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martes, 2 de diciembre de 2008

Acerca del ADVIENTO

Vamos aproximándonos al final de otro año más, en este caso es el año 2008 el que está llegando a su fin. Fin de año suele ser ocasión para reuniones, balances y despedidas en distintos círculos sociales.

En cuanto a la liturgia de Nuestra Madre Iglesia, en las semanas previas a la Navidad se da comienzo a un nuevo año litúrgico que tiene como primer momento fuerte al Adviento.

El Adviento es especial para la Iglesia Católica Apostólica Romana, ya que tiene como fin ser un tiempo para que todos vayamos preparando todo nuestro ser para poder celebrar una nueva Navidad. La palabra "Adviento" viene del latín "adventus" que quiere decir "venida".

Desde el momento mismo de la caída de Adán y Eva, Dios puso en marcha el Plan de Salvación para restaura la naturaleza humana dañada severamente por el pecado y redimirnos. Fue así que a través de varios siglos, Dios prometió el envío del Mesías y es por eso que fue preparando al pueblo israelita para que sea la comunidad en donde nacería el Redentor.

La Santísima Trinidad es en si misma un misterio para todos nosotros: es un solo Dios en Tres Personas, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Ese misterio no radica en el hecho de que es una palabra con la que Nuestra Madre Iglesia estaría tapando una supuesta falta de lógica, sino que, es que Dios es un ser Infinito cuya realidad no puede ser del todo abarcada por la mentalidad de un ser limitado como somos los humanos. Aún así, el ser humano es capaz de Dios a través de la fe.

La Navidad es la celebración del nacimiento del Dios Hijo: Dios se hace como uno de nosotros, menos en el pecado. Dios sale al encuentro de toda la humanidad, toma la condición humana y viene a traernos la Buena Nueva. Jesús es el Nuevo Adán, el Dios hecho Hombre que ha venido a salvarnos de las terribles consecuencias del pecado, venciendo la muerte y con la Resurrección, nos abre las puertas a la Vida Eterna.

Como buenos de hijos de Dios, debemos vivir adecuadamente la Navidad. No debemos tomarla como algo rutinario, como si todas las navidades fueren iguales, sino que debe ser una renovación de la relación personal con Dios, un redescubrimiento del misterio que es la llegada de Jesucristo a este mundo.

Jesús, Dios, es el mismo ayer, hoy y siempre. Que reencontrarnos con Él sea nuestra meta en esta próxima Navidad, para lo cual debemos vivir a pleno este hermoso tiempo que es el Adviento.

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