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sábado, 11 de abril de 2015

El papa Francisco puso la diplomacia vaticana al servicio de Cuba y EEUU

Apretón de manos entre Castro y Obama en la Cumbre de las Américas

Madrid, 11 de abril de 2015 (Zenit.org) Los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de EEUU, Barack Obama, se han saludado este viernes por la noche durante la apertura de la VII Cumbre de las Américas en Panamá. La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Bernadette Meeha, ha explicado que ha sido “una interacción informal”, sin que ambos líderes hayan mantenido una “conversación sustancial”, y ha tenido lugar antes de la inauguración de la Cumbre, a la que asisten casi todos los gobernantes de los 35 países del continente.

En este mismo marco, se espera que Raúl Castro y Barack Obama mantengan un encuentro histórico que será el primero entre los mandatarios de ambos países en más de medio siglo. Los presidentes de Cuba y EEUU anunciaron el pasado 17 de diciembre un acuerdo para iniciar el proceso de restablecimiento de las relaciones tras más de cincuenta años de enfrentamiento, que debe culminar con la reapertura de embajadas en La Habana y Washington.

Solo después de que los dos líderes, uno desde La Habana y el otro desde Washington, agradecieran la mediación del papa Francisco en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU, la secretaría de Estado del Vaticano difundió un comunicado en el que confirmaba que “en el curso de los últimos meses” el Pontífice había escrito a ambos mandatarios “invitándolos a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes”.

“El Santo Padre se complace vivamente por la histórica decisión de los Gobiernos de los Estados Unidos de América y de Cuba de establecer relaciones diplomáticas, con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia reciente”, señalaba la nota. “La Santa Sede continuará apoyando las iniciativas que las dos naciones emprenderán para acrecentar sus relaciones bilaterales y favorecer el bienestar de sus respectivos ciudadanos”, concluía el comunicado de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Castro y Obama participaron en la ceremonia de inauguración de la VII Cumbre de las Américas en la misma fila de la tribuna de mandatarios, aunque separados por los gobernantes de Ecuador, Rafael Correa, y de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén.

Este saludo no ha sido el primero, dado que ambos presidentes ya se estrecharon la mano en 2013 durante el funeral del ex presidente sudafricano Nelson Mandela.

Este miércoles, antes de viajar a Panamá para asistir a la Cumbre, Raúl Castro y Barack Obama hablaron por teléfono, al igual que hicieron el pasado 16 de diciembre antes del histórico anuncio sobre el acercamiento bilateral.


Texto del mensaje del Papa en la VII Cumbre de las Américas
Leído por el cardenal Parolí­n. Hay bienes básicos... de los que ningún ser humano deberí­a quedar excluí­do

Roma, 11 de abril de 2015 (Zenit.org) Presentamos a continuación el texto leído por el cardenal Pietro Parolín en la VII Cumbre de las América y publicado en el Facebook del nuncio apostólico en Panamá, Mons. Andrés Carrascosa.

Al Excelentisimo Señor
Juan Carlos Varela Rodríguez
Presidente de Panamá

Como anfitrión de la VII Cumbre de las Américas, deseo hacerle llegar mi saludo cordial y, a través de Usted, a todos los Jefes de Estado y de Gobierno, así como a las delegaciones participantes. Al mismo tienpo, me gustaría manifestarles mi cercanía y aliento para que el diálogo sincero logre esa mutua colaboración que suma esfuerzos y supera diferencias en el camino hacia el bien común.

Pido a Dios que, compartiendo valores comunes, lleguen a compromisos de colaboración en el ámbito nacional o regional que afronten con realismo los problemas y trasmitan esperanza. Me siento en sintonía con el tema elegido para esta Cumbre: “Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación en las Américas”.

Estoy convencido – y así lo expresé en la Exhortacion Apostolica Evangelii gaudium – de que la inequidad, la injusta distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos, porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros y que, para poder vivir dignamente, hay que luchar contra los demás (cf. 52, 54).

El bienestar así logrado es injusto en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas. Hay “bienes básicos”, como la tierra, el trabajo y la casa, y “servicios públicos”, como la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente ..., de los que ningún ser humano debería quedar excluído.

Este deseo – que todos compartimos -, desgraciadamente aún esta lejos de la realidad. Todavía hoy siguen habiendo injustas desigualdades, que ofenden a la dignidad de las personas.

El gran reto de nuestro mundo es la globalización de la solidaridad y la fraternidad en lugar de la globalización de la discriminación y la indiferencia y, mientras no se logre una distribución equitativa de la riqueza, no se resolverán los males de nuestra sociedad (cf. Evangelii gaudium 202).

No podemos negar que muchos países han experimentado un fuerte desarrollo económico en los últimos años, pero no es menos cierto que otros siguen postrados en la pobreza. Además, en las economías emergentes, gran parte de la población no se ha beneficiado del progreso económico general, sino que frecuentemente se ha abierto una brecha mayor entre ricos y pobres. La teoria del “goteo” o “derrame” (cf. Evangelii gaudium 54) se ha revelado falaz: no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos. Son necesarias acciones directas en pro de los más desfavorecidos, cuya atención, como la de los más pequeños en el seno de una familia, debería ser prioritaria para los gobernantes. La Iglesia siempre ha defendido la “promoción de las personas concretas” (“Centesimus annus, 46), atendiendo sus necesidades y ofreciéndoles posibilidades de desarrollo.

Me gustaría también llamar su atención sobre el problema de la inmigración. La inmensa disparidad de oportunidades entre unos países y otros hace que muchas personas se vean obligadas a abandonar su tierra y su familia, convirtiéndose en fácil presa del tráfico de personas y del trabajo esclavo, sin derechos, ni acceso a la justicia ... En ocasiones, la falta de cooperación entre los Estados deja a muchas personas fuera de la legalidad y sin posibilidad de hacer valer sus derechos, obligándoles a situarse entre los que se aprovechan de los demás o a resignarse a ser victima de los abusos.

Son situaciones en las que no basta salvaguardar la ley para defender los derechos básicos de la persona, en las que la norma, sin piedad y misericordia, no responde a la justicia.

A veces, incluso dentro de cada país, se dan diferencias escandalosas y ofensivas, especialmente en las poblaciones indígenas, en las zonas rurales o en los suburbios de las grandes ciudades. Sin una auténtica defensa de estas personas contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia, el Estado de derecho perdería su legitimidad.

Señor Presidente, los esfuerzos por tender puentes, canales de comunicación, tejer relaciones, buscar el entendimiento nunca son vanos. La situación geográfica de Panamá, en el centro del continente Americano, que la convierte en un punto de encuentro del norte y el sur, de los Océanos Pacifico y Atlántico, es seguramente una llamada, pro mundi beneficio, a generar un nuevo orden de paz y de justicia y a promover la solidaridad y la colaboración respetando la justa autonomía de cada nación.

Con el deseo de que la Iglesia sea también instrumento de paz y reconciliacion entre los pueblos, reciba mi mas atento y cordial saludo.

Vaticano, 10 de abril de 2015
Francisco

(11 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.

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