Blas nació en el seno de una familia acaudalada, fue educado cristianamente, se graduó como médico y se hizo sacerdote. Tiempo después fue obispo en Sebaste (Armenia). Como en su región se inició una feroz persecusión de cristianos, se refugió viviendo como ermitaño en una cueva del Monte Argeus.
Fue una persona con fama de sanador, al que concurrían personas para pedirle su intercesión para sanar enfermedades. Se hizo famoso cuando curó a un niño que se ahogaba por haberse tragado una gran espina de pescado. Según la Tradición, hasta los animales recurrían a él para pedirle que los sane de diversas dolencias.
Un día, unos cazadores que perseguían animales se toparon con Blas, quien los espantó defendiendo a los animales. Esta acción le valió que esos cazadores lo denunciaran y, posteriormente, ser arrestado. Una vez arrestado, se conoció su condición de cristiano que le valió ser torturado y, como aún así, no renegaba de su amor por Jesús, murió decapitado. Era el año 316.
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