Así nos habla Monseñor Alfonso Delgado, Arzobispo de San Juan

Muchos de ellos también saben dónde se vende droga en algún kiosco cercano. No hay que “chuparse” el dedo. Los padres y maestros deben prevenir, enseñar, alertar y acompañar. Y hacerles ver el daño que hace la droga, aunque al inicio no lo parezca: se destroza el cerebro, la personalidad, se destroza la vida. La droga es realmente sinónimo de muerte y degradación de la persona.
No podemos pensar que la batalla está perdida, salvo que queramos que esté perdida. Depende de cada uno de nosotros, de cada familia, de las escuelas y universidades públicas y privadas, de nuestras instituciones y comunidades cristianas, de los responsables de la prevención, de la seguridad ciudadana y de la justicia federal y provincial.
No podemos pensar que la batalla está perdida, salvo que queramos que esté perdida. Depende de cada uno de nosotros, de cada familia, de las escuelas y universidades públicas y privadas, de nuestras instituciones y comunidades cristianas, de los responsables de la prevención, de la seguridad ciudadana y de la justicia federal y provincial.
Por otra parte, quiero dejar constancia del firme compromiso del gobernador en estos temas, que ha manifestado claramente que no está dispuesto a que haya impunidad en San Juan. Ayer (por el sábado) se supo de un operativo de la policía que encontró una cantidad mayor de droga, no unos simples cigarrillos de marihuana. Es un hecho auspicioso que seguramente se repetirá. También sé de la preocupación, el dolor y el accionar de muchos buenos ciudadanos frente a robos y asesinatos, que hieren y lastiman a todos. Es otra batalla a ganar, con el corazón lleno de esperanza y de dolor. Vale la pena ejercer plenamente nuestra condición de cristianos y de ciudadanos. Dios está de nuestro lado. Así lo expresa con fuerza la Resurrección del Señor, que estamos reviviendo y celebrando.
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