Entendemos por opciones operativas a las elecciones fundamentales del método educativo, que unidas a las instituciones carismáticas se han hecho patrimonio común y son aplicables a todos los ambientes en donde trabajan los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora.
En la diversidad y la complejidad de las situaciones, hay denominadores comunes que vamos a analizar en algunos núcleos compartidos por todos.
Crear un clima fraterno para educar
El sistema preventivo es pedagogía de la acogida gratuita y desinteresada. Nos es una simple intuición teórica, sino que llega a ser un modo de educar a los jóvenes, cuando se cumplen algunas condiciones:
- La creación de un clima de relaciones interpersonales y amistosas entre los jóvenes y entre los educadores y jóvenes, en el que prevalece un clima de confianza recíproca, la espontaneidad, el diálogo, el compartir.
- La aceptación de los jóvenes tal como son, sin demasiados filtros para seleccionar la entrada y salida de un ambiente salesiano; así, el joven que entra a un ambiente salesiano debe sentirse como en su casa, en donde se establecen normas para emprender el camino educativo.
- La tensión entre lo que los jóvenes llevan dentro de si como expectativas, intereses, intuiciones y las propuestas que fecundan tales expectativas e intereses para ayudar a tomar decisiones sobre la existencia propia y colectiva; acogida no es sinónimo de silencio educativo o de ausencia de propuestas, sino que significa hacer posible, con decisión y fantasía, que se encuentren: mundo de los jóvenes, fe tradición cultural y religiosa.
El sistema preventivo es pedagogía de la acogida gratuita y desinteresada. Nos es una simple intuición teórica, sino que llega a ser un modo de educar a los jóvenes, cuando se cumplen algunas condiciones:
- La creación de un clima de relaciones interpersonales y amistosas entre los jóvenes y entre los educadores y jóvenes, en el que prevalece un clima de confianza recíproca, la espontaneidad, el diálogo, el compartir.
- La aceptación de los jóvenes tal como son, sin demasiados filtros para seleccionar la entrada y salida de un ambiente salesiano; así, el joven que entra a un ambiente salesiano debe sentirse como en su casa, en donde se establecen normas para emprender el camino educativo.
- La tensión entre lo que los jóvenes llevan dentro de si como expectativas, intereses, intuiciones y las propuestas que fecundan tales expectativas e intereses para ayudar a tomar decisiones sobre la existencia propia y colectiva; acogida no es sinónimo de silencio educativo o de ausencia de propuestas, sino que significa hacer posible, con decisión y fantasía, que se encuentren: mundo de los jóvenes, fe tradición cultural y religiosa.
Crear ambientes de “tipo oratoriano”
El término oratoriano no está referido a una institución, sino a un modelo o imagen de ambiente educativo. En esta opción hay que señalar diversas elecciones:
- Proponer múltiples actividades educativas para corresponder a los intereses diversos de los jóvenes. Esto no es simple activismo. Es seleccionar una forma de aprendizaje activo, en el cual se recurre a experimentar, a investigar, a ser protagonistas, a inventar; de este modo, las expectativas de los jóvenes entran en contacto con las propuestas de valor y de fe de los educadores.
- El clima, el espacio de libertad, el espíritu de solidaridad y el protagonismo educativo son los elementos más importantes que permiten a toda la comunidad educativa acercarse al modelo oratoriano; de este modo, se logra en todos un sentido de pertenencia al grupo
El término oratoriano no está referido a una institución, sino a un modelo o imagen de ambiente educativo. En esta opción hay que señalar diversas elecciones:
- Proponer múltiples actividades educativas para corresponder a los intereses diversos de los jóvenes. Esto no es simple activismo. Es seleccionar una forma de aprendizaje activo, en el cual se recurre a experimentar, a investigar, a ser protagonistas, a inventar; de este modo, las expectativas de los jóvenes entran en contacto con las propuestas de valor y de fe de los educadores.
- El clima, el espacio de libertad, el espíritu de solidaridad y el protagonismo educativo son los elementos más importantes que permiten a toda la comunidad educativa acercarse al modelo oratoriano; de este modo, se logra en todos un sentido de pertenencia al grupo
Estar con los jóvenes
Estar con los jóvenes es el principio de la asistencia salesiana.
El asistente-educador vive su función entre el compartir cotidiano y apasionado de la vida de los jóvenes. Esto favorecerá a que el joven desarrolle toda su potencialidad positiva.
Hay que valorizar el estar juntos como lugar educativo: el convivir cotidiano, inspirado en el amor a la vida a la luz del Evangelio es ya un intercambio de valores humanos y de fe.
Estar con los jóvenes no es una pérdida de tiempo, sino una comunicación inmediata y vital, mucho más eficaz que la comunicación verbal; esto implica un gasto de energías físicas, psíquicas y espirituales, que comprometen fuertemente al educador.
Se hace imperioso descubrir función específica del adulto; el animador es conciente de que debe transmitir, en nombre de la Iglesia y de la sociedad, rescatando los valores humanos y religiosos.
Favorecer la experiencia de grupo
Se parte de la convicción de que para educar en el estilo de sistema preventivo es esencial que los jóvenes hagan una experiencia de grupo con la presencia de uno o varios educadores.
El salesiano fomenta la formación del grupo porque sabe que rescata al joven tanto de la gran masa en la que existe el peligro de anonimato como así también de la soledad exasperada que lo encierra en si mismo.
El grupo ayuda al joven a encontrar su propia identidad y a reconocer y aceptar la diversidad de los otros.
Es también un banco de prueba de solidaridad. Todo legítimo interés resulta educativo y ofrece la posibilidad de emprender y recorrer un camino de crecimiento: el deporte, la música, el turismo, el servicio a otros, la profundización de la fe, etc.
Asimismo, el grupo ayuda para madurar una experiencia de comunidad y de Iglesia, interiorizando el mensaje evangélico.
Proyectar itinerarios: planificar
El crecimiento humano y cristiano de los jóvenes no se funda sobre la sumatoria de contenidos educativos o catequísticos esquematizados, una vez para siempre y adaptados a todos.
La experiencia debe adecuarse a los muchachos que viven diversas situaciones personales y ambientales, aun calculando siempre la meta a la que se tiende. Se trata, por lo tanto, de:
- Pensar cuáles son los objetivos concretos más urgentes y más adaptados a los integrantes del grupo;
- Programar contenidos progresivos y modos de interiorización;
- Organizar todo en forma dinámica y flexible como respuesta a la vida;
- Caminar hacia la meta del buen cristiano y honrado ciudadano, tratando de consolidar permanentemente algunos valores, actitudes y capacidades fundamentales;
- Finalmente, hacer evaluación para discernir a través de los resultados comprobados, la adecuación de las propuestas y de las intervenciones.
A pesar del cuidado con que se programa, siempre estamos dispuestos a comenzar de nuevo para volver a ofrecer a todos la posibilidad de caminar, a los que comienzan y a los que han perdido el paso.
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