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sábado, 19 de septiembre de 2015

8 preguntas que muchos no católicos (y católicos) se hacen sobre la Misa

La primera vez que uno participa en Misa puede ser muy confusa, si no sabe el por qué de cada cosa.

Los no católicos pueden sentirse muy confundidos y tener muchas preguntas

Ya se trate de los no católicos que asisten a una misa con su pareja católica, o de gente que pide información acerca de la fe; si no se han criado yendo a Misa, su primera vez en ella (y la segunda y la tercera…) pueden ser bastante confusas, haciendo que las personas se sientan como si estuvieran desubicadas. He aquí algunas de las preguntas más comunes que los que son nuevos en Misa se hacen, con sus respuestas.


1. ¿De qué se trata todo eso de sentarse, levantarse y arrodillarse?

Lo llamamos “Aeróbicos Católicos.” Así es como nos mantenemos en forma. ¡Es una broma! Cada postura durante la Misa tiene su función y significado.

Cuando nos sentamos, nos dedicamos a la escucha activa, dando toda nuestra atención a las lecturas, la homilía y algunas de las oraciones.

Nos levantamos por un par de razones: para escuchar el Evangelio (estamos sentados durante otras lecturas de la Biblia) y reconocer que estamos en la presencia de Cristo, ya que el Evangelio es la Palabra de Dios que nos habla en el presente. Escuchamos acerca de la vida de Jesús y lo que Él dijo, permaneciendo así de pie en honor y respeto a Él.

A veces, estar de pie juntos demuestra nuestra unidad en la oración como Cuerpo de Cristo (como cuando rezamos el Credo o las peticiones generales), y también estamos juntos de pie preparándonos para recibir el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía (ver # 4).

Arrodillarse es una postura penitencial y reverencial. Reconocemos nuestra naturaleza pecadora y nuestra necesidad de la sanación de Dios, por lo que nos arrodillamos ante la presencia Real de Cristo en la Eucaristía (la mayoría debe hacerlo durante la consagración mientras las oraciones de consagración Eucarística son realizadas por el Sacerdote) pidiendo por esa sanación.


2. ¿Qué es ese movimiento serpenteante que hacen frente a sus rostros antes de leer el Evangelio?

Este es uno de mis favoritos, porque incluso muchos católicos no saben la respuesta. Antes de leer el Evangelio, cuando la comunidad se encuentra de pie y lista para escuchar, nos hacemos la señal de la cruz (por lo general con un pulgar o haciendo la cruz con el pulgar e índice) en la frente, los labios y el corazón que significa que estamos diciéndole a Dios que mantendremos siempre el Evangelio en nuestras mentes, en nuestros labios y en nuestros corazones.

Si mantenemos el Evangelio en estos tres lugares, todos nuestros pensamientos, palabras y deseos estarán alineados con Jesús. Es un recordatorio físico para nosotros de que necesitamos no sólo escuchar el Evangelio, sino vivirlo cada día de nuestras vidas. Muchos, pero muchos católicos no saben esto, y solo hacen un garabato loco en su cabeza y torso.


3. ¿Cómo es qué todo el mundo parece saber lo que está pasando y lo que pasará después?

Esta es una de las mejores cosas de la misa católica. La forma en que lo hacemos en un lugar, es de la misma manera que lo hacen en todas partes del mundo. Y la forma en que lo hacemos hoy es más o menos la misma forma en que se ha hecho desde el primer siglo. Eso es mucho tiempo para llegar a conocer cómo hacer algo.

Desde las oraciones que decimos hasta las lecturas bíblicas que se leen, las posturas y respuestas con las que participamos en ella, está todo planeado y es uniforme en todos los idiomas. Esto es impresionante, ya que, si estás familiarizado con ello, sólo puede sumergirse en la celebración, dejar de lado todo lo que estaba pesando en su camino y dejar que el ritual suceda. Hay fluidez, belleza y consuelo para el cansancio y las preocupaciones en esta hermosa rutina.

Construido dentro de esta rutina se encuentra un ciclo de lecturas bíblicas que cambian semanalmente (pero sabemos lo que viene), canciones y oraciones de petición (las intenciones) que cambian semanalmente, y una homilía que debe cambiar de acuerdo con el Evangelio. Así, nunca es exactamente lo mismo, pero siempre dentro del mismo formato. Se hace más fácil a medida que avanza. Además, la mayoría de las parroquias tienen un misal en las bancas, con el cual usted puede seguir todo el orden de la misa. Muchas parroquias utilizan misales completos, conocidos como “El Pan de la Palabra” o “Pan diario”.

Una de las cosas más hermosas de todo esto es que si estás de viaje, puedes acudir a misa aunque sea en otro idioma, y aunque no entiendas las palabras exactas, siempre sentirás que estás en un ambiente y una celebración que te es familiar.


4. ¿Qué es esa oblea que todos ustedes reciben, y puedo recibir una también?

La fuente y cumbre de todo lo que hacemos como católicos es la Eucaristía, también conocida como la Sagrada Comunión. Jesús dijo en el Evangelio “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo” (Juan 6,51). Los católicos entendemos esto literalmente. En la Última Cena, Jesús tomó el pan y el vino, los bendijo y dijo: “Esto es mi cuerpo”, “Esta es mi sangre” y “Haced esto en memoria mía.” (Lucas 22). Tomamos esto del Evangelio de Lucas literalmente, también.

Lo que celebramos en la Misa es el sacrificio de Jesús por nosotros en la Cruz. Él hizo ese sacrificio una vez por todos, pero también nos dijo que tenemos que participar en él. Nuestra celebración de este sacrificio no es uno nuevo, sino que trae al presente este único Sacrificio. La hostia y el vino son transformados en presencia real y verdadera de Jesús, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. No es un símbolo para nosotros, es una realidad. Y así, pedimos que sólo aquellos que están unidos con nosotros en esa creencia a través de la Iglesia Católica participen en la recepción de la Comunión.


5. ¿Por qué los católicos comienzan sus oraciones con la señal de la Cruz?

Esta práctica tiende a ser particularmente incómoda y difícil para los protestantes que se unen con los católicos para adorar (o se unen a la Iglesia Católica). Como católicos, hay un par de razones por que comenzamos toda oración con “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, mientras hacemos la señal de la cruz en nuestro cuerpo.

En primer lugar, hacemos un llamado a todo el ser de Dios, la Santísima Trinidad. Estp nos recuerda que cuando oramos, incluso si nos enfocamos en uno de los miembros de la Santísima Trinidad (como cuando oramos específicamente a Dios Padre, a Jesús o al Espíritu Santo), siempre estamos comprometiendo a un Dios trinitario. Los tres están siempre presentes, los tres forman el único Dios.

La otra parte de este acto de hacer el signo de la cruz sobre nosotros mismos, como un recordatorio de que mientras nos dirigimos a la Santísima Trinidad en nuestra oración, nos acercamos a Dios con humildad; comprendiendo que sólo somos salvados por el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la Cruz. Toda nuestra relación con Dios comienza y termina con este acto desinteresado de Jesús y estamos llamados a imitar ese amor que Él tiene para nosotros, al hacer sacrificios por los demás. Nos comunicamos con Dios con la esperanza de llegar a ser un poco más como Cristo, lo que significa que tenemos que ser lo más entregados y sacrificados que podamos, así como lo hizo Jesús.


6. ¿Por qué todo el mundo sumerge sus dedos en el agua cuando entran en la Iglesia?

El agua, ya sea en la fuente bautismal o las pequeñas fuentes fijadas a las paredes de la entrada de la Iglesia, es agua bendita. Cuando entramos en la Iglesia, nos mojamos los dedos en el agua y hacemos la señal de la cruz en nosotros mismos para recordar nuestro Bautismo, ya que a través de éste hicimos nuestra entrada a la Iglesia (como cristianos), recibimos nuestra identidad como hijos adoptivos de Dios y la primera llamada hecha por Dios a vivir de otra manera.

Entramos en el templo con esta señal para recordarnos que somos hijos de Dios y estamos en Su casa, compartiendo con otros hijos de Dios (nuestros hermanos) la comida más especial que Él puede darnos, la Eucaristía. Nosotros decimos que la Iglesia es el “cuerpo de Cristo”, y esta agua nos recuerda que nuestra familia parroquial y nuestra familia de todos los creyentes en el mundo, componen ese cuerpo. Nos pertenecemos los unos a los otros, somos responsables de los demás, estamos llamados a compartir nuestra fe y nuestra vida con los hermanos. Y todos estamos unidos y nos han perdonado el pecado original a través de este único Bautismo.


7. ¿Por qué todo el mundo al entrar al templo se arrodilla antes de ir sentarse en las bancas?

Esta es otra de esas cosas que una gran cantidad de católicos no saben, así que me encanta compartirla. Cuando entramos en la Iglesia, después de recordar lo que somos en el Bautismo, nos acordamos de lo que nos lleva allí: la presencia de Jesús en la Eucaristía. Hay un receptáculo en la Iglesia que debe estar en un lugar muy destacado y que se llama Sagrario o Tabernáculo. Es donde guardamos a Jesús Eucaristía presente en las hostias que fueron consagradas en una Misa anterior (pan transformado en la Verdadera Presencia de Cristo). Las guardamos allí para emergencias y para ser llevadas por un sacerdote al salir a visitar a enfermos, ancianos y hospitales.

Ya que creemos que Jesús está realmente presente en la Eucaristía, nos arrodillamos en una rodilla en la dirección del Tabernáculo, un gesto llamado “genuflexión”. Al igual que en tiempos muy antiguos, hacemos una genuflexión como un reconocimiento de que nuestro Rey Jesucristo está ahí realmente. Nuestra respuesta a su presencia es por respeto, honor y homenaje.


8. ¿Por qué las iglesias católicas tienen siempre una cruz con el cuerpo de Jesús en ella?

Llamamos a la cruz con el cuerpo de Jesús en ella, un crucifijo. Para los católicos, nuestro aprecio por la Cruz no es por la Cruz en sí misma, si no por lo que Jesús hizo por nosotros en esa Cruz. Por supuesto, Jesús fue resucitado, Él no sigue muerto en la cruz, pero es importante para nosotros entrar en la experiencia de la crucifixión. No fue estéril y no puede ser estéril en nuestra memoria. Jesús; 100% Dios, 100% hombre, realmente sufrió y murió en la cruz. Creemos que esta acción (junto con la resurrección) nos ofrece la salvación.

También creemos que debido a que el sufrimiento de Jesús tuvo un sentido, nuestro sufrimiento también lo tiene. Cuando nos fijamos en el crucifijo, se nos recuerda que Dios conoce nuestro sufrimiento. También nos recuerda que, al igual que Jesús no estuvo solo en su sufrimiento, nosotros tampoco lo estamos. Y por último, al igual que el sufrimiento de Jesús no fue el final de su historia; tampoco lo es de la nuestra. Dios nunca deja sin respuesta este sufrimiento; y el crucifijo es nuestra bandera para la conquista definitiva de Dios sobre el pecado y la muerte a través de Su propio sufrimiento.

escrito por Jen Schlameuss-Perry
para catholic365.com.
artículo originalmente publicado en español por pildorasdefe.net

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