Ciudad del Vaticano, 25 de octubre de 2015 (ZENIT.org) El santo padre Francisco presidió este domingo la santa misa en la basílica de San Pedro, en ocasión del cierre de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.
Concelebraron con el Santo Padre, solamente los miembros del Sínodo: 71 cardenales, 7 patriarcas, 72 arzobispos y 107 obispos, y contó también con la música polifónica del coro pontificio de la Capilla Sixtina.
En el XXX domingo del tiempo ordinario el Papa y los celebrantes vistieron paramentos color verde, y en una de las columnas del dosel del Bernini se encontraba el cuadro de la Sagrada Familia que encabezó diversas ceremonias durante el camino sínodal.
En su homilía el Santo Padre señaló que las tres lecturas del día hablan de la misericordia de Dios. Y tomando la parábola del ciego Bartimeo que llama al Señor gritando, indica que muchos de los apóstoles eran sordos a sus gritos, y lo consideran molesto, tratan de seguir adelante ignorándolo. En cambio Jesús se inclina, le pregunta lo que parece obvio y lo cura.
Después de curarlo, el Señor le dice al hombre: "Tu fe te ha salvado". E indica que “es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo”, confiando en él. “A ésto están llamados los discípulos de Jesús, también hoy, sobre todo hoy: poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva” dijo.
Advirtió también sobre a "espiritualidad del espejismo", porque podemos sin ver lo que realmente existe, sino lo que nos gustaría ver; siendo “capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de los ojos”.
Y también del peligro de caminar con el pueblo de Dios, pero teniendo nuestro programa de marcha, donde se planeó todo: sabemos a dónde ir y cuánto tiempo debe pasar; todos deben respetar nuestros ritmos y cualquier inconveniente nos perturba”.
Concluyó agradeciendo a los padres sinodales por el camino recorrido “con la mirada fija en el Señor y los hermanos, en la búsqueda de senderos que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia”.
La misa concluyó con el canto de la Salve Regina, con el Papa delante del cuadro de la Sagrada Familia.
Francisco pide que la violencia deje lugar a la recíproca convivencia
En su encuentro con los miembros del Sínodo de la Iglesia Caldea, el Papa les confirma su total apoyo y solidaridad en este difícil tiempo que están viviendo de persecución y violencia.
Ciudad del Vaticano, 26 de octubre de 2015 (ZENIT.org) El papa Francisco ha realizado un llamamiento a la comunidad internacional para que sepa adoptar todas las estrategias válidas con el fin de alcanzar la paz en países terriblemente devastados por el odio, para llevar el aliento vital del amor a los lugares que desde siempre han sido cruce de pueblos, culturas y naciones. Además, ha deseado que tan anhelada paz “pueda surgir en el horizonte de la historia, para que estos dramas trágicos infringidos por la violencia, dejen lugar a un clima de recíproca convivencia”. Lo ha hecho durante su audiencia este lunes con los miembros del Sínodo de la Iglesia Caldea, convocado en Roma del 24 al 29 de octubre.
Además, el Santo Padre ha aprovechado la ocasión para alcanzar, a través de los presentes, “a todos los fieles y todos los habitantes de las amadas tierras de Irak y Siria, en un periodo particularmente sufrido y delicado, con el consuelo y la solidaridad cristiana”. Por eso ha pedido que “la misericordia de Dios, en el inminencia del Año Jubilar, pueda sanar las heridas de la guerra que lloran el corazón de estas comunidades, para que nadie se desanime en este momento, en el que los clamores de la violencia parecen superar las sinceras oraciones por la paz”.
Asimismo, el Pontífice ha asegurado a los presentes que hoy, “las situaciones en sus tierras de origen están gravemente comprometidas por el odio fanático del terrorismo que continúa provocando una fuerte pérdida de fieles que se alejan de las tierras de sus padres, donde han crecido arraigados a una tradición”. Esta situación, ha observado el Papa, está amenazando la vital presencia cristiana en esa tierra.
La Iglesia Caldea, que sufre las consecuencias de la guerra, “conoce también las necesidades de los fieles en la diáspora, quienes sienten el deseo de permanecer firmes a las propias raíces e incluirse en los nuevos contextos”, ha indicado el Santo Padre. Por ello, ha querido confirmar, hoy más que nunca, el apoyo y solidaridad de la Sede Apostólica a favor del bien común de toda la Iglesia Caldea. Del mismo modo, el Papa ha asegurado su oración para que los cristianos no se vean obligados a abandonar Irak y Oriente Medio.
El Pontífice ha exhortado a los presentes a que trabajen incansablemente como constructores de unidad en todas las provincias de Irak, favoreciendo el diálogo y la colaboración entre todos los autores de la vida pública, contribuyendo a resanar las divisiones e impidiendo que surjan otras.
Por otro lado, Francisco ha explicado a los presentes que el Sínodo que están celebrando estos días es un “camino juntos”, un momento propicio de debate entre las diversidades que enriquecen la comunión fraterna entre ellos, “bajo la mirada de Cristo Buen Pastor”.
A propósito, ha recordado que para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, “la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz”.
El Obispo de Roma les ha pedido que vivan el Sínodo “con sentido de responsabilidad, participación y servicio, teniendo siempre delante la imagen del Buen Pastor, que tiene en su corazón la salvación de sus ovejas y, de forma particular, cuida a la que está perdida”.
También les ha animado a ser paternales con los sacerdotes y con todos los consagrados, “que son vuestros primeros colaboradores”, y en el respeto de la tradición y de las normas, a ser “acogedores con ellos, buenos y comprensivos hacia sus necesidades, iniciando recorridos para que sean cada vez más conscientes de las exigencias de su ministerio al servicio de los fieles”. Y haciendo esto, “conseguiréis colmar las distancias que separan y discernir las respuestas a las urgencias actuales de la Iglesia Caldea tanto en la madre patria como en la diáspora”, ha observado el Santo Padre.
(26 de octubre de 2015) © Innovative Media Inc.
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