Martes 30 Jun 2015 | 11:32 am Buenos Aires (AICA): La Red Argentina de Laicos (Relai) rechazó el nuevo protocolo para la realización de abortos no punibles al sostener que es “una nueva afrenta contra la vida”. La organización laical consideró que se extralimita en forma evidente de las pautas del caso F.A.L. e interpeló directamente al ministro de Salud Daniel Gollán.
Para la Relai, el protocolo “constituye un acto de notoria ilegalidad y de cercenamiento de derechos humanos elementales”. La entidad sostuvo que los funcionarios del Programa de Salud Sexual y Reproductiva –a los que el Ministerio de Salud indicó como responsables- “se arrogan facultades propias del Poder Legislativo de la Nación, con pretensiones de vigencia obligatoria en todos los hospitales del país, desconociendo las atribuciones constitucionales de las provincias argentinas”.
“¿Usted pretende eludir las críticas en base a que no firmó resolución alguna?”, interpeló la organización que conduce el doctor Justo Carbajales al ministro Gollán.
“Los argentinos nos encontramos estupefactos con que un programa de un Ministerio se arroga la facultad de sustituir al Congreso de la Nación y a la propia Corte pretendiendo hacer obligatorias en todo el territorio nacional la Guía para la «Interrupción Legal del Embarazo», concepto esencialmente ajeno al sistema jurídico argentino y los valores que lo informan”, manifestó la Relai.
Mons. Buenanueva rechaza que se conculque el derecho a la libertad de conciencia
Miercoles 24 Jun 2015 | 10:33 am
San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, advirtió que el nuevo protocolo hospitalario oficial para casos de abortos no punibles intenta recortar el derecho humano a la objeción de conciencia, por lo que consideró que para que no se conculque este derecho “los ciudadanos libres tendrán que aprender a resistir, cuidando con atención cada vez mayor los espacios de libertad, tanto de pensamiento, como de palabra y acción”. “La objeción de conciencia, incluso en el caso límite de no estar reconocida por la ley, será siempre un servicio a la libertad de todos. Aunque este servicio a la libertad tenga que pagarse duramente. De alguna manera, siempre ha sido así. La libertad es un bien precioso que nunca está conquistado para siempre”, sostuvo.
La objeción de conciencia
Reflexión de monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco (24 de junio de 2015)
Empecemos diciendo que la objeción de conciencia es un derecho humano, anterior a toda ley escrita. Si tiene el reconocimiento de una ley, mejor. Si no lo tuviera, subsiste con la persona, pues en ella se apoya, resguarda y manifiesta su dignidad.
Pero, ¿qué es la objeción de conciencia? Es derecho que tiene una persona concreta a decir que “no” a una determinada acción mandada por una ley positiva porque considera que contradice sus convicciones personales, religiosas o éticas.
No basta la conformidad con el mandato externo de la ley para que una determinada acción sea genuinamente humana. El respeto por la naturaleza del hombre hace que sea necesario considerar también que la persona obre convencida de que está haciendo lo que es moralmente justo y bueno, y que lo haga libremente.
Ahí entra precisamente la conciencia, que es el juicio práctico sobre la bondad o malicia de nuestros actos. Obrar contra la conciencia es siempre una falta moral. Un pecado, para el hombre religioso, pues la conciencia es la apertura interior de la persona a la Ley de Dios.
La conciencia no es la cerrazón del sujeto sobre sí mismo, sino su apertura a la totalidad de la realidad. Es la voz y la transparencia dela verdad en lo más hondo del sujeto humano. Es la voz misma de Dios en cada uno.
De ahí que la obediencia a la voz de la conciencia, especialmente en situaciones más graves o que contradicen los propios deseos espontáneos, sea un acto de altísima calidad espiritual y moral.
En su reciente declaración sobre el “Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo”, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina ha llamado precisamente la atención sobre el recorte que el derecho a la objeción de conciencia sufre en esta normativa.
Es un hecho que se torna cada vez más frecuente. Por la presión de diversos grupos, los estados están imponiendo una serie de leyes o normas de alto contenido ideológico en temas tan sensibles como familia y salud. Esta imposición corre paralela con el recorte o, en algunos casos, sencillamente el desconocimiento del derecho a la objeción de conciencia.
En una sociedad cada vez más plural, los mecanismos para que los individuos se encuadren dentro del pensamiento único recurren a formas nuevas de presión, tanto por medio de normativas legales elaboradas por técnicos sin suficientes debates públicos, como por la sugestión de lo políticamente correcto convertido en una suerte de mentalidad común a la que no debe oponerse resistencia.
Por eso, los ciudadanos libres tendrán que aprender a resistir, cuidando con atención cada vez mayor los espacios de libertad, tanto de pensamiento, como de palabra y acción. La objeción de conciencia, incluso en el caso límite de no estar reconocida por la ley, será siempre un servicio a la libertad de todos.
Aunque este servicio a la libertad tenga que pagarse duramente. De alguna manera, siempre ha sido así. La libertad es un bien precioso que nunca está conquistado para siempre.
Hoy podemos gozar de espacios muy amplios de libertad porque, antes de nosotros, otros pagaron con su vida, su prestigio o su bienestar personal un alto precio por ese logro para todos.
Es cierto, nadie está obligado al heroísmo. Basta empero que uno solo dé el paso, en el momento justo y con la suficiente valentía y libertad interior.
Mons. Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco
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