María de Magdala es un personaje altamente significativo en la vida de Jesús. Tanto si se sigue la tradición cristiana canónica como si se acude a los apócrifos María Magdalena aparece en momentos importantes de la existencia, de la muerte y de la resurrección del Salvador y, sea por esas referencias o tal vez porque la cercanía con Jesús ha dado origen a teorías noveladas, su figura se ha multiplicado y se ha ido convirtiendo en personaje de gran complejidad.
La tradición cristiana recoge la leyenda de que, tras la muerte de Jesús, Magdalena acompaña a la Virgen hasta Éfeso, donde morirían ambas. Según esa misma versión, sus reliquias se llevaron a Constantinopla donde se veneran todavía. Otra tradición, sin embargo, relata que acompañó a su hermano Lázaro y otros discípulos en un viaje por mar que les llevó a las costas de Francia, donde predicó, para retirarse finalmente a hacer penitencia en una cueva.
La Leyenda Dorada
Independientemente de las etimologías que utiliza Santiago de Vorágine, para explicar los nombres de los santos cuya vida describe, sus historias -muchas tomadas de fuentes canónicas y otras del legendario- son siempre interesantes. Dos en particular se refieren a Santa María Magdalena.
La una, cuenta la historia de un gobernador cuya esposa, despreocupada y rica, deseaba tener hijos. María Magdalena, que se hallaba predicando, se aparece en sueños a la esposa y le recrimina que no ayude a los cristianos. Ella no hace caso de la visión, pero al cabo de unas noches la santa se aparece de nuevo a ambos esposos para gritarles que no han hecho caso a su petición. El gobernador decide comprobar por sí mismo si todo lo que predica Magdalena es cierto y se lo pregunta a ella. La contestación es tan categórica que el gobernador promete viajar a Roma a comprobar que la de Magdala predica lo mismo que su maestro San Pedro y en caso de que así fuera abrazar la fe cristiana. María Magdalena, a cambio, les promete el hijo deseado. Al quedar embarazada la esposa, el gobernador recuerda su promesa y quiere emprender el viaje no sin antes pedirle a su mujer que no le acompañe por el peligro de perder el hijo en la travesía. Finalmente embarcan ambos y tras una tormenta espantosa ella muere al dar a luz. Dejan los cadáveres envueltos en una capa en una pequeña isla y continúan su periplo. En Roma, el gobernador se entrevista con San Pedro quien no sólo le confirma lo que María predicaba sino que le predice que recuperará a su hijo y a su mujer en el viaje de vuelta. En efecto, al regreso vuelven a pasar por la isla y allí están el niño y la esposa a salvo. ésta le confiesa que en realidad ha hecho el viaje con él a Roma:
He estado en todos los lugares en que has estado tú. Tú fuiste a Jerusalén acompañando a San Pedro; él te mostró los sitios en que Cristo padeció y murió y el monte desde el que se remontó hasta el cielo.
La segunda leyenda se refiere al traslado de los restos de María desde Aix a Vezelay, lugar en el que hay dedicada una iglesia a la santa. El duque de Borgoña, tras haber finalizado la construcción del monasterio de Vezelay encarga a unos monjes que trasladen alguna reliquia de Magdalena a la nueva iglesia pero cuando van a por ella en Aix hallan todo destruido y arrasados los templos. Excavan en el lugar donde debía estar la iglesia y hallan por fin los restos que trasladan en un carro. Antes de llegar al lugar donde reposarán se hacen tan pesados que no se pueden mover. Todos los monjes deben salir en procesión hasta donde se han parado los bueyes para que las reliquias recuperen su peso y puedan ser trasladadas a la iglesia.
(fuente: www.funjdiaz.net)
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