La información acerca de que el papa Francisco extendía a todos los sacerdotes la posibilidad de otorgar el perdón a quienes hubieran incurrido en el pecado del aborto causó conmoción dentro y fuera de la Iglesia. Reiteradamente, Francisco ha afirmado que "los débiles que la Iglesia quiere cuidar con predilección son los niños por nacer, que son los más débiles e indefensos de todos, a los que hoy se les quiere negar su dignidad humana quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo".
Por todo esto, para la grey católica, abortar es una falta muy grave, en tanto implica el asesinato de una vida. Para aquellos católicos que, por infinidad de motivos, aceptan cercenar la vida que se desarrolla en el vientre materno desde el instante mismo de la concepción, la institución eclesial prevé la "excomunión automática", esto es, la imposibilidad de acercarse a recibir los sacramentos que acompañan la vida de la fe.
Hasta ahora, el derecho canónico sólo contemplaba su levantamiento por parte de un obispo o de aquellos sacerdotes en quienes éste delegara la facultad. De hecho, en la práctica, desde la época de monseñor Antonio Quarracino en Buenos Aires, existía una delegación general por la cual todos los sacerdotes tenían esa facultad. La novedad, pues, radica ahora en que ya no resulta necesaria la delegación del Episcopado y todos los sacerdotes pueden levantar la excomunión de quien se acerca en busca de perdón. Como representante de Dios en la Tierra, el sacerdote tiene la facultad de llevar alivio y absolver a quien se arrepiente de corazón. Los textos bíblicos reseñan numerosas situaciones en las que el perdón divino se muestra por encima de las leyes de los hombres, como en el caso de María Magdalena, la mujer adúltera o la samaritana.
Francisco insiste en recordar que la misericordia de Dios es infinita. Este papa, que se muestra tan cercano al dolor y a las vivencias de quienes, por distintas razones, pueden haberse alejado de la fe, comprende que la mayoría de las veces una mujer llega forzada al aborto, como resultado de circunstancias complicadas. Ha tenido también él la valentía y la enorme sensibilidad de afirmar: "Es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?".
Una vez más, la cabeza y máximo exponente de la Iglesia Católica recoge el pedido de tantos pastores que, enfrentados con los problemas de personas concretas, lejos de expulsarlas buscan acercarse a ellas para brindarles consuelo, acompañarlas y alentarlas en su vida de fe. La misericordia y el amor son el camino que destaca Francisco, un desafío de cara también al sínodo de la familia que se desarrolla hasta el 25 de este mes en Roma.
(fuente: lanacion.com.ar)
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