En su audiencia de este miércoles, primera de septiembre, el Papa Francisco ahondó en Papa la familia como transmisora de la fe y su modo de vivir esta responsabilidad.
“Abrimos la mirada sobre el modo en que ella vive la familia la responsabilidad de comunicar la fe, de transmitir la fe, sea en su interior como al exterior”, comenzó el Papa Francisco afirmando que “cuando Jesús afirma la primacía de la fe en Dios, no encuentra una comparación más significativa que los afectos familiares”.
Para el Papa Francisco estos vínculos familiares deben ir “más allá de sí mismos” y crear “una paternidad y una maternidad más amplias y para acoger como hermanos y hermanas también aquellos que están al margen de cada ligamen”.
“La sabiduría de los afectos, que no se compran y no se venden, es la mejor dote del genio familiar”, añadió el Papa y recordó que en familia “aprendemos a crecer en aquella atmósfera de la sabiduría de los afectos. Su “gramática” se aprende allí, de otra manera es muy difícil aprenderla. Y es especialmente éste lenguaje a través del cual, Dios se da a entender a todos”.
Papa Francisco, en su intervención añadió: “Una sola sonrisa milagrosamente arrancada a la desesperación de un niño abandonado, que recomienza a vivir, nos explica el actuar de Dios en el mundo más que mil tratados teológicos. Un solo hombre o una sola mujer, capaces de arriesgar y de sacrificarse por un hijo de otros, y no solo por el propio, nos explican cosas del amor que muchos científicos no comprenden más”.
“Estos gestos del corazón que nos hablan más fuerte que las palabras, el gesto del amor, esto hace pensar”, afimó el Papa, que mostró como “si volvemos a dar protagonismo – a partir de la Iglesia – a la familia que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, nos transformaremos como el vino bueno de las bodas de Caná, ¡fermentaremos como la levadura de Dios!”.
Para el obispo de Roma, las ciudades se han transformado en desertificadas por falta de amor, por falta de sonrisas. y el mejor antídoto es la sonrisa de una familia.
“El proyecto de Babel edifica rascacielos sin vida. El Espíritu de Dios, en cambio, hace florecer los desiertos (cfr Is 32, 15)”, añadió Papa Francisco: “Debemos salir de las torres y de las bóvedas blindadas de las élites, para frecuentar de nuevo las casas y los espacios abiertos a las multitudes, abiertas al amor de la familia”.
“El Espíritu traerá el alegre desorden en las familias cristianas y la ciudad del hombre saldrá de la depresión”, finalizó su intervención el Papa Francisco.
(fuente: aleteia.org)
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