
Ayúdalo a imitar tu gran fe, tu castidad perfecta, tu entrega total al servicio de Dios sin mirar las consecuencias, tu humildad, tu trabajo constante, tu pobreza, tu obediencia, todas tus virtudes y tu SI heroico.
Ayúdalo a imitarte a ti y a tu Hijo Jesús en todo. Ayúdalo a ser un buen sacerdote para los ojos de Dios, ayúdalo en su soledad y en sus momentos de tentación. Acompáñalo en todos los momentos difíciles de su vida y en sus momentos de alegría también.
Defiéndelo de todos los que quieren hacerle algún daño físico o moral, como defendiste a Nuestro Señor Jesucristo, hasta que llegue al Reino de los cielos a gozar contigo para siempre de la presencia de Dios nuestro Padre.
Amén!
(fuente: www.oracionescatolicas.net)
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