Dijo Jesús en aquel tiempo, a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos; al primero dijo: Hijo, anda hoy a trabajar en la viña. Y él contestó: Sí, señor; pero no fue. Refiriéndose al segundo, le dijo lo mismo. Y él contestó: No tengo ganas; pero luego, se arrepintió y fue. ¿Quién de los dos ha cumplido la voluntad del padre?”. Dicen: "Él último."
Y Jesús les dijo: "En verdad os digo: Los publicanos y las prostitutas van adelante en el reino de Dios. Ha venido Juan en la vía de la justicia y no le habéis creído; en cambio los publicanos y las prostitutas le han creído. Vosotros, al revés, incluso habiendo visto estas cosas, no os habéis arrepentido tampoco para creerle."
Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús nos dice: "Un hombre tenía dos hijos; al primero dijo: Hijo, anda hoy a trabajar en la viña. Y él contestó: Sí, señor; pero no fue. Refiriéndose al segundo, le dijo lo mismo. Y él contestó: No tengo ganas; pero luego, se arrepintió y fue. ¿Quién de los dos ha cumplido la voluntad del padre?”. Dicen: "Él último."
Y Jesús les dijo: "En verdad os digo: Los publicanos y las prostitutas van adelante en el reino de Dios.
Ha venido Juan en la vía de la justicia y no le habéis creído; en cambio los publicanos y las prostitutas le han creído. Vosotros, al revés, incluso habiendo visto estas cosas, no os habéis arrepentido tampoco para creerle."
Según esto, "vosotros decís: ¿No es justo el modo de actuar de Dios". No es justa mi conducta o más bien ¿no será que la vuestra no es justa?
Si el justo se aleja de la justicia y comete el mal y a causa de éste muere, él muere por el mal que ha cometido.
Y si el malvado se convierte de su maldad que ha cometido y lo que cumple es justo, él vivirá. Ha meditado, se ha alejado de todas las culpas cometidas: él vivirá y no morirá."
Por esto, nosotros cristianos, tenemos que estar despiertos en actuar frente a lo que Dios nos ofrece por nuestra salvación. Porque Jesús se da a quién lo busca de todo corazón, pero con un corazón sincero y abierto a su llamada.
Pidamos a Dios de conocer sus caminos, que nos enseñe sus senderos: “Señor, condúceme en tu fidelidad e instrúyeme, porque eres tú el Dios de mi salvación; recuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor, que es desde siempre.
Los pecados y mis rebeliones, no los recuerdes: recuérdate de mí en tu misericordia, por tu bondad, Señor.
Pero no hagmos nada por rivalidad o vanagloria, pero cada uno de nosotros, con toda humildad, considere a los otros superiores a uno mismo. Cada uno no busque el interés propio, sino el de los otros.
Tengamos los mismos sentimientos de Cristo Jesús: él, incluso siendo de condición divina, no consideró un privilegio el ser Dios, sino que se vació a sí mismo asumiendo una condición de sirvo, haciéndose similar a los hombres.
Haciéndose hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz.
Jesús no nos pide cosas imposibles sino lo que es posible para nuestra salvación y la salvación de los otros. Nos pide de estar listos para hacer su voluntad, más allá de nuestros pecados, porque bueno y piadoso es el Señor y nos espera con los brazos abiertos clavados en la cruz; por esto, nuestros pecados son perdonados, porque nos ama con amor eterno. Él quiere nuestra sinceridad de corazón y nuestra conversión, cumpliendo su voluntad.
Sólo reconociéndonos pecadores y necesitados de Dios podremos dejar que su gracia sea fecunda en nosotros y nos transforme.
(fuente: http://mensajes-de-dios.blogspot.com/)
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