
En estos tiempos en donde las
campañas electorales se van vaciando de contenidos, los partidos políticos ven sus plataformas olvidadas, dirigentes polítcos que mutan de una agrupación a otra sin vergonzarse, medios de comunicación que se prostituyen con el poder de turno y otros que se prenden al circo de declaraciones huecas. Vemos que los encuestadores son nuevos los gurúes modernos a los que todos consultamos, quienes nos van describiendo la campaña electoral como si se tratara de una carrera de caballos en algún hipódromo.

Los candidatos oficialistas hablan de lo conveniente de mantener el rumbo ¿? o instalan el miedo para no votar por candidatos opositores; por otro lado, la mayoría de los candidatos provinciales que se alinean masivamente bajo el poder prepotente de quienes hoy habitan la Casa Rosada.
¿Hundir la cabeza bajo tierra como el avestruz?

Entonces, la tentación más próxima es no interesarse en la política, en la economía, en lo social... total, pareciera que este bendito país no tiene arreglo. Pareciera ser que en nuestra querida Argentina el deporte nacional es "echarle la culpa al otro" y nadie se hace cargo de nada.

Entonces, ¿qué hacer?
Un buen cristiano no debe caer en la mediocridad de la crítica fácil para con nuesstra realidad. Como cristianos, lo que debemos hacer es COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD.
¿Cómo? dando mucho valor al voto propio.
El voto tiene que ser meditado responsablemente; en vez de quedarse con los slogans o los jingles publicitarios, es necesario haber leído las propuestas concretas de cada candidato (si es que todos las han hecho).
También es preciso hacer memoria y recordar la trayectoria de todos los políticos que han ejercido cargos públicos anteriormente, lo cual es un gran indicador de la capacidad de cada uno. La gran mayoría optan por ser reelegidos o van rotando de un cargo a otro, con tal de mantenerse cerca del poder.
Por último, dejamos a consideración las direcciones de las páginas para conocer un poco más a fondo a nuestros candidatos y sus planes de gobierno:
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