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miércoles, 5 de marzo de 2008

La respuesta apostólica al reto de las sectas

1. Actitud positiva: son los santos quienes ponen los remedios adecuados y eficaces. Algunas actitudes no son cristianas, a veces ni humanas, aunque las tengamos los hombres:

a) actitud pasiva, de quien se inhibe por ignorancia, temor o indiferencia;
b) actitud activista, actúan como si la solución dependiera sólo y totalmente de su actividad, y se sienten muy capaces de hacerlo todo sin caridad e incluso sin fe, al modo de un burócrata que, en el mejor de los casos, no tiene sino 'la técnica pastoral';
c) actitud despreciativa, porque son muchas, raras, con pocos miembros, etc.
d) actitud agresiva, reacción violenta, descontrolada y totalmente descalificadora, como si no hubiera nada positivo en las sectas, cuando lo hay. Realmente, de muy poco o de nada sirve esta actitud. Como diría Taciano (s. II d. C.). La mano ha de estar abierta, dispuesta a dar y recibir, así como a sacar del pozo oscuro e insalubre a quien ha caído en él.

La única actitud válida para un cristiano es:
a) Actitud positiva, pues omnia -también las sectas- in bonum, pero diligentibus Deum, 'para los que aman Dios todo es para bien' (Rom 8, 28), e 'incluso es conveniente que haya herejías' (1Cor 11, 19); por su actitud de reto que nos obliga a profundizar en el conocimiento de determinados puntos doctrinales, a ser más apostólicos, proselitistas y con más vida interior. Además, para algunos, las sectas, como las religiones no cristianas, pueden tener eficacia salvífica, aunque el que se salva; se salva, en y por Jesucristo, en su Cuerpo Místico, la Iglesia.

La adivinación y la magia. Nos referimos a ellas por su actualidad, con la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica (2115-2117): 'Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto.

Por eso, todas las formas de 'adivinación' deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone 'desvelan' el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a 'mediums' encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos y están en contradicción con el honor y el respeto que debemos solamente a Dios'.

'Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo'.

b) La actitud activa, aunque no 'activista', propia de quien trata de poner los remedios que están a su alcance. A continuación, se enumeran los principales:
2. Examen de conciencia: no podemos ver a enemigos en los adeptos de las sectas, sino a redimidos por Cristo, a hijos de Dios, generalmente hijos pródigos de la Iglesia Madre. No debemos adoptar la postura del hermano mayor del hijo pródigo en la parábola evangelica (Lc 15, 25-32).

3. Maduración del sentido crítico: es preciso acostumbrarse y enseñar a leer, a pensar, a ver TV, a dialogar con los miembros de las sectas, etc., 'críticamente', si no queremos ser manipulados.

Un buen punto de referencia para el trato con los adeptos de las sectas es la aplicación de la doctrina del 'Catecismo de la Iglesia Católica' a cada caso o cuestión planteada por ellos.

4. Oportunidad de evangelización: así considera Juan Pablo II 'la presencia de las llamadas 'sectas', en cuanto son motivo para hacer un profundo examen e invitación a la nueva evangelización... para ahondar en la fe y en la vida cristiana' (Alocución a los obispos mexicanos, 12.V.1990, n 6). Resulta oportuna la pregunta: ¿Que estoy haciendo para responder a este reto y convertirlo en ocasión de evangelizar?, porque hay mucho sectario particular, pues, quien más y quien menos tiene sus propias teorías acatólicas perteneciendo a la Iglesia.

5. Adecuada información: acerca de los errores más de moda para no dejarse engañar ni sorprender.

6. Formación esmerada: en la doctrina bíblica, dogmática, litúrgica, etc.: Catecismo de la Iglesia Católica, sobre todo en las cuestiones negadas o deformadas por las sectas existentes en la propia ciudad o región. Prestigiar la Biblia, que es inteligible por todos: Jesucristo hablaba para todos, generalmente para gente sin formación especial; y otro tanto los profetas.

7. Vibración interior: el afán sincero de santidad, de vida interior, ser personas de oración, con experiencia de lo divino, pues, justifican su abandono de la Iglesia diciendo que en ella (homilías, reuniones de grupo, etc.) o no se habla de Dios o se habla cerebralmente: como de un objeto de reflexión y estudio a través de los Evangelios, etc., no en actitud de escucha ni de trato íntimo, algo que sí han encontrado en su secta. Hoy, evidentemente, mueve el testimonio. Es necesario el testimonio de la propia intimidad con Dios: la actitud de contemplativos en medio del mundo.

8. Dinamismo apostólico: el afán de almas se ve y, si es honrado -para Jesucristo-, convence. Sin olvidar que el apostolado básico es la coherencia de la vida entera con la fe. 'Se es misionero o apóstol más por lo que se es... que por lo que se dice o se hace' (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 23). 'El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros, en la experiencia que en la doctrina, en la vida y en los hechos que en las teorías' (Ibidem, 42).

9. Acudir a la Virgen: encomendar a María a quien tratemos. Es la gran olvidada o marginada por las sectas, e incluso denigrada y atacada por la mayoría. Si alguna secta peca por exceso y llega a divinizarla (Iglesia Cristiana Palmariana), la casi totalidad de las sectas, incluso las de origen cristiano, niega que sea Madre de Dios, Virgen, Intercesora, etc. Pero nadie quiere mas que Ella a su Hijo, Jesucristo, y a los seguidores de su Hijo, los cristianos. Los testigos de Jehová sienten como alergia hacia Ella.

10. La devoción eucarística: Juan Pablo II preguntó a un grupo de obispos del Perú: '¿Cuál es el problema mas grave e importante de la Iglesia en Perú?' Los obispos contestaron: 'las sectas'. Pero el Papa puso en primer lugar la ausencia de la Sagrada Eucaristía en tantas localidades por falta de sacerdotes y de vocaciones.

El poder del adversario radica tanto o más en el grado de mi debilidad que en el de su fortaleza. Los agentes externos: el laicismo, las sectas, la TV, etc., ciertamente tienen su influjo y su parte responsabilidad, pero es señal debilidad culpar del error sólo al ambiente.

Agradecemos la colaboración de Yeyi Cabrera (http://movimientomallinistamisiones.blogspot.com/)

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