(Mt 2, 11)
Cuando experimentamos el encuentro con Jesús, cuando Él nos sale al encuentro en la oracioón comunitaria, personal, cuando se hace este tipo de experiencia y descubrimos que Él es una persona viva en medio de nosotros, el gesto que nos sale es este que experimentaron los magos de Oriente.
Ahí en esa cueva fria y con mal olor en donde una madre da el pecho a su hijo. La presencia de Dios en medio de este tipo de escenario, sin duda, el gesto que nos sale es vernos vencido y caer de rodillas para adorary glorificar a Dios.
Es el contenido de lo que se nos ofrece lo que nos conmueve. Este es el modo en el que Dios elige para hablarnos.
Es pore sto que hoy queremos deternos en el don de la maternidad, un don con el que el Señor nos bendice. En la figura de la mujer madre, hoy nos detenemos.
Partimos de la imagen de María amamantando a Jesús, al Dios encarnado, recién nacido de una mujer.
Siempre, en la biografia de todos y de cada uno de nosotros ha aparecido la figura materna, no siempre aparece en el vínculo biológico, pero siempre está. Puede ser una abuela, una tía, una maestra.
Queremos que hoy puedas responderte ¿Cuál es el rasgo materno que más te ha marcado el corazón para hoy poder vivir como vivís? El sacrificio, los límites en la educación, la entrega, el amor, el cuidado.
Dios es Padre pero también es madre. En las entrañas de los más profundo de Dios se esconde la misericordia este aspecto de ternura siendo madre también.
La mujer, madre
Muchas personas consagradas ejercen el donde la maternidad aun sin haber parido. Es la madre María el modelo de la maternidad ella nos da a Jesús y Jesús entregándonos a María en la cruz recibimos en el corazón de María tantos dones con los que Dios nos ha bendecido.
Francisco dice “ La madre, sin embargo, incluso siendo muy exaltada desde punto de vista simbólico —muchas poesías, muchas cosas hermosas se dicen poéticamente de la madre—, se la escucha poco y se le ayuda poco en la vida cotidiana, y es poco considerada en su papel central en la sociedad. Es más, a menudo se aprovecha de la disponibilidad de las madres a sacrificarse por los hijos para «ahorrar» en los gastos sociales.
Sucede que incluso en la comunidad cristiana a la madre no siempre se la tiene justamente en cuenta, se le escucha poco. Sin embargo, en el centro de la vida de la Iglesia está la Madre de Jesús. Tal vez las madres, dispuestas a muchos sacrificios por los propios hijos, y no pocas veces también por los de los demás, deberían ser más escuchadas. Habría que comprender más su lucha cotidiana por ser eficientes en el trabajo y atentas y afectuosas en la familia; habría que comprender mejor a qué aspiran ellas para expresar los mejores y auténticos frutos de su emancipación. Una madre con los hijos tiene siempre problemas, siempre trabajo.”
Queremos darle en la historia de cada uno de nosotros, y de la socidad, el lugar que le corresponde. Queremos ir un poquito más hacia allá y encontrarnos con ese Dios que es Padre y es Madre.
Un Ángel llamado Mamá
Cuenta la leyenda que un angelito estaba en el cielo, cuando Dios, lo llamó y le encomendó una misión, con dulce voz le dijo, tendrás que ir a la tierra y nacer como los humanos, serás un pequeño niño y crecerás hasta llegar a ser un hombre.
Espantado el angelito, preguntó, pero Señor, ¿cómo haré para vivir tan pequeño e indefenso, quien me cuidará?
– Entre muchos ángeles escogí uno para ti que te está esperando y te cuidará.
– Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso me basta para ser feliz…
– No te preocupes, tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
– ¿Cómo entenderé lo que la gente habla si no conozco el idioma de los hombres?
– Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
– ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
– Tu ángel juntará tus manitas y te enseñará a orar y podrás hablarme…
– He oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quien me defenderá?
– Tu ángel te defenderá a costa de su propia vida.
– Pero estaré triste ya que no te veré más.
– Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado durante todo el tiempo que estés entre los hombres.
El angelito ya empieza a escuchar las voces que venían de la Tierra y atemorizado y con lágrimas en los ojos, dijo…
Dios mío, dime por lo menos el nombre de ese ángel que me cuidará,…
“Su nombre no importa tú, le llamarás MAMÁ”
Donarse es darse
Las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo egoísta. «Individuo» quiere decir «que no se puede dividir». Las madres, en cambio, se «dividen» a partir del momento en el que acogen a un hijo para darlo al mundo y criarlo, dice el Papa. En ésta condcion de donar las mandre stoieen que aprender a administar para acomañar a su hijo y estar preprarada para que vuele, pero al mismo tiempo tener el nido prepradao para cuando el hijo vuelve. Las mandres estan llamadas a dividirse,a multiplicarse. “Son ellas, las madres, quienes más odian la guerra, que mata a sus hijos. Muchas veces he pensado en esas madres al recibir la carta: «Le comunico que su hijo ha caído en defensa de la patria…». ¡Pobres mujeres! ¡Cómo sufre una madre! Son ellas quienes testimonian la belleza de la vida. El arzobispo Oscar Arnulfo Romero decía que las madres viven un «martirio materno». En la homilía para el funeral de un sacerdote asesinado por los escuadrones de la muerte, él dijo, evocando el Concilio Vaticano ii: «Todos debemos estar dispuestos a morir por nuestra fe, incluso si el Señor no nos concede este honor… Dar la vida no significa sólo ser asesinados; dar la vida, tener espíritu de martirio, es entregarla en el deber, en el silencio, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber; en ese silencio de la vida cotidiana; dar la vida poco a poco. Sí, como la entrega una madre, que sin temor, con la sencillez del martirio materno, concibe en su seno a un hijo, lo da a luz, lo amamanta, lo cría y cuida con afecto. Es dar la vida. Es martirio».
Bellas y tremendas palabras de monseñor Romero en medio de una situación extremadamente dolorosa, en medio de un contexto político y social muy delicado en el Salvador. Algo del martirio de su hijo también lo sufre ella.
Francisco agrega “Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madres saben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza moral.” Las mujeres tienen un lugar muy especial en el corazón del Papa Francisco; las paraguayas son admiradas por él ya que en las villas en Buenos Aires muchas de ellas son las madres del paco, un flagelo que golpea a tantos jóvenes.
Ojalá las mujeres sientan en la voz del Papa Francisco que se ponen de pie. Ojalá que podamos adentrarnos en el corazón del año de la misericordia suponga sacar de nosotros los rasgos maternos con los que Dios nos ha bendecido. Que Él nos siga bendiciendo con tantos rostros maternos.
escrito por el Padre Javier Soteras
(fuente: www.radiomaria.org.ar)
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