Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "La Iglesia venera a los Angeles que la ayudan en su peregrinar terrestre y protege a todo ser humano" (#352).
En la Liturgia de la Misa la Iglesia se une a los Angeles para adorar al Dios tres veces santo (con el Santo, Santo, Santo); invoca su asistencia en el Canon Romano y en la Liturgia de Difuntos ("Al Paraíso te lleven los Angeles"); celebra la memoria de ciertos Angeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles el 29 de septiembre, y la de los Angeles Custodios el 2 de octubre. (cfr. CIC #335)
La Liturgia de las Horas (Oficio Divino) y el Canon Romano presenta a un Angel al lado del Altar ofreciendo nuestras oraciones durante la Santa Misa, haciéndose eco de este pasaje del Apocalipsis:
Pero según la Tradición Cristiana, no es este el único Angel en el Santo Sacrificio de la Misa. San Juan Crisóstomo, entre otros, dice: "Cuando la Misa se celebra el Santuario está lleno de Angeles que adoran a la Víctima Divina inmolada en el Altar."
Así pues, la adoración es sólo para Dios y la veneración para la Virgen, los Angeles y los Santos. Es por ello que el Angel del Apocalipsis corrigió a San Juan cuando éste quiso adorarlo: "No, ten cuidado, soy un servidor como tú ... A Dios es a Quien debes adorar" (Ap. 22,8).
La verdadera devoción a los Angeles consiste en imitarlos con una vida centrada en buscar, aceptar y hacer la Voluntad de Dios. Los Angeles Buenos permanecieron fieles a su Creador durante la prueba: acataron la Voluntad de Dios.
La Iglesia aconseja pedir el auxilio y protección de nuestro Angel de la Guarda, sobre todo para que nos proteja de las acechanzas del Maligno.
También es bueno estimular en los niños la devoción al Angel de la Guarda desde muy pequeños, para que puedan sentir su protección y ayuda.
Juan Pablo II invita a dejarse guiar por los ángeles
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 29 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recomendó este miércoles a los creyentes dejar que su vida sea guiada por los ángeles.
El pontífice dejó su consejo al final de la audiencia general al dirigirse en particular a los jóvenes, a los enfermos, y a los recién casados presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano.
La fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel, y Rafael, que celebra la Iglesia el 29 de septiembre, y la de los ángeles custodios (2 de octubre), son oportunidades, consideró, para «pensar en la diligencia con que Dios se ocupa de cada persona humana».
«Experimentad la presencia de los ángeles junto a vosotros y dejaos guiar por ellos», recomendó por último el obispo de Roma a las 15.000 personas presentes.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 328), la existencia de los ángeles «es una verdad de fe», basada en la Escritura y en la Tradición de la Iglesia.
«Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Salmo 103, 20)», añade esta explicación del credo de la Iglesia (n. 329).
«En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles», añade.
«Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida», añade el catecismo citando a san Basilio.
ALERTA CON "ANGELES"
QUE NO SON DE DIOS
Enmarcado dentro de las prácticas del New Age, existe una corriente muy difundida de “comunicación con los ángeles”. Pretenden los que llevan a cabo esta práctica- “comunicarse” a voluntad con supuestos “ángeles”.
Como hemos visto, el nombre de “Angel” viene del griego “mensajero”, pues los Angeles - los Angeles buenos- entre otras cosas, son mensajeros de Dios. Son seres inmortales, creaturas puramente espirituales, cuya función es servir a Dios, su Creador y obedecer solamente la Voluntad Divina.
Los Angeles pueden -pero solamente si Dios así lo desea- servir de ayuda especial a los seres humanos, como vemos en algunas narraciones de la Sagrada Escritura. Tal es el caso de Tobías, que fue acompañado por el Arcángel Rafael, sin darse cuenta de quién era su compañero (Tobías 5, 12). O también pueden servir de mensajeros, como fue el Arcángel Gabriel para la Santísima Virgen María en la Anunciación (Lucas 1, 26-37) y a San José cuando le habló en sueños en dos oportunidades (Mateo 1, 18-24 y 2, 13-15).
Los demonios o ángeles caídos, igual que los Angeles de Dios, son seres puramente espirituales, que mantienen todos sus poderes, con excepción de la gracia sobrenatural, que perdieron con su caída al oponerse a Dios.
La soberbia, el orgullo, fue la causa de la caída de los ángeles que ahora son demonios. Es decir, quisieron ser como Dios, actuar independientemente de El. Liderizados por quien fuera Luzbell, ahora Lucifer, se negaron a obedecer a Dios, se rebelaron contra su Creador.
Es artículo de fe católica que la caída del hombre vino por la tentación de Satanás (Lucifer) y que éste y los demás demonios continúan tentando y persiguiendo a la humanidad. Así leemos en la primera Carta de San Pedro (5, 8) y en el Concilio Vaticano II (G.S.13). Y nos apunta el Catecismo de la Iglesia Católica (#394) que este intento es tan fuerte y tan cierto, que Satanás trató de desviar al mismo Jesucristo de Su misión (Mateo 4, 1-11).
Los demonios siguen siendo seres superiores en inteligencia y poderes a nosotros los seres humanos, con una capacidad de engaño digna de su inteligencia y astucia, superiorísimas a las nuestras. No en vano Satanás es el inventor o “padre de la mentira” (Juan 8, 44), el Engañador, que busca engañar a los seres humanos sin descansar.
Tal es el caso de esta corriente que se propagó por el mundo entero y que fomentó la “comunicación” con supuestos “angeles”. Es claro, sin embargo, que el concepto cristiano de lo que son los Angeles de Dios es muy distinto a lo que trata de estimularse con esta corriente. Estas prácticas malignas son promovidas en libros, revistas, programas de TV, y a través de cursos y conferencias, y de toda clase de representaciones “angélicas” en fotos, imágenes, estatuillas, artículos decorativos, de joyería, etc.
Aunque las formas de hacer estos contactos con supuestos “ángeles” puede variar de un sitio a otro o entre los diferentes grupos, en general, según este movimiento, los ángeles supuestamente son “esferas de luz”, “energía pura”, dispuestos a establecer contacto con los hombres a través de técnicas ocultistas claramente enmarcadas dentro del “New Age”, tales como meditaciones paganas, repetición de “mantras”, apertura de “chakras”, entre otras, para poder entrar en lo que se ha dado por denominar “rata de vibración angélica”.
Los Católicos sabemos que los Angeles de Dios no están para responder a los deseos y caprichos de los seres humanos, ni mucho menos están esperando ser contactados a través de prácticas esotéricas. También sabemos que Satanás y sus demonios sí “se disfrazan de ángeles de luz” (2a. Cor. 11, 14), y que están prestos a proponernos engaños y a complacernos en todo lo que pueda alejarnos de la Voluntad Divina.
Los Angeles de Dios no están para obedecer a los seres humanos: obedecen solamente las órdenes de su Creador y sólo a El sirven.
(fuente: www.homilia.org)
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