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jueves, 30 de enero de 2014

Francisco hace un llamado por el trabajo y contra la usura

Unas 25 mil personas en la plaza de san Pedro para escuchar la catequesis del Papa, a pesar del frío y la lluvia.

Ciudad del Vaticano, 29 de enero de 2014 (Zenit.org) Una plaza de san Pedro inundada de banderas procedentes de distintas partes del mundo, carteles con mensajes de cercanía y un coro de voces que cantaban ¡viva el Papa! han dado la bienvenida a Francisco. Montado en el jeep blanco, el Papa ha pasado más de media hora saludando a los fieles reunidos en la plaza. En esos treinta minutos, el Santo Padre se dedica a bendecir, besar y acariciar a los más pequeños, protegidos con gorros y bufandas de las bajas temperaturas.

Un momento especialmente simpático y que ha provocado la sonrisa de los que estaban cerca, ha sido cuando el papa argentino ha saludado a un loro colorido. La presencia del animal en la plaza se debe a los 350 representantes del circo de Bergantino, procedente del Triveneto que han acudido hoy a la audiencia general.

Además, en un punto del recorrido, el Santo Padre se ha bajado del jeep para charlar unos minutos con un grupo de niños a los que ha bendecido algunas fotografías que llevaban en la mano.

En la tercera de las catequesis dedicadas a los sacramentos, el Papa ha hablado hoy sobre la Confirmación. Al finalizar la catequesis, comenzó a llover, por lo que Francisco bromeó: "se ve que estos últimos miércoles, a mitad de audiencia, nos bendicen del Cielo: pero ¡ustedes son valientes, adelante!".

Duras palabras las que ha dedicados a los "usureros", y ha dirigido un pensamiento a esas familias que no tienen para comer porque deben pagar la hipoteca... "¡eso es inhumano!" Lo ha dicho tras saludar a los miembros de la Fondazioni Associate alla Consulta Nazionale Antiusura acompañados por el arzobispo de Bari, monseñor Francesco Cacucci, y ha deseado que "las instituciones puedan intensificar su compromiso contra las víctimas de la usura, dramática plaga social que hiere la dignididad inviolable de la persona humana".

El papa Francisco saludó también a las familias de los trabajadores de una empresa de Florencia, acompañados por su cardenal, el arzobispo Giuseppe Bertori. "Les expreso --dijo Francisco-- mi cercanía y deseo que se hagan todos los esfuerzos posibles por las autoridades competentes, para que el trabajo que es fuente de dignidad sea la preocupación central de todos".

A continuación, las palabras del resumen que el Santo Padre ha hecho de la catequesis en español:

Hoy nos centraremos en el Sacramento de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, forma parte un proceso único que se llama la iniciación cristiana, a través del cual somos insertados gradualmente en Cristo, muerto y resucitado y recibimos una vida nueva. El término Confirmación indica que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y concediéndonos una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.

Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu actúa con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la vida. Cuando lo recibimos en nuestro corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien reza, quien perdona, el que infunde esperanza, el que sirve a los hermanos más necesitados, el que crea comunión y siembra la paz en nuestra vida. Es él el que hace eso.

A continuación ha saludo con afecto "a los peregrinos de lengua española, venidos de España, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido".

Después de los saludos en todas las lenguas, Francisco ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El próximo viernes - ha señalado - celebramos la memoria de san Juan Bosco. Por ello "queridos jóvenes, su figura de padre y maestros os acompañe en los años de estudio y formación. Queridos enfermos, no perdáis la esperanza también en los momentos más duros del sufrimiento. Y vosotros, queridos recién casados, inspiraros en el modelo salesiano del amor preventivo en la educación integral de vuestros hijos".


Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia de este miércoles

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En esta tercera catequesis sobre los Sacramentos, nos detenemos en el de la Confirmación, que debe ser entendida en continuidad con el Bautismo, al que está vinculada de manera inseparable. Estos dos sacramentos, junto con la Eucaristía, constituyen un único acontecimiento salvífico – que se llama “la iniciación cristiana” –, en el que somos insertados en Jesucristo muerto y resucitado y nos convertimos en nuevas criaturas y miembros de la Iglesia. He aquí la razón por la que originariamente estos tres Sacramentos se celebraban en un único momento, al final del camino catecumenal, que era normalmente en la Vigilia Pascual. Así se articulaba este itinerario de formación y de inserción gradual en la comunidad cristiana que podía durar también algunos años. Se hacía paso a paso, para llegar al Bautismo, después la Confirmación y la Eucaristía.

Comúnmente se habla del sacramento de la “Confirmación”, palabra que significa “unción”. Y, de hecho, a través del aceite llamado “sagrado Crisma”, somos conformados, en la potencia del Espíritu, a Jesucristo, el cual es el único y verdadero “ungido”, el “Mesías”, el Santo de Dios. Hemos escuchado en el Evangelio como Jesús lo lee en Isaías, lo vemos más adelante. Es el ungido. Soy enviado y estoy ungido para esta misión.

El término “Confirmación” nos recuerda que este Sacramento aporta un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; lleva a cumplimiento nuestro vínculo con la Iglesia; nos da una especial fuerza del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no avergonzarnos nunca de su cruz (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1303). Y por eso es importante ocuparse de que nuestros niños y nuestros jóvenes reciban este sacramento. Todos nosotros nos ocupamos de que sean bautizados y esto es bueno, ¿eh? Pero, quizás, no le damos tanta importancia a que reciban la Confirmación. ¡Se quedan a mitad camino y no reciben el Espíritu Santo!, ¿eh? Que es tan importante para la vida cristiana, porque nos da la fuerza para seguir adelante. Pensemos un poco, ¿eh? Cada uno de nostros. ¿Verdaderamente nos preocupamos de que nuestros niños y nuestros jóvenes reciban la Confirmación? ¡Pero es importante esto, es importante! Y si vosotros en vuestra casa tenéis niños o jóvenes que todavía no la han recibido y ya tienen la edad para recibirla, haced todo lo posible para que terminen esta iniciación cristiana y que ellos reciban la fuerza del Espíritu Santo. ¡Pero es importante!

Naturalmente es importante ofrecer a los confirmandos una buena preparación, que debe estar pensada para conducirlos hacia una adhesión personal a la fe en Cristo y a despertar en ellos su sentido de pertenencia a la Iglesia.

La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de Dios, el cual cuida de nuestra vida para plasmarnos a imagen de su Hijo, para hacernos capaces de amar como Él. Él lo hace infundiendo en nosotros su Espiritu Santo, cuya acción impregna a toda la persona y toda la vida, como se refleja de los siete dones que la Tradición, a la luz de la Sagrada Escritura, ha siempre evidenciado. Estos siete dones, yo no os voy a preguntar si os acordáis de los siete dones, ¿no? Quizás todos los decís, pero no es necesario, ¿eh? Todos dirán son este y este, pero no lo hacemos. Lo digo yo en vuestro nombre ¡Eh!. ¿Y cuáles son los dones? la Sabiduría, el Intelecto, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad y el Temor de Dios. Y estos dones nos han sido dados con el Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación. A estos dones tengo la intención de dedicar las catequesis que seguirán a las de los Sacramentos.

Cuando acogemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y lo dejamos actuar, Cristo mismo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida, a través de nosotros, será Él, ¡Escuchad bien esto! A través de nosotros será el mismo Cristo quien rece, quien perdone, quien infunda esperanza y consuelo, quien sirva a los hermanos, quien se haga cercano a los necesitados y a los últimos, a crear comunión, a sembrar paz. Pero pensad que importante es esto, que por el Espíritu Santo viene el mismo Cristo para hacer todo esto en medio de nosotros y por nosotros. Por esto es importante que los niños y los jóvenes reciban este Sacramento.

Queridos hermanos y hermanas, ¡recordemos que hemos recibido la Confirmación todos nosotros! Recordémoslo antes que nada para agradecerle al Señor este don, y luego para pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos, a caminar siempre con alegría según el Espíritu Santo que nos ha sido donado. Se ve que estos últimos miércoles, a mitad audiencia, nos bendicen desde el Cielo. ¡Pero sois valientes! ¡Adelante!

(RED/IV)
(29 de enero de 2014) © Innovative Media Inc.

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