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lunes, 22 de septiembre de 2008

Ir a Misa solamente "cuando lo siento", ¿es bueno?

En el seno de comunidades religiosas, colegios católicos y movimientos juveniles, suele plantearse la controversia sobre la conveniencia o no de insistir a los jóvenes para participar de la Misa.

No son pocos los que se muestran partidarios de "no obligar" a los chicos y chicas a asistir a una Eucaristía aduciendo que sería contraproducente ya que, si se le pide insistentemente a un niño o adolescente que vaya a Misa, puede producirle un sentimiento de rechazo.

Hay docentes de colegios católicos que se quejan de que sus alumnos no valoran la Misa porque "son obligados" a ir por sus propios directivos y es por eso que proponen que la asistencia a esa ceremonia sea optativa... como si sería mejor que el/la alumno/a vaya únicamente a Misa "cuando lo sienta".

Alguna vez nos obligaron a ir a la escuela

Sería bueno hacer el planteo desde otro punto de vista.
Cualquiera de nosotros, cuando hemos sido niños, hemos sido llevados por nuestros padres a la escuela. Nunca nos preguntaron si uno quería realmente ir y, más de algún día, habremos tenido que asistir a clase contra la propia voluntad. Los padres mandan a sus hijos a la escuela sin preguntarles previamente si desean ir o no, porque ellos están convencidos de los grandes beneficios en la educación que trae el asistir a un establecimiento educativo.

Pero, en la mayoría de los casos, cuando ya somos un poco más grandes, sabemos valorar el hecho de haber ido a una escuela: nos abre las puertas para desenvolvernos en el ámbito laboral, nos abre las puertas a una universidad, nos da una cultura general muy valiosa, hemos podido formar el carácter y, no mucho menos importante, hemos podido encontrar grandes amigos.

Ahora bien, traslademos este razonamiento al tema que estamos tratando.

Como padres, como profesores, como animadores de grupos juveniles, COMO EDUCADORES, es necesario estar convencidos de lo bueno que es participar de una Misa. Uno participa del sacrificio eucarístico que el mismo Jesucristo hizo y hace por todos y cada uno de nosotros; es más en la Última Cena, antes de morir en la Cruz, Él nos dejó el mandato "Hagan ésto en memoria mía".

Tal vez nuestros chicos no están convencidos de lo conveniente de ir a Misa, pero lo mismo no debemos dejar de persuadirlos educándolos, formándolos, informándolos para que vayan aprendiendo a valorar esa actualización del sacrificio eucarístico que es la Misa. Es muy importante como educadores enamorar a nuestros chicos de la Misa para que, más que una obligación se les convierta en una necesidad espiritual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mario, comparto lo de obligar a los niños asistir a misa, es mas con los jovenes hay que enseñarles a rumear la palabra de Dios para que de esa forma ellos tenga la necesidad deescuchar la palabra de Dios no es un trabajo facil pero es posible

mallinista dijo...

Hola

Más que obligar, me parece que como educadores hay que poner un mayor énfasis en persuadir a nuestros chicos sobre la capital importancia que tiene participar en Misa.

No estoy de acuerdo con eso de "que vayan cuando tengan ganas".

Una Misa no es un mero evento social: es participar del Sacrificio Eucarístico que el Señor hizo por nosotros.

Gracias por tu comentario.

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