raíz del amor florece en los Mandamientos". Y estos son "como el hilo" que une a una "cadena: el Padre, Jesús, nosotros".
Paz, amor y alegría, "tres palabras que Jesús nos dejó". ¿Y quién hace esta paz, este amor, "¿quién nos da alegría? Es el Espíritu Santo". "¡El gran olvidado en nuestras vidas! Me gustaría preguntarles: ¿cuántos de ustedes rezan al Espíritu Santo? No levanten la mano. Es el más olvidado, ¡el gran olvidado! Y Él es el dador, el dador del regalo que es la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. A través de la oración le pedimos al Señor: 'Guarda tu regalo". Habíamos pedido la gracia que el Señor guarda el Espíritu Santo en nosotros. El Señor nos dé esta gracia: de custodiar siempre al Espíritu Santo en nosotros, aquel Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da paz".+
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