El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, compartió sus reflexiones personales sobre el Mensaje de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima, Portugal, en una intervención en al Pontificia Universidad Antoniana de Roma el pasado 07 de mayo, reproducida por L’Osservatore Romano. El Cardenal no duda el Mensaje de Fátima como "la más profética de las apariciones modernas".
El purpurado refirió el privilegio de haber podido acceder a los manuscritos originales del Mensaje de Fátima cuando era Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe que conserva dichos documentos. "Los he meditado largamente, porque lanzan una luz de fe y de esperanza sobre los tristísimos acontecimientos del siglo pasado… y no sólo del siglo pasado", afirmó, haciendo referencia a las numerosas persecuciones contra la fe del último siglo en todo el mundo.
"Dejando aparte las dos guerras mundiales", describió el Cardenal, "las estaciones más trágicas de este Vía Crucis evangélico fueron, una tras otra, el genocidio armenio, la represión mexicana, la persecución española, las masacres nazis, el exterminio comunista", a las que sumó la persecución extremista actual, especialmente en Oriente Medio. "Son millones las víctimas de ideologías malignas, que han producido y producen todavía conflictos, odios y divisiones".
Este panorama ya fue descrito por las revelaciones privadas de las apariciones, "levantando el velo sobre hechos históricos concretos" que expresan los ataques del mal contra la Providencia de Dios. El Card. Amato destacó la descripción del Papa Francisco de la Iglesia actual como una "Iglesia de mártires" y recordó la "palabra clave" del Mensaje de Fátima: "¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!".
Para el Prefecto, quien describió las tres partes del Mensaje publicadas por la Santa Sede, acontecimientos como el fallido atentado a San Juan Pablo II expresan el poder de la oración para revertir la acción del mal: "La fuerza que se opone a la destrucción es el esplendor de la Madre de Dios", describió, siendo el campo de batalla "la elección libre del hombre entre el bien y el mal".
Este llamado de la Santísima Virgen es una advertencia de gran seriedad. El "Carisma de Fátima" es un "don de Dios Trinidad a la humanidad y a la Iglesia de ser cada vez más conscientes de la lucha del bien y el mal y la inevitable victoria de la gracia sobre el pecado". El Mensaje traza un camino de "fe, adoración, esperanza, amor de Dios, perdón, oración, sacrificio, compartir la Eucaristía, intimidad con Dios Trino, recitación diaria del Rosario", entre otras formas concretas de conversión y vida de fe. El llamado no es sólo a la penitencia, sino a la santidad, no sólo como vocación, sino como deber.
"La visión de Fátima levanta el velo sobre el infierno que existe sobre la tierra, pero también ofrece la consoladora profecía de la patria celestial", concluye el Cardenal, quien refirió cómo la Santísima Virgen se describe como venida del Cielo y promete a los pequeños videntes llegar también allí. La propia Sor Lucía, citada por el purpurado, explicó cómo se maravillaba por esta esperanza: "Dios en su grandeza, tenía que tener el más alto propósito", comentó. "Somos la obra primera de su amor, porque nos creó para hacernos partícipes de la inmensidad de su vida".
(fuentes: L’Osservatore Romano; Gaudium Press; aleteia.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario