Hoy, 14 de febrero, es el Día de los Enamorados y muchas personas aprovechan para saludar y homenajear a sus seres amados en este día.
Esta es una costumbre importada hacen poquitos años directamente desde los Estados Unidos y, como sueñe suceder en acontecimientos, se desata también un gran consumismo alrededor de esta celebración. Asimismo, hay gran un gran sentimentalismo que está lejos del verdadero amor.
Como vivimos en tiempos posmodernos, a muy poca gente le interesa realmente quien fue San Valentín y qué es lo que podemos aprender de él.
Están también quienes pasan su Día de San Valentín sufriendo por amor o, bien, prefieren mantenerse distantes de este tipo de acontecimientos. Vivimos en tiempos en donde abundan las relaciones "rápidas" y sin compromiso (y, por lo tanto, llenas de egoísmos), las cuales son llamadas "amor". En nombre del amor, también se hacen y dicen barbaridades y estupideces de las más variadas: como que a todos nos gusta jugar al amor pero después no nos hacemos cargo de las consecuencias y, lo que es peor, descuidamos la propia persona y dañamos al otro.
Considero que, antes que nada, hay que buscar al Verdadero AMOR (sí, con mayúsculas) en uno mismo: es Dios que vive dentro de todos y cada uno. Y de ahí en más, todo se va dando por añadidura.
Una vez que uno centra la propia vida en Dios, es más probable encontrar el Amor. Es decir, un amor lejos de lo superficial, lejos de la inmediatez, lejos de toda manipulación del otro, lejos del sentimentalismo, lejos de todo egoísmo.
Es verdad que nadie da lo que no tiene. Si uno quiere amar y ser amado, me parece que es fundamental saberse amar a uno mismo, descubriendo a Dios. Es muy importante dejar de lado los modelos de belleza que nos venden los medios de comunicación y saber valorarnos a nosotros mismos tal como Dios nos ha creado. Amarse a uno mismo es muy distinto a ser egocéntrico: el egocéntrico hace un culto a si mismo, no le importa el resto del mundo y la vanidad es lo primero; por otro lado, quien se ama a si mismo, sabe descubrir lo bueno que Dios ha puesto en él (absolutamente todos tenemos dones) y lo pone al servicio de los demás.
Espero que tengás un feliz Día de los Enamorados. ¡Dios te bendiga!
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