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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Resurrección de Jesús y la resurrección de Lázaro

El santoral de Nuestra Madre Iglesia nos dice que hoy, 17 de diciembre, celebramos a San Lázaro, aquel que fue resucitado por Jesús tal como nos relatan los Santos Evangelios.

Muy poco se sabe de la vida de este buen hombre: era un amigo e Jesús, vivía en Betania junto a sus hermanas Marta y María, a quienes Él solía visitar. Solo se tiene la famosa referencia de la que habla San Juan en su Evangelio (Juan, 11, 1-45) cuando Nuestro Señor se conmueve profundamente ante la muerte de su entrañable amigo. Si bien es Dios, Jesús da una muestra de su humanidad al llorar ante la muerte de su ser que amaba profundamente: Él se hizo uno de nosotros y reaccionó como lo hacemos ante algo tan misterioso como la muerte.

Según nos relata Juan, Jesús llega a Betania acompañado de sus discípulos cuando Lázaro llevaba cuatro días en su tumba. A pesar de eso, Jesús nos deja otra señal de su divinidad al demostrar su señorío sobre la vida y la muerte devolviéndole la vida a su amigo. Al ver tremenda manifestación de Dios, ahí mismo los jerarcas judíos deciden asesinar a Jesús a fin de anular su influencia sobre su pueblo.

No se sabe como siguió la vida de Lázaro. Algunos lo ubican como un obispo, otros dicen que predicó las enseñanzas de Cristo en tierras galas. Sea como fuere, debe haber sido un buen hombre como para haber tenido el privilegio de haber sido amigo personal de Nuestro Salvador.


¿Qué diferencia hay entre la resurrección de Lázaro y la Resurrección de Jesús?

Si bien en nuestro idioma utilizamos el sustantivo "resurrección" para hablar de este episodio como así también de la que tuvo Jesús al tercer día de haber muerto en la Cruz, hay una gran diferencia sustancial.

La resurrección de Lázaro fue volver a la vida de la muerte. Lázaro volvió a vivir tal como lo venía haciendo hasta antes de morir, es decir, en el mismo estado aunque muy probablemente con una mejor salud.

La Resurrección de Jesús no es una vuelta a la vida, sino más bien traspasar la muerte para llegar a una Vida Plena en Dios. Jesús venció a la muerte con su Resurrección y, desde ahí, todos podemos resucitar por sus méritos. Otra diferencia es que lázaro necesitó de la intervención de Dios para volver a la vida, mientras que Jesús, al ser Dios, resucitó por sus propios medios.

Aprovechemos para a San Lázaro para que interceda por nosotros ante Dios para que, a imitación de él, seamos también íntimos amigos de Dios y podamos gozar del privilegio de la Resurrección.

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