Sabado 14 Jun 2014
Santa Fe (AICA) El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que “cuando decimos ‘Creo en Dios’, confesamos y nos introducimos en una realidad que nos trasciende. Entramos en un ámbito que lo sentimos familiar y, al mismo tiempo, tomamos conciencia de nuestra condición de criaturas. Estamos ante Alguien cercano, pero a quién sentimos que no lo manejamos. Esta sensación no es un signo que nos empobrece, por el contrario, nos introduce en la verdad profunda de lo que es el hombre como criatura”.
“Hay una actitud de aparente racionalidad que nos puede llevar a negar lo que no conozco o domino, lo que no es verificable con mis sentidos o lo que no está al alcance de mi mirada. Ello me puede llevar a concluir, Dios no existe. Sin embargo, dejaría de ser Dios si su existencia dependiera de mi voluntad o aceptación. Nuestra tentación puede ser ocupar el lugar de Dios y sentirnos creadores no criaturas”, advirtió.
El prelado explicó que “si bien la inteligencia humana, sin la ayuda de la fe, puede llegar a probar la existencia de un primer principio filosóficamente necesario, o incluso aceptar una zona de misterio que nos trasciende, todavía estaríamos en un ámbito previo al encuentro con un Dios personal, a quien le pudiera decir Creo en Ti. Nos encontraríamos en una suerte de ‘atrio’ del encuentro con Dios” y reflexionó: “Pienso que algo semejante habrá sentido san Pablo cuando, recorriendo el Areópago en Atenas, encontró un altar con esta inscripción: al dios desconocido, ahí comenzó él su célebre predicación a los atenienses: ‘Ahora, yo vengo, les dice, a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer’”.
Tras señalar que “este sentimiento religioso es valioso y pertenece a la dimensión espiritual del hombre”, recordó que “cuando Jesucristo nos revela el conocimiento de Dios como su Padre, que es nuestro Padre nos dice, nos está introduciendo en la verdad de lo que somos y nos está dando la llave más importante para conocernos”.
“El conocer a Dios nos lleva a conocernos a nosotros. Toda la revelación de Jesucristo es explicitarnos esta relación de Dios con el hombre. Hay un movimiento primero de Dios hacia nosotros a través de Jesucristo, que él mismo lo hace nuestro camino hacia Dios. Nuestra fe se apoya en el testimonio de la Palabra y la Obra de Jesucristo. Por ello, nos insiste la carta a los Hebreos: ‘Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, Jesús’. Es en Él, y por Él que conocemos la intimidad de Dios que es comunión de vida y amor, y que es para nosotros: Padre, Hijo y Espíritu Santo”, indicó.
Por último, monseñor Arancedo sostuvo que “estamos ante el misterio de la Santísima Trinidad al que sólo accedemos por la revelación de Jesucristo. La unidad de Dios se expresa en esta riqueza de relaciones y misiones que nos revela Jesucristo cuando nos dice que ha sido enviado por su Padre, y que Él nos enviará junto con su Padre al Espíritu Santo. Tres Personas distintas en la unidad de un solo Dios. Todo esto afirmamos cuando decimos Creo en Dios”.+
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