Buscar en mallinista.blogspot.com

lunes, 27 de octubre de 2008

Acerca de la Masturbación

La masturbación es la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener una sensación corporal placentera. Suele ser más frecuente en los hombres que en las mujeres.

El momento en que la mayoría de las personas conoce la masturbación es en la pubertad, ese momento de la vida en que un ser humano empieza a crecer y desarrollarse hormonalmente. Producto de la propia curiosidad o bien, a instancias de otra persona, muchas personas suelen masturbarse.

La masturbación puede generar fuertes sensaciones placenteras en el cuerpo lo que puede producir en la persona la necesidad de hacerlo una y otra vez. Mientras no son pocos los sexólogos que defienden a la masturbación, es muy factible que se convierta en un vicio que, tal como sucede con todos los demás vicios, esclaviza a la persona: si la masturbación se vuelve habitual en una persona, le producirá una considerable inmadurez afectiva y sexual.

Desde el punto de vista fisiológico, el vicio de la masturbación puede dejar secuelas como eyaculación precoz, impotencia o frigidez, entre otros. Algunos psicólogos señalan que cuando la masturbación se convierte en un hábito tiene algunos riesgos como: el riesgo de quedarse en un estadio narcisista, excesiva genitalización del sexo, utilizarlo como evasión.

Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor.

La masturbación es, muchas veces, un recurso "barato", una compensación, un "consuelo de segunda clase" por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de conseguir.

¿Es pecado la masturbación?, ¿por qué?

Algunas corrientes psicológicas afirman que la masturbación es tan solo un fenómeno normal en el autoconocimiento, crecimiento y maduración de la propia sexualidad y que no habría que hacer nada por evitarla.

Ahora bien, para tomar una postura al respecto, como cristianos deberíamos remitirnos a la fuente misma que es Dios. Dios creó el sexo y, por ende, es algo muy bueno: hay que saberlo vivir sanamente, en sintonía con Él. El placer sexual fue puesto por Dios en cada ser humano y es algo muy bueno también. El sexo que cada uno tiene es algo que hay que vivir en plenitud de acuerdo al plan de Dios.

El sexo alcanza su propósito cuando sirve para dar vida y ese dar vida no siempre va de la mano de la genitalidad; una persona puede dar vida ya sea en la vida matrimonial, como en la vida consagrada cuando es ofrendado en celibato. El sexo implica necesariamente la propia donación de la persona y en el único lugar en donde puede haber una donación sin reserva alguna es en el Matrimonio, porque es después de que la pareja se ha comprometido a amarse por sobre toda circunstancia que le toque vivir.

Nuestra Madre Iglesia nos enseña que el sexo fue creado por Dios con dos fines: uno procreativo y otro unitivo. Es procreativo en el sentido de que está hecho para engendrar vida y es unitivo porque sirve también para unir a los cónyuges.

Sucede que el Maligno se mete en medio de toda esta historia y distorsiona el noble sentido del sexo. Lo que fue creado por Dios para estar al servicio del Amor, pasa a ser un elemento de satisfacción personal; lo que fue creado para estar al servicio de la Vida, pasa a ser un elemento de placer efímero.

Yendo puntualmente a la masturbación, no hace al verdadero sentido de la sexualidad porque es un acto hecho en solitario. El placer sexual que fue creado para ser compartido con una persona del sexo opuesto en el matrimonio queda reducido a una cuestión meramente egoísta.

También hay que tener en cuenta que para llegar a la masturbación, una persona debe previamente incentivar su imaginación en el mal sentido. Y es ahí que surgen pensamientos impuros, en algunos casos afloran perversiones sexuales; muchos buscan material erótico y pornográfico para provocar su deseo de masturbarse... eso no es moralmente aceptable.

El acto de masturbarse no es un intrínsecamente bueno. Nunca. Entonces es pecado en el sentido de que es algo consentido libre y voluntariamente por la propia persona. Antes de masturbarse, la persona ya empieza a sentir deseo sexual que carece de un orden natural; al respecto, leemos en el Evangelio que Jesús dice "Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5,28).

Luchar por la castidad

Todos los seres humanos (solteros, casados, viudos, consagrados, etc.) estamos llamados a vivir la castidad. Todos estamos propensos a caer en distintos tipos de tentaciones que atentan contra la propia castidad; es por eso que se hace preciso, buscar en Dios el sostén espiritual para fortalecernos y preservar la pureza.

Para lograr vivir la castidad es imprescindible hacerse dueños y señores de la propia sexualidad. No es reprimirse, sino saber educar los propios instintos y ponerlos al servicio de la vida misma, como Dios lo pensó al momento de crearnos.

Es cierto también que nadie es perfecto y que podemos cometer un error. Es importante no dejarse aplastar por la culpa por haber caído en la masturbación; que la masturbación sea mala no significa que quien se masturba sea mala persona. Lo importante es reconocer siempre el error cometido, reconocer como se contamina la propia dignidad humana con el mal uso de la propia sexualidad.

No hay que tener vergüenza de abordar este tema abiertamente entre padres e hijos, como así también en el seno de un grupo apostólico. Todo lo concerniente a la sexualidad no debe ser un tema tabú, sino más bien hay que mirarlo de frente, ponerlo en su lugar y enfrentarlo. Eso sí, para hablar de sexualidad evitemos hacerlo de un modo grosero y denigrante: es necesario hacerlo respetuosamente, de una forma educativa, fomentando el diálogo... siempre a la LUZ DEL EVANGELIO.

Siendo concientes de la debilidad de la carne, es que hay que evitar toda situación o personas que nos puedan hacer caer en el pecado. Y si uno cae en la masturbación no debe menospreciarse a si mismo: también en el momento en que pecamos, Dios nos sigue amando y nos espera con los brazos abiertos para que nos pongamos nuevamente de pie y volvamos a su Gracia, a su Amor.

Dios es todo Misericordia. Dios nos quiere libres y hacerse cargo de la propia libertad implica también luchar contra todo aquello que nos engaña y, por ende, nos esclaviza. Ahí está la sabiduría del buen cristiano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, GRACIAS!

Anónimo dijo...

*DIOOOS! ! ! !*
Estais enfermos;la masturbacion,algo natural;la religion,una enfermedad;la iglesia,un atraco!

mallinista dijo...

Para Anónimo del 17 de mayo de 2009 18:25

Esto no se trata de escupir calificativos sin fundamentos, por favor, volá un poco más alto.

■ Por qué "estamos enfermos"?

■ Por qué la religión es "una enfermedad"?

■ por qué la Iglesia "un atraco"?

Si vas a lanzar acusaciones de este tipo, es mejor sostenerlas con sólidos fundamentos así debatimos, te parece?

Dios te bendiga.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...